Por el diálogo y la utopía

Por el diálogo y la utopía

"La estigmatización no puede seguir siendo un mecanismo para sumar votos, como ha venido ocurriendo. Hay que dominar los rencores y los odios, ese es el reto"

Por: Ramiro Guzmán Arteaga
junio 08, 2018
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Por el diálogo y la utopía
Foto: Pixabay

El próximo gobierno, venga de donde venga, tiene un gran desafío: dialogar con la sociedad, con el país. Un gran diálogo con los intelectuales, con los trabajadores, con los profesores, con los escritores, con los ambientalistas, con la guerrilla, con la derecha, con la izquierda, con el centro, con los excluidos, en fin, el país debe conversar en una audiencia que crezca cada día, como en El sueño de las escalinatas de Eduardo Zalamea Borda.

Ahora bien, el próximo gobierno debe desmitificar la palabra diálogo, esa palabra que a muchos incomoda. Es necesario que los primeros diálogos que empezaron con las Farc y que ahora continúan con el Eln sirvan para que la sociedad vea en ellos una alternativa hacia la paz. Es urgente que los partidos políticos, sin distingo de color, y las personas, como ser individual y colectivo, vean en el diálogo una alternativa a los grandes problemas nacionales.

Se habla de negociación, y ello es muy importante, pero el diálogo y saber dialogar es mucho más importante. Sin embargo, el diálogo hay que humanizarlo. Además, hay que dejar los insultos, los señalamientos y dar paso a las argumentaciones. Si cambiamos en conversar cambiamos las emociones, en eso que algunos dan en llamar la espiritualidad. Hablar para negociar.

Bishnu Sapkota, director de la iniciativa de transición a la paz de Nepal, nos recuerda cómo muchos niños nacieron en Nepal en el contexto histórico del diálogo. Por eso, en Colombia es necesario comprender que debe haber una confianza en el diálogo a partir de las nuevas generaciones y que es la población civil y el gobierno quienes deben asumir esa responsabilidad histórica. Cambiar el país por la vía del diálogo requiere paciencia y perseverancia, es un compromiso a largo plazo porque es evidente que la sociedad está polarizada.

Hace falta un diálogo que empiece ahora y siga evolucionando con una dinámica y con principios de valores que evolucionen en el tiempo; pero estos diálogos deben estar acompañados de una educación social capaz de superar la crisis sociopolítica en la que nos encontramos inmersos por muchos años de guerra, es necesario desarmar la violencia contemporánea.

En este mundo tecnológico también es importante un diálogo tecnológico para la pacificación, que las redes sociales progresivamente vayan demostrando que se están depurando de insultos y diatribas, de señalamientos y estigmatizaciones. Hay quienes ven en la fuerza la única alternativa hacia la paz, pero se debe entender y comprender que ya no es el uso de la fuerza sino la de la inteligencia, a través del instrumento del lenguaje y el diálogo, la única que puede garantizar una paz duradera; sin diálogo no nos entendemos y si no nos entendemos se producen fraccionamientos en la sociedad en todo este proceso hay cosas que muchos no logramos aún comprender, por ejemplo, ¿por qué se tuvo que someter la paz, como producto de un diálogo entre contrarios, a un plebiscito cuando la paz es un derecho fundamental?

La estigmatización no puede seguir siendo un mecanismo para sumar votos, como ha venido ocurriendo. Hay que dominar los rencores y los odios, ese es el reto para el futuro. Sin duda alguna el país se está moviendo, está en proceso de cambio, las elecciones nos develan muchos hechos importantes, la historia está cambiando frente a nuestros ojos. La próxima semana se elige un presidente que estará frente a un reto inmenso como es el de manejar un país con divisiones profundas en la sociedad, con errores, pero ahora hay que dialogar entre opuestos, alguien tiene que parar esta locura para lograr mejores niveles de convivencia en medio de tantas inequidades y polarización. Aunque para muchos esto parezca una utopía del corazón.

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