Miroslav Tichý: el fotógrafo que se opuso a la tecnología

Miroslav Tichý: el fotógrafo que se opuso a la tecnología

Lo llamaban 'el Tarzán retirado' y construyó su mundo con latas, rollos de papel higiénico y tapas de cerveza

Por: Jaime Villamil
abril 06, 2016
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Miroslav Tichý: el fotógrafo que se opuso a la tecnología

Son pocas pero célebres las historias de personas que han sido excluidas y señaladas de locos. Ellos son una amenaza porque buscan su verdadera libertad y la expresión de lo que auténticamente son. El escritor francés Antonin Artaud --“El Suicidado de la Sociedad”-- y el fotógrafo checo Miroslav Tichý --“El Tarzán Retirado”-- ambos marginados y con una capacidad creativa inigualable, pueden citarse en el caso de las artes, y los matemáticos Ted Kaczynski y Alexander Grothendieck en el caso de las ciencias. Todos tienen algo en común, tuvieron un estilo de vida apartado de la sociedad con un ingreso humilde pese a sus sobresalientes capacidades. Todos desnudaron falacias como la del desarrollo tecnológico, la de la acumulación material y el éxito económico, la de la libertad de elegir del capitalismo y de la democracia, y con mayor razón rechazaron los regímenes totalitarios. Todos se han opuesto al proyecto de la modernidad en todas sus versiones.

Las sociedades modernas privilegian la razón por encima de los sentimientos, y el control de toda situación mediante recursos mentales. Sus principios giran en torno de la competencia en pro del bienestar individual, y niegan la solidaridad y el bienestar común. La productividad del trabajo es fundamental para la consecución de logros materiales como signo de triunfo. Sus ciudadanos son esclavos del tiempo, viven proyectando su vida en el futuro y para alcanzar sus metas llevan una vida acelerada. Hoy nos parece inevitable entrar en estos paradigmas, porque si no lo hacemos nos arriesgamos a ser excluidos, pero si lo hacemos nos enfermamos con la sociedad. Hay quienes eligen el riesgo de la exclusión. Tichý nos demostró que podía llevar una vida contemplativa usando la fotografía como herramienta para su descubrimiento espiritual.

La técnica no hace al fotógrafo

Tichý no podía procurarse una cámara fotográfica y un cuarto oscuro a la altura de su tiempo. Él renunció a la tecnología y con lo que las sociedades modernas consideran desechos (latas, rollos de papel higiénico, tapas de cerveza, etc) construyó lo que necesitaba. “Vemos –decía– que lamentablemente hay demasiada preocupación en torno a la técnica y no la suficiente sobre la actitud al mirar”. Hoy en día vemos que los fotógrafos se actualizan constantemente en sus cámaras, lentes, flashes, y programas de posproducción, pero dentro del abundante número de fotógrafos son muy pocos los que entregan su impronta personal más allá de la calidad técnica. El fotógrafo chileno Sergio Larraín lo expresó así: “Cuando observas tu mundo interno aparece lo místico (…) la fotografía es el resultado de tu mundo interno en composición con la luz”. Tanto  Larraín como Tichý llevaron su búsqueda espiritual al extremo, el primero renunció a tomar fotografías, (“no son necesarios los registros, dijo, sólo existe el aquí y el ahora”), y el segundo expresó lo que de su interior fluía con herramientas hechas artesanalmente.

Cámara de Miroslav Tichý

Esta fue una de las cámaras construidas por Tichý. Foto subida por autor

La fotografía digital es la mejor expresión de la sociedad moderna. Por un lado suprime el proceso de revelado de los cuartos oscuros que es el sitio donde realmente el fotógrafo deja de ser un técnico y pasa a ser un artista, además de destruir el conocimiento de los fotógrafos análogos que son expertos en las leyes de la física óptica, y en los procesos físicos y químicos del revelado y positivado. De otro lado, es capaz de producir muchas fotos en poco tiempo y después elige la mejor fotografía y, si aún no es satisfactoria, se puede arreglar con programas de posproducción. De aquí se destaca que lo digital manifiesta la mentalidad moderna a través de una forma acelerada de vida (la instantaneidad de las fotos), la sobreproducción de basura (muchas fotos en pocos minutos), y el culto a la imagen perfecta (la imagen exitosa que satisface todos nuestros deseos).

A pesar de la fotografía inscribirse en el los años de los grandes inventos de la sociedad moderna, los fotógrafos análogos más destacados hacen un llamado de atención por mantenerse en unos valores ajenos y contrarios. Sergio Larraín con relación al afán y sobreproducción recomienda: “Hay que calmar la mente, bajar la velocidad en que se vive”. Henri Cartier-Bresson sobre la obsesión por la perfección dice “no debemos manipular la realidad ni mientras fotografiemos ni los resultados en el cuarto oscuro”. Tichý por su parte niega el éxito: "Si quieres ser famoso tienes que hacer algo y hacerlo peor que cualquier persona del mundo entero".

La fotografía es superior a la literatura.

La novela es el género literario por excelencia de la modernidad. Se cuenta una historia recurriendo a detalles y a la lógica para el desarrollo de su trama. La fotografía sería su negación porque su relato no usa palabras, y en opinión de John Berger “la vista es la que establece nuestro lugar en el mundo circundante: explicamos el mundo con palabras, pero las palabras nunca pueden anular el hecho de que estamos rodeados por él”. Roland Barthes lo expresa de una forma más resumida: “Lo que puedo nombrar no puede realmente punzarme”.

Para resumir, la fotografía es un puente más directo entre las emociones y el objeto de expresión artístico. Mientras los medios escritos necesitan los argumentos, o las figuras retóricas o poéticas, una buena fotografía despierta una emoción de forma instantánea. “De todos los medios de expresión –afirma Cartier-Bresson– la fotografía es el único que fija para siempre el instante preciso y fugitivo.”

La fotografía es un medio de expresión muy útil para el despertar espiritual, ya que nos conocemos interiormente cuando conocemos con una mirada poética nuestro entorno. Sergio Larraín advierte que “hay que estar abierto al universo, a la naturaleza, a los necesitados, a la divinidad (…) que lo místico te conecta contigo y con lo que te rodea, y te mantiene a raya del ego.”

 

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