Radiografía del negocio de las patinetas eléctricas

Radiografía del negocio de las patinetas eléctricas

Llegaron para quedarse. Cada día es más frecuente encontrarlas en los andenes y ya cuentan con reglamentación por parte de la Alcaldía de Bogotá

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agosto 23, 2019
Radiografía del negocio de las patinetas eléctricas

El año pasado fue, sin duda, el año de las patinetas eléctricas en el mundo y en Bogotá. Una tras otra, las diferentes ciudades han visto como han pasado a compartir las aceras y ciclorutas con patinetas que la gente utiliza en recorridos cortos como alternativa para distancias que tomarían mucho más tiempo a pie o en auto por el sentido de las vías, el tráfico y el parqueo. El sector inversionista también ha visto con buenos ojos este negocio, aportando dineros en rondas masivas para compañías como Uber y Lyft, todas en busca de apropiarse rápidamente de una porción del mercado, antes de que se inicie la consolidación, que dados los costos parecería la única forma de sobrevivir.

Los primeros que llegaron a Bogotá, desde hace un año, fueron los de Movo con mil patinetas. Movo, que hace parte del grupo empresarial español Maxi Mobility, incluye marcas como Cabify y Easy Taxi. Juan José Acosta, el country manager para Colombia, explicó que uno de los principales diferenciales que tienen como grupo es la posibilidad de implementar tecnologías integrales que permitan ofrecer varias alternativas de transporte a los usuarios. Por ejemplo, si en el futuro una persona se dirige a determinado lugar en un carro o taxi, pero que en medio del trayecto hay un trancón, la aplicación puede sugerir bajarse y completar el trayecto con una patineta eléctrica. Por lo pronto, esperan dar los primeros pasos en esta materia al integrar a Movo en la app de Cabify durante los próximos dos meses. Así las cosas, esta aplicación quedaría con Movo y Easy Taxi al interior de su interfaz.

En octubre del año pasado, bajo el ala de la exitosa plataforma Rappi de Simón Borrero, llegaron las patinetas de tecnología mexicana Grin. Colocaron 150 monopatines en el sector norte de la capital, entre las calles 147 y 82, y entre la carrera séptima y la autopista norte. Hasta el momento las patinetas están distribuidas en más de 30 estaciones, pero es común verlas en los andenes de la ciudad donde los dejan los usuarios al llegar a su destino y donde pueden volver a ser utilizadas. La plataforma carga un costo fijo de $ 1.500 al momento de liberar el monopatín y $ 300 por minuto.

Lime, la firma estadounidense que opera en más de 100 ciudades en los EE. UU. y en 27 ciudades internacionales, llegó hace unos meses a Cali con 1.000 patinetas que se encuentran rodando en dos zonas, el sur y el norte, a un valor de $1.500 para descargar la aplicación y $300 cada minuto. Cuenta con el apoyo de la Subsecretaría de Movilidad Sostenible de la ciudad y compartirán las vías para las bicicletas. Lime inició también operaciones a finales de abril en Bogotá con 200 patinetas. De acuerdo con Andrew Savage, vicepresidente de sostenibilidad, este año también esperan abrir Medellín. Uber, posee una participación minoritaria de Lime y, desde mediados del año pasado, en otras partes del mundo se puede solicitar a través de la aplicación.

Uber, al ser el principal nombre en aplicaciones de transporte y que saldrá próximamente a la Bolsa en Nueva York, quiere ser conocido como la aplicación para todas las necesidades de transporte a solicitud, por lo que sus últimos esfuerzos naturalmente han sido aumentar su participación en el creciente negocio de alquiler de patinetas eléctricos. La compañía parece haber decidido que su mejor camino para adquirir una posición de liderazgo en este mercado es adquirir literalmente a los líderes.

El mercado también está a la espera de las patinetas que introducirá Enel, en alianza con Emobi, plataforma que hasta la fecha se dedicaba al alquiler de carros eléctricos y que proveerá la logística necesaria para su operación.

En el resto del mundo, Bird, que actualmente tiene un valor de más de $2 mil millones, fue la primera compañía de patinetas eléctricas de alquiler. Inició operaciones en septiembre de 2017 en Santa Mónica, California. Su éxito fue tal que, un año después, anunció que alcanzó 10 millones de viajes en sus más de 100 ciudades y más de 2 millones de usuarios en el momento. Luego vino Spin, que comenzó como una startup de bicicletas compartidas. Avanzando a noviembre del año pasado, Ford decidió engullir a Spin en un acuerdo por un valor cercano a los $100 millones. La aceleradora norteamericana de startups Y Combinator respaldó a Grin con una ronda de inversionistas donde recaudó $45.7 millones de dólares en octubre para operar sus patinetas eléctricas en América Latina, que para los inversionistas se está convirtiendo en un mercado caliente.

Los inversores que han invertido millones de dólares en nuevas empresas de patinetas han decidido frenar la financiación ante los resultados de una operación que no da tiempo suficiente para recuperar el costo de compra de la patineta. Mientras más viajes y kilómetros duren, mejor para el negocio. En la actualidad, en EEUU, no duran mucho: 28.8 días con 3.5 promedio de viajes. El problema radica en que nunca se diseñaron para usarlas tanto. La mayoría de las empresas decidieron utilizaron las existentes en el mercado colocándoles una calcomanía con la marca.

Lime, Bird y Spin se lanzaron con patinetas de Ninebot, una compañía china que se fusionó con Segway. Ninebot está respaldado por inversionistas, incluyendo Sequoia Capital, Xiaomi y ShunWei.

Esto comenzó a cambiar con la entrada de las patinetas Skip en San Francisco, fundada el año pasado y apoyada con $100 millones de dólares también de Y Combinator, que hizo su debut con las patinetas más resistentes y de batería con larga duración. Además, ya presentó sus nuevas versiones con cámaras y candados. En mayo, Lime se asoció con Segway para lanzar su próxima generación de patinetas diseñadas para ser más seguras y duraderas a través de la energía de la batería. Pero esta asociación no ha estado exenta de problemas. En octubre, Lime retiró algunas de sus patinetas debido a dificultades con el fuego de la batería.

Uno de los limitantes que existen, tanto en el país como en el resto del mundo, es el tema regulatorio sobre estos nuevos medios de transporte. En varias se ha limitado el número de patinetas, pero igual si las ciudades no tuvieran límites en el número de operadores de scooter, no hay suficientes diferenciadores importantes entre estos servicios como para que alguna obtenga una cuota preferencial de mercado.

En Bogotá, por ejemplo, se reglamentó el uso de las patinetas a través de un protocolo expedido por la Subsecretaria de Política de Movilidad. En el documento se fijaron seis principios rectores de esta actividad (seguridad vial, uso adecuado del espacio público, facilidad de uso, protección al usuario, gestión social y datos abiertos) y se establecieron las condiciones generales alrededor de la aplicación, duración, autorización, retribución, sanciones por incumplimiento y ubicación.

Se estipuló que las patinetas no podrán sobrepasar una velocidad máxima de 20 km/h, tendrán que ser parqueadas en los espacios destinados por la Secretaria de Movilidad Distrital y solo se podrá acceder a su servicio desde las 5:00 a.m. hasta las 10:00 p.m., entre otras disposiciones.

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