Natalia, no importa lo uribista que seas, no importa que a veces no sepas redactar lo que escribes. No me importa nada. Igual te sigo, soy tu fan. Por ti le daría un beso a Salud Hernández. Si existe algo que valga a pena de 20 años de uribismo eres tú. Con las últimas fotos en twitter, ideales para la Cuarentena, pusiste de acuerdo a uribistas y petristas: eres una hermosura. A mi no me importa que luzcas feliz sin trabajar porque, al parecer, vives del estado, de hacer trinos. No me importa. Me enamoré de ti. Envidio al presidente Uribe que es tu amigo, envidio a todos tus amigos, a la gente que es cercana a ti. Envidio incluso a los que pueden leer tu columna sin sentir arcadas, a los que te admiran incondicionalmente. Yo no podria ser tu novio, no tendríamos nada de que hablar y a mi me gustan, qué se yo, las mujeres rebeldes, las anarkas, las que no se pintan, las que luchan, la que se organizan en bloque, la que no esperan un marido que las mantenga, las que no van a misa. Tu no eres nada de eso. Tu eres lo único bueno que tiene el uribismo. Eres mi placer culposo favorito:
