¿Quién quiere callar a Alejandro Palacio, el líder de los estudiantes colombianos?

¿Quién quiere callar a Alejandro Palacio, el líder de los estudiantes colombianos?

Para los de derecha es guerrillero y para los capuchos radical es paraco, pero en la última de las 4 amenazas que ha recibido aparecieron las Aguilas Negras

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noviembre 15, 2018
¿Quién quiere callar a Alejandro Palacio, el líder de los estudiantes colombianos?

Con veinte años y estudiante de sexto semestre de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional con sede en Medellín, a Alejandro Palacio no le tiembla la voz a la hora de cantar verdades. Se estrenó en la tarima en la Plaza de Bolivar el pasado 10 de octubre y le habló no solo a los 50.000 estudiantes reunidos allí sino a nombre de los miles que ocuparon las calles del país para exigirle al gobierno más recursos para las universidades públicas.

La plaza estalló en un solo aplauso. Cuando se bajó no recibió espaldarazos ni abrazos. Sin que él ni sus compañeros lo notaran un grupo de desconocidos fue avanzando hacia la tarima. Allí lo rodearon, lo insultaron, lo escupieron y le dejaron claro que si seguía de sapo lo iban a matar. La congresista Ángela María Robledo se percató de lo que ocurría y junto a  la representante Maria José Pizarro y otros jóvenes del movimiento de Colombia Humana lo resguardaron en el Capitolio. Alli permaneció un largo rato. A Alejandro no le dio miedo.

Sus primeros recuerdos son corriendo por las canchas de pasto de la Universidad de Antioquia. Aunque es hijo de un odontólogo y de una economista del barrio Belén de Medellín, sus tíos, profesores universitarios, le inculcaron la pasión por la academia. Por encima de su pasión política con el ex alcalde Alonso Salazar entre los personajes que admira, su sueño es llegar a ser rector de la  Universidad de Antioquia.

Dos semanas después del acoso que recibió en La Plaza de Bolívar volvió a verle la cara a la muerte en la Marcha Zombie que este año apoyaba la protesta estudiantil. En la tarde de ese 31 de octubre 20 estudiantes irrumpieron a la Biblioteca Nacional con el pretexto de realizar una tertulia pacífica.  Los estudiantes aprovecharon y se tomaron el lugar.  La última vez que se había cerrado abruptamente ese lugar fue el nueve de abril de 1948 cuando, en pleno Bogotazo, su director, Eduardo Carranza, decidió cerrarla protegerla del deborde de los manfiestantes.

Alejandro Palacio no estuvo de acuerdo con la decisión de la decisión  y así lo expresó en la Radio Nacional. Sus críticas hicieron roncha entre los estudiantes más extremistas quienes criticaron su militancia con el Partido Verde. Mientras marchaba por la carrera séptima, en medio de muertos en vida, empezó a sentir que habían látigos estallando en el asfalto a su alrededor. Entonces vio a una docena de encapuchados acercándose peligrosamente a él. Le decían que estaban cansados de su tibieza y, sin titubear, le dijeron que lo iban a matar. Sus amigos se alertaron y lo sacaron de la marcha. Esa misma noche viajó a Medellín.

 

 

El 31 de octubre, dia de la marcha zombie encapuchados se le acercaron a amenazarlo. Foto tomada de Plaza Capital

Su regreso a Medellin no le dio la tranquilidad que esperaba. En la Nacional de Medellín, su universidad, el pasado 4 de noviembre, unos encapuchados volvieron a increparlo e intentaron golpearlo. Le reprochaban su tibieza. A partir de ese momento en redes se exacerban en  amenazas, insultos y todo termina en una llamada a su celular desde un Número Privado el pasado miércoles 7 de noviembre. La llamada no pudo ser más escueta y precisa “cuídese porque lo vamos a matar”. Desesperado Alejandro colocó la denuncia ante la Fiscalía.

Alejandro sigue dando la cara y apoyando la movilización que ya cumple mes y medio. Quienes están en los  extremos no lo entienden, y menos cuando reconoce que el paro no es contra el gobierno Duque, sino contra una política de Estado frente a la educación pública. Le reprocha eso si no haberse sentado con los estudiantes y creer que la solución estaba en manos solo de los rectores. Grave equivocación que muy seguramente le pesa al Presidente cada vez que se lo recalcan, incluso en escenarios tan inesperados como los que ha tenido que enfrentar en su viaje oficial a Paris. Sin duda la interlocución con la Ministra y especialmente con el Viceministro Luis Fernando Pérez ha sido precaria.

Palacio tiene claro su compromiso como Presidente de la Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles de la Educación Superior y seguirá.  Las amenazas no intimidan demasiado a este veinteañero amante del reggetón, del vallenato quien incomoda a los radicales de los extremos: la derecha y la izquierda. Continúa esperando que el Presidente no solo los escuche personalmente sino que encuentre el camino para girar los $ 500 mil millones que necesitan las universidades públicas para cerrar el año. Lo demás es pura carreta.

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