Qué pitos toca el cambio climático en la guerra de Ucrania

Qué pitos toca el cambio climático en la guerra de Ucrania

Muchos hablan de razones económicas, pero pocos han puesto la mirada en los motivos geoambientales que podrían estar detrás de la guerra de Ucrania

Por: Carlos Tamara
marzo 08, 2022
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Qué pitos toca el cambio climático en la guerra de Ucrania
Foto: Pixabay

Es posible que esta guerra sea la primera que se aventura en las condiciones del cambio climático imperante. Y es obvio que debería mirarse qué impactos del cambio climático pudieran contribuir a encontrar la verdadera razón, o la razón última de esta guerra. O la que explica algunas de sus lógicas subyacentes.

Una información aparecida en El Tiempo da cuenta, por ejemplo, del impacto que las ventas de gas ruso están teniendo en las economías capitalistas occidentales. Incluso en países que pudieran ser lejanos para un gasoducto ruso como Italia, esa participación es del 6 % del consumo. No se elude qué pudiera ser mayor en los porcentajes de toda Europa. ¿A cuánto podrían llegar?

Pero ¿cuál es la importancia de este tema? La clave está en dilucidar el impacto que los usos de energía limpias o menos contaminantes que los combustibles fósiles, como el del gas natural, va a tener en el futuro consumo doméstico e industrial, precisamente mañana mismo, pues el tiempo se agota para la Unión Europea.

Si esta entidad geopolítica y territorial quisiera limpiar su economía capitalista, debería usar el gas ruso en una mayor cuantía, de manera que el desarrollo de sus sociedades dependería cada vez más de su consumo. Y eso es posible que no les agrade mucho. Cada quien desearía su pedazo del ponqué.

Entonces Ucrania y el dominio de la riqueza gasífera se convierte en geoestratégica, geopolíticamente hablando. Es apenas obvio que eso lo sabe de sobra Rusia y su halcón mayor Vladímir Putin. Y lo sabe la mafia rusa y la mafia italiana y la mafia británica y la mafia… Incluso la narcomafia colombiana que, según alguna serie documental de Netflix, pretendió comprar hasta submarinos con misiles nucleares en aquel momento en que Rusia se pasaba al capitalismo.

Una de las razones que despegó la guerra pudo haber sido la salida de Estados Unidos de Afganistán. Putin debió preguntarse, ¿por qué Estados Unidos se fue tan abruptamente y con costos políticos tan elevados? Sobre todo después de las donaciones poco menos que cinematográficas a Ucrania que fueron tan mediáticas. Todos esos gestos demasiado evidentes no debieron pasar desapercibidos para nadie. Putin se la olió de una. Como saber que hay uvas. Cuál uvas, eso hedía a podrido a leguas. Es posible que haya tomado a Estados Unidos cuando recién se estaba subiendo los pantalones.

“Y ahora vienen por nosotros pero ya es demasiado tarde”. Decía Bertolt Brecht.

Ahora bien, ¿quién ha realizado las mayores inversiones para que Ucrania tenga gasoducto? Es indudable que la rusa soviética se la jugó a fondo. ¿Quién ha realizado las mayores inversiones para que Ucrania tenga plantas nucleares en su territorio? Es indudable que la rusa soviética se la jugó a fondo. ¿Será posible creer, pensar siquiera, que la mafia rusa y sus aliados mundiales, se vaya a dejar meter los dedos en la boca, en las narices y quién sabe dónde más y quedar fuera del pastel?

No, papá, eso no se le ocurre a nadie y sencillamente no va a ocurrir.

Y ahora hablemos del desarrollo capitalista de la misma Rusia. Es indudable que el gas ruso se convertirá en algo así como el petrodólar. El dólar-gas, el rusodólar, el putindólar. El rublo puede pasar a ser moneda de cambio en la Unión Europea de mayor o igual fuerza que el Euro. Eso implica desequilibrios estratégicos para un cúmulo innumerable de situaciones.

Imaginemos que Rusia decida no venderle más gas a Europa, o venderlo más caro por obvias razones estratégicas de necesidades u oportunidades imperiosas de mercado, y concentrarse en su desarrollo capitalista. Eso es imposible. Supongamos que se cumple en un 30 %. Vaya pulso que se sobrentiende que hay allí.

¿Hay más en juego? Claro que sí. Estados Unidos y Europa odian una Rusia tan grande e imperial. Ya le dieron un golpe al destruirle a sus soviets. ¿Rusia todavía podría ser más frágil? No la desearían unida como competencia a futuro ni en pintura. Intentarán por todos los medios dividirla y convertirla en amañadas republiquetas, tal como pintaba Ucrania, que ya tiene al frente a una supuesta oligarquía vendedora afín a USA y a la OTAN.

Es decir, el teatro de operaciones perfecto para el desarrollo capitalista de la Unión Europea estaría pasando por la desmembración de Rusia y el robo en descampado de sus riquezas mineroenergéticas, energías limpias de cara al Cambio Climático y al cambio de perfil del capitalismo postpandémico. Llamamos capitalismo postpandémico el capitalismo que ha creado y seguirá crenado pandemias debido a la ruptura del equilibrio climático.

Pero, ahora, precisamente ahora, Europa y Estados Unidos no solo tienen solo a Rusia en el juego. Agazapada está China. Y, al parecer, China es el principal enemigo. China dice, olímpicamente, que no está interesada en una política exterior como siendo de gran potencia. Pero ya China no está dormida. Si China se desconecta de esa guerra queda conectada a su mayor desarrollo con índices estratosféricos: se escapa del pelotón puntero.

China sobrevivió incólume a la Guerra Fría. Hizo cambios y se acomodó tras una moratoria aparente en su revolución. Por eso, Estados Unidos y la Unión Europea necesitan, están jugando no un billar a dos bandas. Lo que quisieran buscar es, como en la buchacara, que con un solo golpe entren dos bolas sucesivas. Si lograran dividir a China, si China se convirtiera en republiquetas, aleluya al Señor.

Eso sucedería si Estados Unidos y la Unión Europea pudieran pasar incólumes, agrupadas como pollitos obedientes bajo la OTAN. Pero no hay tal.

Si Estados Unidos salió de Afganistán, no fue por el solo prurito de saltar sobre Ucrania en donde había venido haciendo aportes a una oligarquía afín a Washington con Zelenski como punta de lanza. Es obvio que Trump fue demasiado torpe. Ojo, tanto Zelenski como Trump son histriones.

Es demasiado evidente que Estados Unidos no puede manejar la unidad interior de su política estratégica como antaño sin irse de lado.

Además, concentra un tóxico curubito del 1 % de la concentración oligárquica de la riqueza mundial, de la que habla Piketty, lo cual quiere decir que a futuro pudiera tener una democracia bastante débil; si es que ya no está herida de muerte: hubo un asalto masivo contra el recinto de su Congreso. Existe un loco, y un loco partido de superioridad blanca, que pueden robarse elecciones si los dejan. Y eso hace que Estados Unidos también pueda ser una presa. Parece risible, pero pensable. Podría ser algo así como…un tigre de papel.

Mírese que Trump se ha atrevido a proponer con un desparpajo de proporciones cosmológicas que Estados Unidos puede tratar a México como Rusia trata a Ucrania. ¡Es increíble! ¿Será que México es Ucrania? Eso quiere decir que Trump no tiene ni idea. Es posible que eso concite la primera unidad global de América Latina en la historia. Y no se crea que el resto del establishment político y mental de Estado Unidos pudiera tener ideas más frescas.

Es más, de muestra un botón: Estados Unidos acaba de ser derrotado por una pinche pandemia. Nadie puede decir que eso no fue una guerra ante la cual no pudieron unirse. Hoy es ostensible que hicieron el ridículo. A sus pies hay una tendereta interminable de muertos.
Entonces al final tendremos a Rusia con un gasoducto y cuántas centrales nucleares al borde del nuevo desarrollo capitalista de Europa, inaplazable por lo demás, en las condiciones del cambio climático.

De todo esto no puede salir más que un pacto histórico. Qué ironía con la situación colombiana. La humanidad no se puede jugar a una escalada nuclear. No en las condición de una pandemia que todavía no se sabe si tiene cepas más peligrosas. Nótese que Colombia todavía no produce sus propias vacunas.

Es urgente que nos apersonemos que debe crearse una conciencia nacional de nuestra participación a nivel estratégico y global. No podemos ser un simple peón táctico de los Estados Unidos. Existe un amplio sector de nuestra oligarquía tan adicto a Estados Unidos que nos pueden meter en una catástrofe. Debemos pensar con cabeza fría cada uno de nuestros pasos. Los que hemos dado hasta ahora no van en la dirección correcta.

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