¿Por qué es tan peligrosa la novela sobre Lucho el embolador?

¿Por qué es tan peligrosa la novela sobre Lucho el embolador?

Estoy cansada de que, por el afán del rating, se estigmatice y se vuelva un cliché la clase popular como lo vemos en 'La Gloria de Lucho'

Por: María Fernanda Rodríguez
abril 09, 2019
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¿Por qué es tan peligrosa la novela sobre Lucho el embolador?

Hay que decirlo, gran parte de la televisión colombiana está construida para la clase popular, son pocas las personas que se sientan a ver televisión nacional para mera investigación antropológica o social. Incluso hay que reconocer que desde la llegada de la televisión en 1954 la mayoría de los hogares han considerado al televisor un hijo más, un miembro más de la familia, una compañía importante. Incluso yo que crecí en una familia donde era todo un ritual compartir al menos una hora de televisión para contarlo como "pasar tiempo juntos". Claro, las maneras en que la televisión funciona con el entretenimiento construye una nube de humo maravillosa: se crea la ilusión de que ese espacio y lugar temporal significa compartir con tus seres queridos. Es una forma de estar con ellos mientras los temas predominantes de las novelas y los reality shows (que no tienen nada de reales) se nos presentan como "realidades maravillosas".

Ahí vienen mis inconvenientes particulares con las novelas, pero en especial con 'La Gloria de Lucho'. Un auge tremendo por hacer novelas sobre la vida de personajes colombianos famosos, la gran última producción fue 'Garzón vive', inspirada en el legendario Jaime Garzón, han tenido una acogida tan grande que los colombianos caemos en el error de considerar que estas producciones son la verdad histórica absoluta de estos personajes icónicos —claro, nuestros grandes cantantes de vallenato sobre todo—. Igual, eso es lo que menos importa, lo que realmente les interesa aquí es que el rating suba y suba y suba, y llegue a tope. Cosa que normalmente logran —excepto RCN, ese ya no sabe qué más hacer sino reencauchar—.

Entonces, primer problema: caer en absolutismos irracionales. Sí. Estas novelas juegan un papel importante en la formación de cualquier persona, ¿por qué? Porque son la compañía y la razón por la que la familia se reúne en torno a un televisor. Ya lo había mencionado. La gente, sin darse cuenta, crece con un eco constante de diálogos donde se romantiza la pobreza, se confunde la felicidad con la idea falsa de que la plata es lo que más importa —básico— y no se problematiza el verdadero efecto político que hay en los estratos, la necesidad económica que hay en que un sector de recursos bajos exista para poder mantener un ecosistema político de explotación constante. Nada de eso se problematiza, es más fácil quedarse en los diálogos donde "el amor de familia es lo que más importa" y que "la familia es lo último que nos abandona", por no decir que jamás se va a pesar de los "tropiezos" que se den por culpa del alcohol y drogas.

Segundo problema: personajes sin profundidad y revictimizados. Sí, así tal cual. A pesar de que las personificaciones estén bien hechas, el personaje de Lucho es "justificado" la mayoría del tiempo. De nuevo, no se problematiza su rol dentro de una Colombia desigual, sencillamente se expone y se da de manifiesto quién es y cómo su vida ha sido tan dura. Sí, lo sabemos, el hombre tuvo que robar y fue metido en prisión por ello, y sí, también sabemos que fue por salvar a su hija que estaba peleándose entre la vida y la muerte. Y sí, sabemos que eso es injusto y es cruel. El problema es que la narrativa se queda en la mera representación que termina construyendo un nicho de personas que se van a sentir identificadas con esa clase de situaciones. Eso engancha. El problema es que se vuelve a victimizar a esta víctima de una violencia social y económica —más la ineficiencia de un sistema político y de salud—, pues se ponen sobre la mesa características básicas de un personaje afectado por la violencia que luego logró surgir y luego volvió a caer. ¿Dónde está lo que realmente significa ser ese personaje? De nuevo: se quiere enganchar.

El lenguaje es muy importante en estos casos de revictimización, pues conforma el discurso que se quiere dar a la audiencia, y la audiencia es seducida de tal forma que no comprende que se ha caído en un sentimiento de lástima y falsa empatía con el personaje. Digo "falsa" porque efectivamente lo que se está haciendo es pensar que Lucho es un berraco por todo lo que tuvo que pasar y que merecía ese mérito por ser la calidad de persona que era, cuando en el fondo ha sido la narrativa audiovisual la que ha permitido que no sea necesario problematizar el papel que ocupa, de forma cruda, una persona como Lucho, ni su papel como agente político desencadenado en los excesos.

Probablemente estas causas sean injustas ante los ojos de quienes disfrutan pasar su tiempo frente a la pantalla y escuchar los lamentables diálogos que se nutren con "esperanzas que merece el personaje por ser tan buena persona", pero también está aquel público que los reconoce y solo desea entretenerse. O también están estas grandes cadenas televisivas que no tienen la creatividad suficiente para hacer producciones que nos pongan a repensar nuestro lugar en el mundo y nuestra historia de forma activa. Tal vez la cultura de la narco estética se perpetúa en narrativas disfrazadas de "personajes icónicos". Quién sabe.

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