¿Qué hacen las bodegas en las redes sociales?
Opinión

¿Qué hacen las bodegas en las redes sociales?

Los trolls que conforman una bodega posicionan unas conversaciones y desvían otras, atacan usuarios puntuales pero, ¿cuál es su impacto en el comportamiento político por fuera de redes?

Por:
noviembre 15, 2020
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Se repite y se repite: las bodegas de este hacen tal cosa, las bodegas de este otro hacen esta otra cosa, pero tenemos poca información precisa y objetiva de qué hacen efectivamente las bodegas en las redes sociales. Sin esos datos, las denuncias sobre los abusos de las bodegas están sujetas a contradenuncias predecibles: que hay un sesgo político y que el denunciante es muy llorón, entre otras, dinámicas usuales, repetidas y aburridas de un sector de las redes. Asistí a una presentación del investigador Anton Sobolev de la Universidad de Yale analizando el comportamiento de los trolls en las redes –los trolls son los elementos individuales que conforman una bodega- y las consecuencias políticas que se derivan. La investigación es interesante porque está basada en una base de datos muy completa sobre la actividad de estos trolls en Rusia, ampliamente reconocido como uno de los países más eficaces en influir decisiones políticas y sociales desde las redes. Comparto lo que aprendí.

Sobolev parte de una paradoja para motivar la pregunta de investigación: aunque en un principio se pensó que las redes sociales iban a ser el mecanismo perfecto para coordinar acciones políticas en contra de regímenes autoritarios, “en los últimos años, hemos aprendido que el potencial de las redes sociales para difundir el intercambio de información y la coordinación puede ser frenado por la desinformación, la propaganda y la censura de los líderes autoritarios. Los instrumentos que disponen son muchos: ejercer presión sobre los propietarios de plataformas de redes sociales, prohibir sitios web, censurar contenido y emplear comentaristas pagados para interferir con las conversaciones en línea.” El foco acá es sobre la última de estas herramientas, el uso de comentaristas pagados –los trolls-, anotando de una vez que una buena parte de ellos –por lo menos el 60 %- son robots coordinados por pocos humanos.

¿Qué objetivos tienen las bodegas? En el nivel macro, posicionar ciertas conversaciones y ocultar otras, usualmente usando hashtags para crear tendencias. En el nivel micro, los trolls se enfocan en atacar a usuarios puntuales, los que promueven un tema que les moleste, defiendan a un rival político o critiquen a quién los contrata. ¿Qué tácticas usan las bodegas? Sobolev analiza seis tácticas, retomo las dos más importantes: la primera, sencillamente las bodegas pueden usar comentarios inflamatorios y agresivos que, poco a poco, van aburriendo a los usuarios “normales” que empiezan a dejar las conversaciones políticas y la segunda, más sofisticada, se usa para mostrar fuerza en las redes, es decir, las bodegas regularmente deciden coordinar algún tipo de comportamiento y el fin en sí mismo es mostrar que pueden hacerlo. Es interesante que, en este caso, no les importa disimular lo evidente, que se basan en un comportamiento automatizado y artificial, precisamente porque, entre otras, quieren mostrar que pueden contratar e invertir en dinero en esas operaciones.

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Las bodegas regularmente deciden coordinar algún tipo de comportamiento y el fin en sí mismo es mostrar que pueden hacerlo

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 Como comportamientos comunes para todas las tácticas, Sobolev muestra que los trolls de las bodegas publican un 64 % más que los usuarios normales, un elemento base para asegurar que las tácticas funcionan. También tienden a comentar entre ellos mismos sus publicaciones. Aunque esto podría parecer contraintuitivo - ¿para qué dos trolls, manejados probablemente por la misma persona, conversarían entre sí? -, los objetivos que buscan son razonables desde su perspectiva: primero, darle más volumen a sus conversaciones y temas, y segundo, ir creando una reputación que capture la atención de los usuarios normales.

¿Cuáles son las consecuencias del comportamiento de los trolls? Sobolev encuentra dos efectos significativos: primero, los trolls efectivamente reducen las intervenciones y la participación de los usuarios normales en las redes sociales. Esto es fundamental porque entonces las voces activas en las redes terminan siendo las de las bodegas y los pocos usuarios con la piel dura para aguantar en ese mundo. La mayoría de usuarios terminan siendo actores pasivos, observadores de una conversación que, en principio, no representa una muestra representativa del mundo real más amplio. El segundo efecto significativo es la desviación de los temas políticamente sensibles que las bodegas no quieren que se toquen. Es decir, cuando quieren desviar la atención de un tema, las bodegas logran poner otro tema de su gusto, usualmente un ataque a un contradictor. Los que no pertenecen a bodegas terminan entonces con unas agendas temáticas que les imponen intereses ajenos. Sobolev no logró encontrar ningún efecto significativo en la intención de las bodegas progobierno en imponer temas a favor del gobierno.

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La mayoría de las personas en las redes no participan en conversaciones políticas, en buena parte por la toxicidad asociada

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El trabajo deja algunas preguntas abiertas: en primer lugar, ¿tienen algún efecto estos comportamientos en los usuarios normales que observan, pero no participan en las discusiones? Esto es fundamental porque queda demostrado que la mayoría de las personas en las redes no participan en conversaciones políticas, en buena parte por la toxicidad asociada. Sin embargo, no sabemos si, en su silencio en las redes, terminan a favor, en contra o indiferentes a la agenda de la bodega de turno. En segundo lugar, ¿cuál es el impacto de estos cambios en el uso de las redes en el comportamiento político por fuera de las redes? Al fin y al cabo, aunque las redes sociales son cada vez más “la vida real”, todavía la parte más importante del comportamiento político -votar, protestar en la calle- ocurre fuera de las redes, es importante entonces entender cómo se relaciona el mundo virtual con el mundo físico.

El mundo virtual y el mundo “real” se entrecruzan cada vez más. Trabajos como el de Sobolev son importantes porque empiezan a movernos de discusiones alrededor de la opinión de cada uno a discusiones alrededor de hechos objetivos, en la medida de lo posible. Hay acá algunas lecciones desde Rusia que nos pueden servir para, al menos, participar más conscientemente en las redes, con la agenda, los temas y las reacciones que a uno le importan y no responder automáticamente a los intereses del jefe de una de las bodegas.

@afajardoa

 

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