Padre, quiero hablar con usted: soy prepago
Opinión

Padre, quiero hablar con usted: soy prepago

Una amiga de la universidad me propuso que trabajara como ella de modelo acompañante, me dijo que ganaría mucho más dinero y trabajaría el tiempo que yo quisiera

Por:
junio 07, 2020
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Padre Ramón, buenos días, necesito hablar con alguien de lo que me pasa.

Claro con gusto, puede contarme.

La verdad me da como pena contar en que trabajo, pero tengo un nudo en el corazón, por favor no me vaya a regañar.

No se preocupe, tranquila conversemos con toda tranquilidad. Siempre cuando se conversa con la verdad, buscando ayuda, el Señor Jesús se hace presente.

Padre, yo trabajo para pagar mis estudios en la universidad y para ayudar a mi familia como modelo acompañante en una agencia.

¿Modelo acompañante, es como una asistente, secretaria?

No padre, yo soy prepago. Trabajo ofreciéndole compañía sexual a personas a cambio de dinero.

Ah ya entiendo. Pero usted es muy joven, ¿por qué no considera conseguir otro trabajo?

Le voy a ser sincera padre, yo intenté trabajar en otros sitios; de mesera, de recepcionista, de vendedora de ropa. Y siempre los jefes querían acostarse conmigo… ¡y gratis! Era la única condición que me pedían para no despedirme, eso me aburrió. Entonces, ahí fue donde una amiga de la universidad me propuso que trabajara como ella de modelo acompañante, me dijo que ganaría mucho más dinero y trabajaría el tiempo que yo quisiera.

Pues aparentemente todo se ve maravilloso y, entonces, ¿qué le está sucediendo?

Me siento mal. Tengo dinero, puedo comprarme lo que quiera, aunque mi mamá no sabe lo qué estoy haciendo está feliz porque pagamos las deudas, no nos falta nada…

No falta nada material, pero … ¿y lo demás?

Si ahí esta el problema, la vida se me está yendo y estoy atrapada en el glamour, en el mantenerme bonita para los clientes, en ir al gimnasio y ahorrar para hacerme unas cirugías estéticas y así poder cotizarme más.

Si amiga, creo que eso que le está pasando a usted le está pasando a muchas jovencitas y muchachos de nuestro País. Usted empezó a ser parte de una de las mafias más lucrativas que, junto con el narcotráfico y el comercio de armas, está destruyendo al mundo: la prostitución.

¡Padre perdón, pero yo no soy ninguna criminal, no vengo aquí a que me trate como tal!

Ni más faltaba que yo piense eso de usted, ni tampoco es mi deseo tratarla mal. Quiero que se de cuenta que usted hace parte de una cadena, tal vez es el último eslabón de ese negocio. Usted misma en lo que me cuenta, me dice que recurrió a esto por necesidad económica. Las cadenas conque esto atrapa a las personas, pueden ser de oro, pero por más oro que tengan, son cadenas y esclavizan tanto a la persona que ejerce esto como a las personas que buscan este tipo de servicios. Aparentemente el estimulo económico y la posibilidad de conocer gente y “disfrutar la vida” es muy atractiva, pero las personas se van consumiendo y destruyendo lentamente, atrapadas por un dinero que se esfuma fácilmente y viviendo sin amor. Cuando abra y cierre los ojos en unos años, se dará cuenta de que ya no ganará más dinero, no estará tan joven, estará sola y vacía.

Pero, entiéndame padre, en este país solo unos pocos tienen posibilidades y esta es la vida que me tocó para salir adelante. En unos años cuando termine la universidad, me saldré de esto.

Haber, usted empezó este diálogo diciéndome que siente un nudo dentro de si y que se siente atrapada, ¿cierto?

Cierto.

Pues el camino para dejar de sentirse así, es saliéndose de eso mujer. Entiendo perfectamente lo que me dice de las escasas posibilidades que hay para salir adelante, pero también hay muchos casos de jóvenes como usted, bonitas e inteligentes, que analizan, piensan, se esfuerzan y salen adelante. Tal vez no tan rápido, tal vez negándose la posibilidad de comprarse ropa bonita y sacrificándose en gustos, pero están más tranquilas y más seguras de si mismas. El sacrificio auténtico, créame es recompensado por Dios y no solo unos años, por siempre.

Yo creo que Dios no debe estar muy feliz conmigo, padre.

Yo estoy absolutamente seguro que Él la ama con un amor que sobrepasa cualquier amor. Cuando usted experimente ese amor que Dios le tiene, va a encontrar fuerzas nuevas para estudiar, ser una profesional, conquistar sus sueños y amar de un manera libre y hermosa.

Ore por mí, padre.

Claro que sí

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