Aunque muchos desearíamos que el fútbol profesional nunca regresara y se extinguiera como cualquier otro dinosaurio, el hecho es que está regresando de a pocos y regresará. ¿Por qué? Porque el mundo actual aún necesita de esa religión y de esa droga que es el fútbol, y aún no está preparado para sustituirla. Cuando hoy decimos —parodiando la vieja frase de Marx de la religión como opio— que el fútbol es el nuevo opio del pueblo, nos referimos a que en la actualidad muchas de las funciones antiguas de la religión, hoy las cumple el fútbol: igual que la religión en el pasado, el fútbol de hoy hace soñar y adormece a la gente para que no piense en ciertas cosas que no le convienen a ciertas élites dominantes; igual que la religión en el pasado, el fútbol de hoy aliena para disminuir la crítica social; igual que la religión en el pasado, el fútbol de hoy hace que la gente pierda su tiempo buscando resultados de partidos en vez de indagar por qué el país anda mal; igual que la religión en el pasado, el fútbol de hoy sume a las personas en la alucinación de creer que la vida mejora si cierto equipo gana; igual que la religión en el pasado, conseguía crear fanáticos, las sobredosis de fútbol también fanatizan, hacen que ya no se piense por cuenta propia y que el adicto se torne ciego a la realidad.
Ciertos sectores socioeconómicos necesitan que vuelva a rodar el balón porque saben que es necesario adormecer de nuevo a la gente con partidos, impedir que piense en algo distinto a goles y que se enzarce en polémicas sobre jugadores y no sobre crisis sociales. El fútbol volverá porque es necesario que la gente no vea la realidad, porque se necesita que la gente no se dé cuenta de que es infeliz, que no piense sino que se entretenga, que no use creativamente su tiempo libre sino tan solo sea un consumidor pasivo de carreras detrás de una pelota. El fútbol volverá porque es necesario que el individuo enajene su libertad y en cambio vea lo que otros quieren que vea, se emocione con lo que otros quieren que se emocione, sintonice lo que otros quieren que sintonice, compre lo que otros quieren que compre, hable de lo que otros quieren que hable, piense en ciertos temas que otros desean que llenen su mente. El fútbol volverá porque el sistema necesita que el sujeto ignore que el tiempo, ganas y dinero que invierte en futbol se pueden emplear mejor en millones de otras cosas y actividades. El fútbol volverá porque el sistema y quienes tienen el poder sociopolítico necesitan que la gente no sea dueña de sí misma y que se limite a ser un tornillo o una tuerca más en el engranaje de la máquina llamada fútbol. El fútbol volverá porque el sistema necesita cada vez más sujetos drogados. Seguramente en las sociedades del futuro los fanáticos del fútbol se internarán en clínicas de salud mental para desintoxicarlos, pero todavía falta trecho para llegar hasta allá.
