¿Quién es el culpable del naufragio del proceso de paz en Colombia?

¿Quién es el culpable del naufragio del proceso de paz en Colombia?

"La sagaz política del gobierno colombiano y sus aliados solo busca el desarme y la desmovilización de las guerrillas, no piensa en el país"

Por: Carlos de Urabá
mayo 28, 2019
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¿Quién es el culpable del naufragio del proceso de paz en Colombia?
Foto: Gobierno de Chile - CC BY 2.0

En honor a la verdad no ha sido el presidente derechista Duque el causante de esta crisis en los acuerdos de paz en Colombia sino los propios errores de la exguerrilla de las Farc. Es inadmisible que sus integrantes tan duchos en la guerra de guerrillas no hayan detectado la presencia de varios agentes encubiertos de la DEA y la CIA que haciéndose pasar por intermediarios del Cartel de Sinaloa le colocaron un peón envenenado al comandante Jesús Santrich. Los agentes infiltrados estaban interesados en comprar varias toneladas de cocaína y ofrecían una jugosa suma difícil de rechazar.

Uno de los protagonista de esta maquiavélica historia es el sobrino de Iván Márquez el señor Marlon Marín. Como por esos años de los diálogos de paz Marlon Marín carecía de empleo fijo entonces le rogó a su madre para que intercediera ante su hermano (tío) para que lo incluyera entre los “consejeros de la paz” —más tarde sería incluido en el grupo de asesores de los proyectos productivos de las Farc— (inserción social de la guerrillerada). A Marlon se le vio por la Habana y no especialmente en las negociaciones de paz con el gobierno de Santos, sino en las playas y discotecas. Marlon realmente cumplía la función de lazarillo de Santrich que ha perdido la visión a causa de una grave enfermedad.

Es entonces cuando los agentes de la DEA y de la CIA, con el visto bueno de la Fiscalía colombiana, le tienden una trampa a una cédula supuestamente liderada por Santrich conocida como “la Familia” donde Marlon Marín alias “Pirulo” ejercía el papel de intermediario —según sus allegados despachaba desde Venezuela—. Se trataba de una serie de seguimientos, grabaciones, escuchas telefónicas pues ya conocían sus contactos previos con los carteles mexicanos.

Para la guerrilla de las Farc, Marlon también es un “infiltrado de la DEA” (Timochenko jefe supremo del partido de las Farc lo ha calificado de “bandido” y “pícaro” al servicio de EE. UU.) como lo consideró en su día con el comandante del Frente Primero “Cesar” acusado de traidor al entregar al ejército a los secuestrados en la“Operación Jaque”.

Las ruta de la cocaína hacia norteamérica tiene como punto de partida el Pacífico colombiano donde casualmente las Farc ejercían su dominio en amplias zonas antes de la firma del tratado de paz (e incluso hoy la siguen detentando las disidencias) Iván Márquez ya declaró que fue un error entregar las armas y a la fecha se desconoce su paradero, “el Paisa” (exjefe de la Columna Móvil Teófilo Forero) también escapó a lo profundo de la manigua, el comandante Romaña teme por su vida y la de su familia y como sus compañeros se niega a enfrentar a los tribunales de la JEP. En otras palabras prefieren una tumba en Colombia que ser extraditados a EE. UU. Hay una gran desconfianza entre muchos comandantes y guerrilleros pues el gobierno ha incumplido varios puntos fundamentales del tratado de paz que pactaron en la Habana.

Según la versión de Marlon Marín entre junio de 2017 y abril de 2018 se habrían llevado a cabo las negociaciones con el cartel de Sinaloa que incluyó la entrega de una muestra con 5 kilos de cocaína en Miami donde recibieron como adelanto 5 millones de dólares falsos de los agentes infiltrados de la DEA. Un hecho inobjetable que demuestra que la operación tuvo lugar con posterioridad a la firma del tratado de paz. Lo que significa la imposibilidad de acogerse a la JEP (Justicia Especial para la Paz) y que deberán enfrentarse a la justicia ordinaria con el riesgo de ser extraditados a EE. UU.

La policía colombiana tras recibir los respectivos informes de la DEA allanó el día 9 de abril del 2018 la casa de Jesús Santrich situada en el barrio Modelia de Bogotá donde se incautó de abundante documentación y pruebas inculpatorias entre las que se cuenta un dibujo que le dedicó Santrich al patrón del cartel de Sinaloa Caro Quintero en la que escribió el siguiente mensaje: “para Rafa Caro con aprecio y esperanza de paz”. En la casa de Santrich, según las grabaciones de los agentes infiltrados, se firmó la venta de 10 toneladas de cocaína valorada en 15 millones de dólares.

El núcleo duro de “la Familia” es detenido y trasladado al bunker de la Fiscalía para ser judicializados. La Interpol reclama su inmediata extradición después de que un juzgado de New York realizará una acusación por narcotráfico el CTI (inteligencia colombiana) con anterioridad había detectado actos de corrupción en contratos de salud de los reinsertados señalando a Marlon Marín, testaferro de Santrich, como la persona que estaría lucrándose a base de sobornos con los fondos gubernamentales. Santrich confesó que en efecto se reunió con unos intermediarios mexicanos pero únicamente para hablar de inversiones destinadas a los “proyectos productivos” a los exguerrilleros.

El negocio del narcotráfico —cobrar impuestos a cultivadores de coca y traficantes— ha sido la principal base de financiación de la guerrilla de las Farc pues de ninguna otra manera hubieran podido resistir la violenta ofensiva del poderosísimo ejército colombiano y sus aliados estratégicos EE. UU. e Israel.

El punto más álgido de toda esta rocambolesca historia tuvo lugar el 13 de abril de 2018 cuando Iván Márquez se dirige a la cárcel de la Picota en Bogotá para interesarse por el estado de salud de Jesús Santrich en huelga de hambre. En la mismo complejo carcelario también se encontraba su sobrino a quien no visitó. Una actitud que hizo reflexionar a Marlon Marín, quien inmediatamente se dio cuenta de que él iba a ser el cabeza de turco, es decir, que lo señalarían como el único culpable de la trama con el fin de salvar los acuerdos de paz. Aunque días después aconsejado por sus abogados inteligentemente decidió acogerse a los beneficios que le ofrecía la DEA como testigo protegido. Para premiar su “valiente actitud” el gobierno de Donald Trump anuló la orden de extradición que pesaba sobre él y el día 17 de abril del 2018 fue trasladado a EE. UU. junto a su familia en un avión de la DEA. A cambio de su “inestimable” colaboración se le ha prometido beneficios económicos, penitenciarios y una considerable rebaja en su pena si declara contra Jesús Santrich e Iván Márquez y entrega las pruebas necesarias que incriminen a la red “la Familia” (¿Farc?).

Es por este motivo que Iván Márquez tras conocer la deserción de su sobrino escapa a la zona de reintegración de las Farc en Miravalle (Caquetá) temeroso de ser detenido pues aparentemente existen pruebas irrefutables que lo incriminan en el tráfico de drogas. Toda esta “absurda trama” el partido de las Farc la considera un “vil montaje”. Para rematar la JEP hace unas semanas ordenó la liberación de Santrich y desestimó su extradición a EE. UU. al no hallar pruebas suficientes para su procesamiento. Pero ante el monumental escándalo que supuso entre la opinión pública nacional tan polémica decisión la Fiscalía volvió a encarcelarlo al validar la declaración del testigo protegido Marlon Marín.

Se sospecha que si se complica este increíble y surrealista caso, que ha provocado ya la renuncia del fiscal general Néstor Humberto Martínez, el presidente Duque azuzado por la ultraderecha del Centro Democrático decrete el Estado de conmoción interior (poder absoluto) y extradite a Jesús Santrich a EE. UU. Una decisión que definitivamente condenaría al fracaso el tratado de paz con las Farc. El gobierno de Donald Trump, su máximo aliado, lo apremia para que entregue lo más rápidamente posible al guerrillero “narcoterrorista”.

Hay un antecedente muy esclarecedor que nos debe hacer recapacitar sobre este infausto suceso y es lo que aconteció en la famosa “Operación Jaque” gracias a la cual fue liberada la rehén Ingrid Betancourt, los tres contratistas norteamericanos y varios soldados secuestrados. El ejército colombiano con ayuda de la CIA y la empresa israelí Global CST consiguió infiltrar mediante interceptaciones (engaño electrónico) los radioperadores del Bloque Oriental y el Frente Primero de las Farc. Con gran astucia y sigilo los militares y los agentes de inteligencia hicieron creer a los comandantes guerrilleros alias “César” y “Enrique Gafas” que por orden del Mono Jojoy (Estado Mayor Central) debían reunir a los secuestrados cerca de Tomachipán (Guaviare) donde una supuesta ONG humanitaria —con el aval de la ONU y la Cruz Roja— los trasladaría en helicóptero hasta el campamento del jefe de las Farc Alfonso Cano. Se anunció que se preparaba por todo lo alto un intercambio humanitario que el mismo presidente Uribe había falsamente aceptado. Como en el caso de Santrich también cayeron en la trampa. A partir de ese craso error se inicia el declinar de las Farc que culmina en el proceso de paz que no es otra cosa sino la rendición incondicional del grupo guerrillero.

La sagaz política del gobierno colombiano y sus aliados solo busca el desarme y la desmovilización de las guerrillas, no piensa en los problemas sociales y económicos del país. Mientras las disidencias crecen, la paz se percibe cada vez más como un espejismo inalcanzable.

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