Mídale los dedos a su pareja el día de San Valentín
Opinión

Mídale los dedos a su pareja el día de San Valentín

Por:
enero 01, 2016
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pedro 1

Si su novio (o novia) tiene la mano como la que se muestra arriba, con el dedo índice más corto que el anular, no crea cuento y ¡ojo a su fidelidad! Aproveche la cena del Día de Enamorados o San Valentín para tomar medidas y fotos subrepticiamente a la rata de dos patas —manos (Paquita la del Barrio) o angelito— a que tiene delante. Recomendación, la mano derecha parece más confiable para predecir cuernos.

La vagabundería (o “vagamundería” diría bellamente un dominicano) llamada con elegancia “alto índice de sociosexualidad” está asociada a una proporción 2D(índice corto)/4D(anular largo) baja (Wlodarski R, Manning J, Dunba Stay or stray?Evidence for alternative mating strategy phenotypes in bothmen and women. Biol. Lett. February 2015; volume 11, issue 2) El artículo, “Fiel o infiel: evidencia de estilos alternativos de apareamiento en hombres y mujeres”, sale en una seria publicación técnica de la Real Sociedad de Londres fundada en 1660 cuyo lema Nullius in verba (No creas en la palabra de nadie) es curiosamente apropiado para el asunto que nos ocupa.

La publicación científica comienza afirmando: “En todos los análisis comparativos los seres humanos caen siempre en el borde entre monogamia obligatoria o poligamia”. He traducido literalmente el fragmento porque me parece bien escrito.  Observemos: “los seres humanos caen…”  Eso de la fidelidad es una cosa de caer o no.  Hace unos pocos días bajaba yo una escalera de la universidad donde enseño y se me cruzó por delante una joven y guapa profesora. A cualquiera le gustaría detenerse para charlar con ella siendo las cinco de la tarde con la brisa y sus aromas a favor aún sin ninguna pérfida intención (sé que mi esposa confía en mí). Pues no, no pude saludarla pues yo, cosas de la edad, bajaba los peligrosos escalones con gran atención para no dar un traspiés. Díganme si la fidelidad es cosa de caer o no.

Sigamos: “…al borde…”  Todos estamos cerca al límite estadístico y moral. Ya escribía el marqués de Santillana en clásicos versos al inicio de la “Serranilla VII” (1436-1439): “Moza tan fermosa / non vi en la frontera / com´una vaquera / de la Finojosa”  Todos estamos en el borde, al límite y podemos cruzar o no la frontera de la fidelidad siguiendo vaqueras o vaqueros. Ser fiel es una decisión como tantas cosas buenas en la azarosa vida humana.Y terminan los autores: “…entre monogamia obligatoria o poligamia.”  La monogamia es una obligación que muchos asumimos aunque tengamos naturaleza congénita de llevar una vida perruna que explicaría nuestras repetidas caídas.

La menor longitud del dedo índice o segundo (2D) comparado con el anular o cuarto dedo (4D) o sea una proporción 2D/4D baja refleja la mayor exposición in utero a hormonas androgénicas (testosterona). Este fenotipo se ha comprobado en diversos animales, monos superiores y nosotros relacionándolo con varios rasgos de conducta como la agresividad, el “machismo” y la infidelidad en varones y mujeres. Las explicaciones para esta condición son variadas: el feto tiene más receptores de testosterona, la madre tiene niveles más altos de hormonas androgénicas, algún factor ambiental distorsiona el equilibrio, etc.

Pero no es tan simple la cosa como si algunas personas nacieran fieles o infieles. La genética no es blanco y negro, o destino. Primero la separación estadística entre los dos fenotipos (fiel vs. infiel) es pequeña y gradual. No es que uno sea así o asá, hay “medios así” y “medios asá”.  Ahora bien, cuando se mide la diferencia en gran número de individuos se encuentran algunos “numeritos”  y porcentajes interesantes.  El 62 % de los varones tiene un cuarto dedo o anular (4D) prominente y predecible tendencia a poner cuernos. Solo el 50 % de las mujeres presentaría esta tendencia. Parece comprobarse la sabiduría popular: “los hombres son unos perros”. Pero en el 50 % de mujeres “tendenciosas”, llamémoslas así, hay algunos casos con proporción infiel aún más alta que los hombres, entonces de que las hay las hay…

Los autores proponen para comprobar los hallazgos que se cuantifique el número de divorcios en parejas infiel-infiel con proporción 2D/4D baja (ambos con dedo anular mayor). O la más larga duración de las relaciones en parejas fiel-fiel con dedos índices más largos que los anulares. No se dice nada de las quizás más frecuentes parejas fiel-infiel ni de la cruz que predeciblemente cargan.  Son investigaciones propuestas para el futuro pero si a uno le dicen que tiene tendencia genética a la infidelidad ¿no le estarán dando excusa para portarse mal? A veces es mejor desconocer las tendencias de la pareja y aventurarse a una vida de descubrimientos pues la naturaleza congénita no es destino. No desespere con su “perrito” doméstico o damisela inquieta: ¡Feliz día de Enamorados!

*Esta columna fue publicada originalmente 13 de febrero de 2015

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