Mucho ruido y pocas nueces, así podríamos sintetizar el resultado de las elecciones a Senado, Cámara y consultas interpartidistas, y es que el peor de los presagios se consumó el domingo a las 4:00 p.m, cuando culminó con un halo de fraude la jornada electoral. La renovación política no se logró esta vez y un tanto más de lo mismo fue lo que se hizo protagonista en las urnas.
Con un abstencionismo del 51% terminó el ejercicio democrático el 11 de marzo, en donde se definieron las curules que conformarán el Congreso de la República y para sorpresa de muchos, el Partido Verde consiguió 10 escaños, duplicando su bancada. No obstante, la noticia del día no fue esa, sino por el contrario, el resultado aplastante de Iván Duque, el "buque insignia" ante los medios y el público del Centro Democrático, el partido político más votado del país.
Duque parece un tipo simpático, de esos que no rompen un plato, de los que no tienen manchas todavía en su historial político y con obvias razones, es su primera aspiración a un cargo por elección popular, su anterior cargo se senador de la República lo había obtenido a través de las listas cerradas de su colectividad. Duque es un escenario incierto y eso nos debería preocupar.
Y es que después de haber obtenido la victoria en su consulta, los vítores no fueron para él, ni para su partido, ni para alguien que se encontraba en el recinto, eran para Álvaro Uribe, su mentor y jefe político. "Uribe, Uribe, Uribe" era lo único que se coreaba entre los presentes, algo muy normal entre ellos, pero con un trasfondo que nos deja con múltiples inquietudes.
Cabe señalar una curiosidad se desprende de la imagen de la victoria, mientras Duque agradecía a través de un discurso ya preparado, una corte de personajes se alineaban a su respectiva derecha e izquierda, entre ellos Alejandro Ordóñez, Marta Lucía Ramírez; rivales en la consulta, el expresidente Andrés Pastrana, y aunque no en cuerpo presente, el expresidente Álvaro Uribe.
La imagen representa a la perfección el continuismo y el nulo deseo de los colombianos de renovar nuestra política. Duque es joven y no hay duda de su preparación intelectual, sin embargo, fue puesto a la vista de todos por alguien con un amplio bagaje político y poder económico que sabe mover sus hilos entre las sombras para perpetuarse en las esferas del poder.
