Señor amante del fútbol, aún está a tiempo de corregir su mal proceder. No está bien alegrarse por la derrota o el fracaso de un ser humano, pues el fútbol como espectáculo se hizo para disfrutarlo y aplaudir a todo aquel que hace algo extraordinario, venga del equipo que venga, sin humillar al caído. Empiece por decirle no al mojón mental y no confunda rivalidad con enemistad porque eso no es fútbol. Si bien el fútbol es pasión, también es respeto tanto por el equipo como por la afición rival.
Créame, no hay nada de sabiduría en masacrar mediáticamente a un solo futbolista por la derrota de nuestro equipo del alma o del rival de patio, cuando de lejos somos conscientes de que estamos frente a un deporte 100% colectivo. En tal virtud, no hay que olvidar, que quienes "endiosamos" a esos hombres que juegan bien al fútbol y nos alegran con sus jugadas y destellos de magia en el campo, somos nosotros mismos: los fans.
Así las cosas, ya es hora de que entendamos, que lo maravilloso de este bello deporte está en la imperfección de los propios jugadores. Ya es hora de que entendamos que ¡Estamos hablando de seres humanos no de dioses! Estamos hablando de gente normal que se profesionalizó en un oficio —como cualquier otro— y que entrena muy duro por superarse día tras día sin importar si se fracasa en el intento, pues, sea como sea, su consigna siempre es levantarse, sacudirse y volver a empezar y a entrenar más duro que al día que ya pasó. Si hay algo de ‘divinidad’ en ellos es cuando piensan que no pueden dejar de entrenar porque si lo hacen, en ese momento hay alguien esforzándose muchos más para superarlos.
Me perdonan, pero estoy para creer, que muchos de los que criticamos a un jugador como Lionel Messi o como Cristiano Ronaldo ni siquiera nos esforzamos ni el 10% de lo que ellos se esfuerzan por tratar de conquistar sus propios sueños. De hecho, ¿sabe usted cuál es la gran diferencia entre ese par de pedazos de jugadores y muchos de nosotros? Que ellos al menos después de conquistar por primera vez un sueño, lo siguieron haciendo una y otra vez y otra vez y otra vez ¡Y siempre el mismo sueño! Porque es eso lo que han hecho todos estos años con las Champions que tienen en sus vitrinas: llegar a la cima, bajar y volver a escalar otra vez para alcanzar la misma cumbre conquistada ¿Usted sabe lo que es eso? ¡Eso no es de gente normal! Y sin embargo eso es lo que le han demostrado al mundo y mucha gente no lo ve. Es más, hay fans que logran darse cuenta de ello y ni se inmutan por imitar el ejemplo y aplicarlo a sus vidas. A lo mejor, son de aquellos que prefieren observarlo en un libro de autoayuda y gastar dinero comprando el libro, a pesar de todo el tiempo, los ejemplos de superación de carne y hueso son más elocuentes, más palpables que lo que otros se inventan con frases tontas de motivación.
A lo mejor usted pueda que ya esté pensando en refutar mi idea y desarmarme con el flojo argumento de siempre: “Sí, pero a Messi y Cristiano les hace falta ganar un mundial. Es cumbre aún no la han conquistado”, pero ya eso es otro cuento que no merece discutirlo, puesto que es una de las poquísimas cosas que les queda a ellos por alcanzar en sus vidas. Más bien, si usted es de esas personas, lo invito amablemente a reflexionar un rato sobre las siguiente tres preguntas: ¿Son pocas o muchas las cosas que a nivel profesional me hacen falta por alcanzar en la vida? ¿De verdad ha sido extraordinario lo que he alcanzado hasta hoy? ¿Ha sido extraordinario solo para usted o para el mundo entero? Y esto se lo digo, porque en estos tres ejes es donde se mueve la crítica destructiva de quien se burla del fracaso de estos deportistas.
Independientemente de las respuestas que haya obtenido, el punto al que quiero llegar con mi tesis, es que a partir de más o menos el año 2025 o 2026, usted se va acordar de esta época e ineludiblemente va a terminar comparando a Messi y a Cristiano Ronaldo con los jugadores que verá por esos días y, solo hasta entonces, es que va a caer en la cuenta de lo felices que fueron estos momentos y jamás fue consciente de ello. La verdad, no sé si a estas alturas del partido habrá notado que el superastro del Barcelona y la Juventus son los últimos dos exponentes de lo que una vez conocimos como “la vieja escuela”. No se deje arropar por la mantita caliente de la disonancia cognitiva al creer que detrás de ellos vienen más jugadores con el mismo nivel, rendimiento, talento y disciplina ¡Despierte! Porque lo que se viene son los años de las vacas flacas, y es ahí cuando usted va a comprender a Cristiano Ronaldo y a Messi en sus derrotas. Mi humilde y afectuoso consejo de cajón es: no espere a extrañarlos, no los critique, no los compare, solo siéntese y disfrútelos.
