Recientemente, en el municipio de Tunja, una importante extensión arborizada se ha visto afectada por la tala indiscriminada. Este lugar funciona para generar el oxígeno que diariamente usan los habitantes de la capital boyacense y dejan en entre dicho la integridad del alcalde de dicho lugar.
El Bosque San Antonio se encuentra en este momento en proceso de licitación para la construcción de un centro para recreación, enfocado al patinaje. Más conocido como un “patinodromo”, pretende beneficiar a la población local por medio de los programas del Instituto Municipal de Recreación y Deporte. Aunque la administración ha dado respuesta a estas inquietudes, continúa afectando al medio ambiente del lugar.
En nombre de Fernando Flórez Espinosa, múltiples funcionarios han anunciado la reforestación del terreno, y anunciaron diferentes espacios para realizar dicha labor. La pregunta se enfoca a lo siguiente: si existen otros lotes ¿por qué tomarse la libertad de quitarle la vivienda a cientos de seres vivos para trasladar una reserva que ha visto la evolución de la cuidad?
Es importante mencionar las capacidades de uno y otro árbol, ya que uno que tenga una avanzada edad producirá mucho más oxigeno comparado con uno que tenga pocos meses de vida. Muy pocas personas están preocupadas, puesto que aunque beneficia a la población en ámbitos recreativos muy pocos entienden la inversión a futuro y las consecuencias que podría traer la desaparición de este bosque.
Es importante recalcar que nadie está planteando que no se construya el escenario deportivo, sino que sus cimientos pueden plantarse en otro lado. La tierra de ese lugar pertenece a estos seres que han acompañado a los niños y que, ciegos, los han visto crecer. Este lugar representa uno de los pocos espacios verdes que tienen los sectores, y acabarlo sería terminar con una ubicación que hace parte ya de los nativos.
La independencia natural debe garantizarse cuando de progreso se habla, y es por eso llamar la atención sobre este fenómeno que puede terminar en un efecto no deseado. Que la sed de crecimiento no determine el destino natural, y que sea un precedente para entender al desarrollo como una calzada que puede ser viable para el progreso.
¡Tunja defenderá hasta el último momento los árboles!
