Todavía se oye el eco de la fiesta de anoche mientras alguien dice que a Colombia en esa especie de tiro al aire que representa, le gusta lo inverosímil; así que por eso, justamente por eso, podrá ganarle a Argentina.
El 10 de julio que terminó hace pocas horas es extraño, ha estado cargado de gritos excitados, en la calle millones de gritos tras años de intermitencias de la selección colombiana de fútbol, ese conjunto que planta una imagen épica de victoria en la retina de todos, pero ha sido un día, en fin, que propaga una sombra vergonzosa: Salvatore Mancuso ha salido de prisión.
Como si nada. El siniestro depredador paramilitar, esa variedad de sicópata que diseminó terror y fosas sin nombre por el país, estará quizá plácido esta misma mañana, acaso con resaca luego de haber celebrado la victoria, el gol de Colombia, ¡¡El gol, su propio gol a Colombia!!
Hace muy poco escribía en este mismo diario: “Casi alcanzo a imaginar, más bien, que estando acá, entre las expertas argucias judiciales de la impunidad, este criminal con voz de barro cumplirá el ritual de decir perdón a las víctimas, mantendrá escondidas riquezas materiales teñidas de sangre, desde luego no reparará absolutamente nada en términos materiales ni simbólicos, y al alba de su llegada recibirá beneficios de mansión por cárcel, gozará de privilegios y no descartará ocupar directamente o mediante testaferro algún cargo público desde donde avivar la plaga, limpiar su propia historia y darse favores recíprocos con sus pares en aquella cadena alimenticia”.
El tipo ahora por arte de magia está nominado como gestor de paz y dicta cátedra de honor
Pagaremos en consecuencia de aquí en adelante, usted, él o yo, el esquema de seguridad de Mancuso, su caravana de camionetas aplastantes de la Unidad Nacional de Protección, sus escoltas, sus abusos, sus blindajes; el tipo ahora por arte de magia está nominado como gestor de paz y dicta cátedra de honor, así que sus viáticos y sus refrigerios también los costearemos. Y no lo dude ni por un segundo, si se necesitan más impuestos para cubrir esto, también saldremos a cubrirlos.
Agridulce mañana. El eco de la celebración de anoche por la victoria de Colombia se mantiene, pero un depredador que llenó de sangre y tortura la piel y el recuerdo de miles seres humanos en Colombia anda por ahí, y con todos sus muertos encima se llenará la boca hablando de paz.
