Otra vez un futbolista colombiano golpea a su pareja, otra vez un hombre que vistió la camiseta de la selección protagoniza un acto de violencia. Ojalá Queiroz, quien es un señor, quien tiene códigos europeos. Le cierre las puertas de la selección, algo que no hizo Pékerman, a quien no le importó nada que Armero fuera detenido por golpear a su esposa en Miami y los escándalos, que no se pudieron comprobar, de una fiesta con agresión sexual incluida, que involucraban a los tres colombianos de Boca Juniors, Wilmar Barrios, Frank Fabra y Edwin Cardona.
Ya las directivas de Boca le dieron el ultimátum a Villa, habrá 0 tolerancia con episodios de violencia de género. Ojalá esto se extienda en la selección. Ha habido rumores de maltrato a mujeres en la selección desde la época de Asprilla, es que ser futbolista es sinónimo de ser guaches. Y viendo a gente como Villa claro que les da razón a los que pensamos así.
Viendo a un tipo como Queiroz, a ver lo que dicen jugadores que han sido dirigidos por él como Cristiano Ronaldo, Beckham, Figo, caballeros a carta cabal, tenemos la confianza de que acá no va a haber la alcahuetería de los Bolillo ni Pékerman. La acusación de las dos novias de Villa contra él son demasiada presión, demasiado desprestigio que cae no sólo para él sino para los integrantes de la selección.
Así que si los jugadores quieren de verdad evolucionar y sacudirse el estigma de patanes como Villa, Queiroz debe ponerse serio. Él no debe estar para encubrir golpeadores de mujeres sino para limpiar el fútbol.