¿Realmente es peligrosa el agua de Guacarí?

¿Realmente es peligrosa el agua de Guacarí? 

A través de una turbia campaña se afirma que el líquido suministrado en el municipio es nocivo. Acuavalle contraataca. Presentará denuncias contra los "difamadores"

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mayo 30, 2023
¿Realmente es peligrosa el agua de Guacarí? 

Oís, que el agua de Guacarí va cargada de azufre, con color turbio y sabor a químico, que entraña peligro, que dizque más de uno ha ido a parar a urgencias luego de tomar unos sorbos. Que es agua mala, intermitente y, para completar, la más cara del país. Que hasta gente ha muerto por culpa del acueducto que surte al municipio. Bastaría con que al menos una de las anteriores afirmaciones –que se repiten a diestra y siniestra– fuera cierta para estar ante un verdadero escándalo. Sería un lío del tamaño de la Basílica del Señor de los Milagros de Buga. Pero qué va. 

El cuentico empezó a ser regado la primera semana de abril, aprovechando que el 6 de ese mes sí ocurrió una novedad con el agua. Hubo una contingencia a raíz de las fuertes lluvias que se presentaron en Guacarí, en particular en la zona de alta motaña donde nace y empieza a correr el río Guabas que, bendito dios, abastece al acueducto municipal. Para entender lo ocurrido hay que remontarse 3.700 metros sobre el nivel del mar, hasta el sector de Puente Rojo, donde está la bocatoma comunitaria. A partir de allí el agua cruda captada recorre una tubería de 7 kms hasta la planta de tratamiento donde es convertida en agua potable.  

Pero el lío es que las crecientes en el cauce del río hacen que sus aguas tengan mayor cantidad de palizadas, cascotes, rocas y material de arrastre. Y eso ocasiona un doble problema: por un lado, se taponan los desarenaderos y rejillas, y, por otra parte, el agua se satura de partículas finas (arcilla, limos) a nivel tal que no es apta para ser tratada.  

Por todo eso, Acuavalle tuvo que hacer varias maniobras ante la contingencia. Suspendió el servicio por unas horas pues el agua disponible no era idónea para ser tratada y desplegó maquinaria y personal para contrarrestar el taponamiento en la bocatoma. Entretanto, se abasteció de un reservorio de agua del Ingenio Pichichi. Y aquí viene la clave de lo ocurrido. Como el líquido dejó de correr por el sistema de distribución y luego retornó, se produjo un choque entre el aire y el posterior caudal. Así hubo remoción de la biopelícula que va recubriendo el interior de las tuberías por el tráfico constante del agua, algo que a la vista se observa como turbulencia. Son micropartículas suspendidas, no nocivas para la salud. 

Y cuando el agua opaca, transitoria, salió por las llaves, algunos líderes con afán político y sin mejor agenda decidieron envenenar de rabia a unos cuantos ciudadanos. Fue así que unas 40 personas hicieron algarabía en las calles. En todos los videos se registra un grupo mínimo respecto a los 8.000 suscriptores que tiene el acueducto, que en la práctica son más de 30.000 usuarios de acueducto. 

El 13 de abril, la manifestación se tomó la vía Panamericana. Bloquearon la carretera de forma intermitente para llamar la atención. Allí, Federico Murillo, un joven con ardiente deseo de ser concejal por el Partido Verde en las próximas elecciones, aseguró que el agua venía cargada de azufre por lo que "la gente se empezó a enfermar, cualquier ciudadano que tomaba del agua enfermaba, más que todo los niños porque ellos toman agua directamente de la llave, adultos mayores y demás...".  

Después, ante un delegado del ministerio del Interior que acudió como mediador, Murillo sugirió que la gente no solo enfermaba por cuenta del agua, sino que luego no podían encontrar atención médica: "Necesitamos saber si acá en el hospital de verdad se están atendiendo a las personas que llegan con daños estomacales por haber consumido el agua". A su turno, Luis Rivera, otro vocero inconforme dijo, mientras le señalaba al funcionario nacional una botella con un líquido amarillo: "Esa botellita de agua sí quisiéramos que te la llevaras como evidencia de que esa es el agua real, así la hayan maquillado lo más posible". Pero el más temerario y ligero fue John Edison Plaza quien en la misma reunión recalcó: "Lo otro, lo que hablaba Andrés Chaguezá ahora, de la tubería de asbesto, el cáncer gástrico que está dando también puede ser debido a esos tubos de asbesto".  

A pesar de la gravedad de las afirmaciones nadie aportó una sola prueba técnica para sustentarlas. 

Pero en los días siguientes en varias mesas de trabajo con participación de los entes de control y autoridades técnicas y políticas del orden nacional, sí se conocieron múltiples evidencias. Todo un cúmulo de pruebas, por ciento, incontestables. Por ejemplo, se hizo un barrido en los centros médicos de Guacarí y Buga para determinar si hubo un pico de consultas médicas o urgencias por enfermedad digestiva. En el ámbito médico a ese cuadro se le rotula como EDA, es decir, enfermedad diarreica aguda. 

Chequeados los registros de usuarios que acudieron al régimen subsidiado, contributivo y especial (Hospital San Roque, Medicips, Clínica Sane y Cosmitet Guacarí) demandando atención médica por la dolencia señalada, se encontró –para el caso del hospital público municipal– un total en enero de 133, febrero 122, marzo 98 y del 1 al 16 de abril 36 casos. La conclusión es evidente: "muestra incluso que en el mes de abril tiene tendencia a disminuir en relación con los otros meses". Del mismo modo, en cada centro médico se presentó un comportamiento rutinario por EDA. Con los datos de todos los centros médicos de Guacarí y aledaños, el Comité de Vigilancia Epidemiológica (Cove) pudo constatar que no hubo casos que ameritaran hospitalización y que no se presentaron casos de mortalidad. Además, “revisada la estadística y los casos atendidos el Cove municipal no encuentra un pico o brote de aumentos en estas épocas que alarmen epidemiológicamente o que encuentren una relación directa con las problemáticas actuales que se han presentado en el municipio”. Todo hace pensar que, en tiempos de calenturas políticas, la buena salud de la comunidad es mala noticia para unos pocos. 

Los hallazgos de la ciencia 

Por su parte, la Superintendencia de Servicios Públicos Domiciliarios revisó una serie de informes sobre la calidad del agua suministrada en Guacarí. El ente que hace este proceso y certifica es la Unidad Ejecutora de Saneamiento del Valle del Cauca (Uesvalle), es decir, la autoridad sanitaria departamental.  Las condiciones del agua se determinan con el Índice de Riesgo de la Calidad del Agua –Irca–, que es la metodología consagrada por la Presidencia de la República y los ministerios de Medio Ambiente y Vivienda (decreto 1575 de 2007), para determinar si el líquido que llega a la gente es apto para consumo. Consiste en tomar muestras rutinarias y aleatorias, rotularlas de forma cifrada para ser ingresadas a laboratorios donde se analiza, entre otros aspectos, el nivel de cloro, pH, coliformes, turbiedad y color. Muestras recolectadas el pasado 5 y 10 de abril en el barrio Francisco José de Caldas, en la escuela de esta zona, en el matadero, en el hospital y en varias viviendas particulares de Guacarí, concluyeron: "Sin nivel de riesgo", es decir, el agua tenía la calidad necesaria para el consumo humano. 

El monitoreo no ha sido cosa de última hora. Por norma se debe hacer constantemente. Y los resultados de abril para atrás también están en poder de las autoridades de vigilancia. La metodología Irca estipula estos rangos de nivel de riesgo: hasta 5 es sin riesgo, hasta 14 bajo, 35 medio y 80 alto riesgo.  En lo que va corrido del año, mes a mes, en Guacarí se han tomado muestras para ser analizadas. Estas son el número de muestras y su resultado: enero 31 muestras=0,1; febrero 31 muestras=0,6; y marzo 33 muestras=0,6.  O sea, en el trimestre nunca se llegó ni a nivel 1 de riesgo y, como se dijo antes, hasta 5 es "sin riesgo". El barrido incluso abarcó los años anteriores. Y se encontró, por ejemplo, que en 2022 en total se tomaron 364 muestras de agua remitidas a laboratorio, arronjando un promedio de 1,4 nivel de riesgo. Así que los datos científicos reflejan que el agua de Guacarí es y ha sido más que segura. El más reciente monitoreo de la Uesvalle, del 10 de mayo, comprendió 10 muestras con un resultado de 0,00. "Sin riesgo. Agua apta para consumo humano".  

Además de la inexistente hecatombe en la salud, también se ha querido hacer creer que el servicio es pésimo porque supuestamente hay cortes de agua constantes o que el suministro llega sin presión. Al respecto los entes de vigilancia también obtuvieron información clave. Aquí la cifra clave es el índice de continuidad del servicio, un dato que se calcula teniendo en cuenta el total de suscriptores (contadores de agua), el tiempo de suministro, el tiempo de suspensión y el número de suscriptores afectados. El índice de continuidad del servicio en promedio para Guacarí en el segundo semestre de 2022 fue de 99,6 por ciento, certificó Acuavalle ante la Superintendencia de Servicios. Y gracias a una serie de medidas la empresa logró llevar a cero las suspensiones este año. La buena racha se quebró el día de la contingencia En 2023 "se ha afectado el suministro a la población en una sola oportunidad, el día 6 de abril, como resultado de las fuertes lluvias en gran parte del departamento del Valle del Cauca", dice el informe del acueducto a la autoridad. 

Acuavalle probó que ha implementado una serie de medidas con las que robusteció el sistema de distribución el último año. Lo más reciente es la inauguración de un tanque con capacidad para 4.400 m3. Esta reserva de agua potable permitirá que ante otra contingencia en la bocatoma el suministro de agua a las casas no se corte mientras se hallan alternativas. La empresa también desplegó un plan de choque para detectar fugas y conexiones ilegales. Así, halló un total de 266 daños de los que ya reparó 25o, a pesar de que el 98 por ciento de estos estaban localizados en las acometidas individuales de los usuarios (solo 3 daños estaban en la red matriz). Y respecto a conexiones piratas se detectaron y confirmaron 50 que fueron canceladas y se inició el debido proceso administrativo para recuperar el consumo usurpado.  

Hay otra obra estratégica aprobada, pero en veremos... Se trata de la construcción de una nueva bocatoma entre Ginebra y Guacarí. Aunque el proyecto está aprobado e inició ejecución se estancó dado que algunas personas se oponen al mismo. Para el gerente de Acuavalle, Jorge Enrique Sánchez, el palo en la rueda son las mismas personas que han hablado de agua contaminada "sin un sustento técnico ni legal". De hecho, el gerente anuncia que está preparando acciones legales. "Vamos a entablar demandas contra estas personas, incluidos hasta congresistas. Porque de manera irresponsable han dicho que Acuavalle está dando a la comunidad agua contaminada y que en el hospital no caben las personas. Eso es difamar una institucionalidad que es netamente pública. Vamos a llevar a cabo hasta el final estas acciones. Ante la Corte Suprema de Justicia, y ante la Fiscalía para quienes son civiles".  

Al consultarle a Federico Murillo, uno de los voceros inconformes, si han presentado una demanda oficial contra la empresa de acueducto por el supuesto suministro de agua contaminada dijo "estamos siendo muy prudentes con el tema". Y se limitó a explicar que han dirigido cartas a varios entes solicitando inspecciones. "Le hemos presentado peticiones directamente a la Superintendencia, a la Procuraduría, a la Contraloría, a los ministerios de Ambiente y del Interior", dijo.

Más destemplada fue la intervención del vocero Luis Rivera quien en una de las reuniones de concertación, en donde tienen asiento las autoridades de vigilancia, la empresa de acueducto y la comunidad, sin siquiera estudiar las evidencas que prueban la calidad del agua, advirtió que las protestas continuarán y que ya está decidido que van a bloquear las vías otra vez. Luego, con afán de protagonismo trató de darse tinte de martir: "nos matarán a muchos, porque de eso sí son expertos". Una acusación demasiado grave que requería, al menos, algún dato para sustentarla o una denuncia penal. Pero Rivera, nuevamente, no aportó nada más que su dicho vago.

Así las cosas y vistas las evidencias, todo apunta a que el peligro del agua que se consume en Guacarí está únicamente en las lenguas irresponsables de ciertas personas.  

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