Hemos avanzado como nación. Hace treinta años las fuerzas oscuras de este país, para sacarse de encima a un candidato, contactaban a algún capo de la mafia y, a cambio de prebendas, montaban el operativo. Dos sicarios en una moto aparecían en un trancón, en el aeropuerto y hasta en un avión y allí acababan la ilusión de un pueblo. Nos hemos civilizado. Ya no se necesita regar sangre para callar voces críticas. Tan solo basta usar la inteligencia del ejército, aprovechar las debilidades de los caudillos, y darle play a una cámara.
Gustavo Petro Urrego no sólo es reconocido por su implacable inteligencia, su rigor a la hora de investigar y denunciar, su justo interés porque la infame brecha entre ricos y pobres se acorte. Petro tiene un ego despiadado y en su afán por conseguir sus objetivos es capaz de aplastar hasta a sus propios amigos. Por eso es que alguien que lo conoce desde su primera juventud en Ciénaga de Oro es capaz de grabarlo mientras le entrega plata. La razón por la que Montes decidió montarle la cámara no era otra que la de tener la prueba de que sí lo había ayudado a recolectar fondos para su campaña. A Petro le da Alzheimer cuando llega a la cumbre y es mejor recordarle de vez en cuando las ayudas dadas. No sé si fueron fuerzas oscuras, hackers poderosos o una retaliación de Montes, pero el video llegó a las manos de Paloma Valencia quien, ni boba que fuera, aprovechó para deslegitimar, tal vez para siempre, al contradictor más peligroso que tiene el uribismo. Semanas antes de que se estrenara en pleno debate al fiscal Martínez en el Congreso, intentaron darle el video a diversos medios. La W radio fue uno de ellos. Lucas Pombo, el joven y brillante editor político, evitó publicarlo. No quería que sobre la emisora que dirige Julio Sánchez Cristo cayeran, en aras del rating y la chiva, las acusaciones de querer desviar la atención del debate sobre el escándalo Odebrecht. Esa responsabilidad recaería sola en Paloma, escudera ya no solo del expresidente Uribe sino del fiscal Martínez quien seguramente le agradeció.
Para el colombiano promedio que votó por Duque
solo porque tocaba guitarra e iba a quitar a los marihuaneros de los parques,
Petro ahora no solo es un ateo degenerado, un oscuro exguerrillero, sino un corrupto mentiroso.
rueda de prensa
No hubo necesidad de apretar un gatillo, tan solo se le tuvo que dar play a una grabación del 2005 para que el foco de atención pasara de saber la verdad sobre las misteriosas muertes de Jorge Enrique Pizano y su hijo Alejandro, a la muerte política de Gustavo Petro. Para colmo el senador patinó en sus explicaciones. Aunque en la rueda de prensa dada en el programa de Vicky Dávila contestó las preguntas hasta de feroces contradictores como Gustavo Rugeles y en ningún momento dijo “siguiente pregunta señorita” como el expresidente que da ruedas de prensa en caballerizas, el video de 40 minutos que subió a Facebook es confuso, anecdótico e inocuo. Para colmo en la entrevista que le hace Gustavo Gómez al arquitecto Simón Vélez este, aunque afirma que le ayudó a recolectar plata entre “mis amigos oligarcas”, deja claro que no le dio ni un solo peso. Es decir, para el colombiano promedio, el que votó por Iván Duque solo porque tocaba la guitarra e iba a quitar a los marihuaneros de los parques, Gustavo Petro no solo es un ateo degenerado, un oscuro exguerrillero, sino un corrupto mentiroso.
Las opciones de Petro de llegar a la Presidencia, que habían quedado abiertas en junio con los históricos 8 millones de votos que consiguió en segunda vuelta, quedaron sepultadas gracias a un video en el que probablemente no esté haciendo nada ilegal. Bastó la inquina de periodistas influyentes como Gustavo Gómez Córdoba, que nunca lo ha querido, o de examigos como Simón Vélez o Juan Carlos Montes que se han sentido traicionados por él, para sepultarlo políticamente. Porque de este golpe, así los seguidores del líder de la Colombia Humana lo sigan respaldando, ya no se va a levantar. La Fiscalía va a tomar el testimonio del Loco Barrera quien dirá lo que se le dé la gana. Igual no tiene nada que perder. Queda claro que con el fiscal Martínez y con Sarmiento Angulo, Santo Patrón de este albañal, es mejor no meterse. Qué miedo.
