Me contó mi madre que mi abuelo era liberal, de los que se hacían matar por el trapo rojo, por lo que sus hijos, incluyendo a mi madre, fueron liberales por herencia. A la par, mi progenitor fue conservador, al parecer también por herencia.
Mi padre fue echado de la casa de mi madre porque en el cuarto que le habían asignado pegaba en las paredes propaganda de Laureano Gómez Hurtado (tengo un hermano de nombre Laureano).
Así mismo, entre esos cuentos que se narran en la familia también escuché que mi abuelo peleó en la guerra de los Mil Días, que liberales y conservadores se mataban a físico machete y a bala... que los chulavitas... etc.
Cuando apenas abría los ojos al mundo político de Colombia, recuerdo remotamente que se hablaba de un tal Frente Nacional, donde aparentemente había paz política. Aunque escuchaba a través del destartalado radio Phillips algunas noticias de un tal Sangrenegra y Tirofijo.
Después, ya siendo un jovencito dedicado a mis estudios en un colegio privado de secundaria, escuchaba comentarios sobre el presunto robo de unas elecciones a un general de la República.
Tengo que confesar que nunca me interesaron estos temas. El béisbol, el fútbol, la biología y la literatura eran mis pasiones.
Tal vez por todo lo anterior es que nunca he militado en ningún partido político. De hecho, veo con preocupación cómo se ofenden los seguidores de uno y otro bando, además de los hechos de corrupción, el atraso de nuestro país y sus regiones, lo absurdo de algunas normas jurídicas etc.
Quizás por eso es que no soy ni uribista, ni petrista. Soy un colombiano que desea ver cómo se invierten todos nuestros recursos en obras sociales, en educación, en salud, en programas para erradicar la delincuencia, entre otros.
A muchos les es muy difícil aceptar que hay muchas personas que estamos fuera de la línea de polarización que en materia política tiene nuestro país en los actuales momentos: quien no es uribista, es petrista. Uribestias, ultraderechistas, paracos, guerrilleros, comunistas y petroskys son algunos de los términos que se utilizan para ofender dentro de esta polarización existente.
¿Me preguntarán si alguna vez he votado? Sí, claro que he votado, pero eso no me hace militante de ningún partido político. He votado por candidatos que me han parecido la mejor opción en su momento. Lo malo es que cuando han ganado los candidatos por los que he votado me han defraudado.
Me queda la incógnita, la inquietud, la curiosidad de saber qué hubieran hecho los candidatos por los que he votado y han perdido.
