En Holanda logran construir un túnel en apenas un fin de semana, y en China, un edificio modular de 10 pisos en menos de 29 horas.
En contraste, Colombia es uno de los países donde la ejecución de obra pública es más lenta, con los consecuente sobrecostos, por lo general para beneficio de los ineptos e inescrupulosos contratistas.
Además, ¿qué tanto se prestan las propias autoridades, con su negligencia y permisividad, a este detrimento patrimonial?
Un ejemplo descarado de esto, a la vista de todos, en plena zona financiera de Bogotá, es la ampliación de andenes en el costado sur de la calle 73, entre carreras séptima y quince, que lleva ya más de un año y nada que terminan.
Entre la carrera séptima y la once, donde tienen su sede entidades importantes como la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) y la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), la obra va un poco más avanzada, pero entre la once y la quince, se ve que la cosa aún va para largo.
Cuando acababan de colocar los polisombras verdes para delimitar el área de intervención recuerdo que tomé una foto, sospechando ya desde entonces que esa obra, a todas luces caprichosa y prescindible, iba a ser un simple pretexto para despilfarrar plata y más plata, como en efecto ha ocurrido.
Esta demora tan descarada me recuerda la de la repavimentación, hace ya algunos años, de la calle 81 entre carreras séptima y once: muy pocos metros también para una duración de un año. Sinvergüenzas.
¿Dónde están los interventores de obra y los entes de control para evitar este tipo de desfalcos? ¿Por qué las autoridades del orden distrital y nacional permiten este tipo de atropellos con las finanzas públicas? ¿Y por qué la gente del común no dice mayor cosa?
Más allá del conflicto armado que Colombia arrastra desde hace décadas, estos robos descarados a la vista de todo mundo sin que recaigan sanciones ejemplarizantes son uno de los peores síntomas de una ciudadanía por lo general indiferente, apática y permisiva que a fin de cuentas termina alcahueteando el mismo cáncer que la carcome y le hace daño.
Qué vergüenza.
