Doctor Juan Manuel Santos Calderón, no era para menos el resultado obtenido en las elecciones presidenciales del día 27 de mayo de sus candidatos Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle, cuyo rendimiento fue exiguo y muestra a todas luces la respuesta del pueblo a su desafortunada gestión de gobierno. Inexplicablemente, la investigación por el ingreso de dineros de Odebrecht a su campaña fue finiquitada por vencimiento de términos. Una obra más de la tan desprestigiada justicia. Su jefe de campaña el Dr. Roberto Prieto va a la cárcel.
Usted señor presidente invitó a votar “pensando en el presente y futuro de nuestra querida Colombia, pensando en sus hijos” y dijo: “los presidentes no podemos terciar por un candidato o por el otro, no podemos manifestarnos sobre por quién vamos a votar”.
Si en verdad usted hubiera pensado en el futuro de la patria, pensado en sus hijos, que vivirán en el exterior, no hubiera otorgado tan mayúsculos beneficios a los criminales farianos, hoy maestros de la ética y la moral. Doctor Santos, no era necesario que usted manifestara por quién iba a votar, su intención era más que conocida: usted votaría por cualquiera, menos por el Dr. Iván Duque.
Usted dijo: “La paz fue la gran ganadora de las elecciones de este domingo", "si se suman los votos de los que han venido defendiendo el proceso de paz, los que no quieren echar para atrás, suman casi el 60 % ahí están Petro, Fajardo, De la Calle, inclusive Vargas Lleras" y "No creo que nadie esté interesado en echar eso para atrás, además porque el proceso no se puede echar para atrás porque está blindado jurídicamente".
Presidente Santos, ¿de cuál paz escribe o habla usted? Porque los colombianos apreciamos un incremento en la violencia y el surgimiento de nuevos carteles de la droga, a la que usted favoreció y le abrió las puertas. Colombia es un mar de coca, fuente de todos los males.
La impunidad, la violencia y el terrorismo no pueden estar blindados y el pueblo ya se ha manifestado al respecto, así usted señor presidente se haga el desentendido.
La JEP, que tan fervientemente usted defiende, pese a las diversas cartas enviada por Acore y los excomandantes de las FF.MM y consejo de exdirectores de la Policía Nacional, es la implacable guillotina que llevará a miles de militares inocentes a la cárcel. La impunidad de los culpables es la condena de los perversos magistrados socialistas de la JEP, de todos quienes han criticado el farragoso documento de la Habana. Dr. Santos, usted como comandante general de las Fuerzas Militares, ¿ha preguntado alguna vez por la suerte del señor general Arias Cabrales o por el coronel Mejía, detenidos por falsos testigos? Por supuesto que no, el narcoterrorista Santrich es más relevante y notable.
Yo no le temo a la votación del próximo 17 de junio, donde el ganador indiscutible será el Dr. Iván Duque. Le temo a usted señor presidente, pues conocemos su talante y nos mostró cómo se gana en segunda vuelta. ¿Será por nuevos falsos testigos, por compra masiva de votos o qué artimaña, treta o ardid se irá a inventar? Usted ofrecerá el oro y el moro y sus restos de mermelada, para que no gane el Dr. Iván Duque, que según malintencionados periodistas será el títere del mejor presidente que ha tenido Colombia, palabras suyas. En su discurso al asumir el mando dijo: “Quiero rendir también un tributo especial, un homenaje desde el fondo de mi corazón, a un hombre que brillará en la historia como aquel que devolvió a los colombianos la esperanza en el mañana y la posibilidad de recorrer sin miedo nuestro hermoso país: el presidente Álvaro Uribe Vélez”.
Si gana el Dr. Iván Duque tendrá que luchar por la paz, que nunca vimos, pese al premio Nobel. Si gana el populista y promesero de falsedades, exmilitante del M-19, grupo terrorista, señor Petro, surgirán de nuevo las convivir, que aparecieron en el gobierno del Dr. Gaviria. No habrá duda de que Petro, los medios enmermelados y usted señor presidente Santos digan que el Dr. Uribe es el culpable del nuevo enfrentamiento.
Dios no permita que la represa de Ituango tenga la misma suerte de su bien criticado gobierno, que termina con la aceptación del 25%, la más baja de la historia.
Esperamos que con el paso del tiempo no se borre de la memoria popular el país descuadernado que usted deja.
