Los únicos que pueden estar orgullosos en el Centro Democrático son sus representantes a la Cámara: ellos llegaron con sus propios votos. Sin embargo, en el senado es diferente, 817.000 votos la diferencia entre Uribe y el segundo más votado de la lista, que apenas llegó a 58.000 votos. De ahí para abajo los demás llegan por los votos de su jefe, por lo que queda claro que deben seguir arrodillados frente a él.
No veo partido, solo un líder con experiencia y habilidad para manejar masas, que arrastra solo a un gran número de electores que creen ciegamente en cuanto diga. Construir un proyecto político basado en ese caudillismo es la garantía de su fracaso futuro. Cuando falte el gran líder que reparta el botín, que los aglutine y les garantice un botín, se dispersarán como peces buscando las migas en el estanque de la política.
Le aprendí al señor Uribe, hace muchos años, algo que me parece muy acertado: "la democracia no puede llegar a convertirse en una dictadura de mayorías". Así es, en un Estado social de derecho deben respetarse los derechos de las minorías, al menos eso dice la teoría, aunque la práctica de su ejercicio del poder diga lo contrario. Es por eso, que veo la posibilidad que en el país se configure un totalitarismo en el ejercicio del poder público, en el que la única esperanza sería una rama judicial que lograra desmarcarse de los amarres politiqueros que nuestra constitución equivocada aunque quizás intencionalmente dejó.
¿Que por qué me llega esta preocupación? Veamos, tenemos una bancada mayoritariamente del Centro Democrático, ganada en elecciones libres (no sé qué tan transparentes), con un líder único en el Senado que superó, como he dicho, en 817.000 votos a su segundo en la lista. Este es indiscutiblemente el que manda, el patrón de patrones, para ambientarnos.
Para el ejecutivo se presenta un candidato único que solo ha dado muestras de no tener la capacidad ni la voluntad de lograr desmarcarse de su mentor en caso de una diferencia en los intereses superiores del gobierno o del ejecutivo, todo lo contrario, sigue a pie juntilla un discurso, si lo dejan hablar, preparado por su mentor. Todos sabemos que por sí mismo no tiene la fuerza y el liderazgo necesario para dirigir un país tan complejo como el nuestro, quien sí lo tiene es el señor Uribe, el senador más votado y patrón de patrones, por lo que será un presidente en la sombra y un líder del legislativo a la luz. Esto es en la realidad una misma persona acaparando todo el poder, lo que en la práctica se llamaría totalitarismo y el riesgo grande de caer en una dictadura con disfraz de democracia de la cual ya conocemos sus resultados.
Quiero invitar no a votar por un candidato que sea de mi preferencia, sino a reflexionar sobre este panorama político que nos ha dejado los resultados de las elecciones del 11 de marzo.
