Que Iván Duque cuente con Marta Lucía Ramírez en el tiquete para llegar a la presidencia es un activo muy valioso para la campaña, para el discurso y para la gobernanza de Colombia.
Marta Lucía es integridad moral, es una figura política probada y goza de buen reconocimiento nacional. El país ve en Marta Lucía Ramírez una mujer con cualidades excepcionales para hacer política y de familia, y cómo no serlo si ha demostrado que la mujer colombiana tiene todas las condiciones para asumir los más altos cargos y nominaciones de este país.
Ella, Marta Lucía, ha pasado por el Ministerio de Comercio Exterior en el gobierno del presidente Pastrana, fue senadora de la República en el gobierno Uribe, y también embajadora. Además, fue la primera mujer en ser ministra de Defensa en el país, dejando un legado y un distinguido paso por esta cartera, la cual ha hecho que la recuerden hombres y mujeres; sin olvidar el cariño que le han guardado las FFMM.
Pues bien, ser fórmula vicepresidencial en Colombia es un baluarte fundamental para cualquier candidato, aún más cuando Marta Lucía no solo tiene una hoja de vida amplia que se complementa con la brillante trayectoria de Iván Duque, sino que también representa el sentimiento de la mujer campesina, de la mujer indígena, de la mujer joven, de la mujer cabeza de familia, de la madre comunitaria, de la mujer ejecutiva, de la mujer patriota. En síntesis, representa a la mujer colombiana, la cual tiene todas las capacidades dentro de una sociedad que cada día da más pasos hacia el camino de correcto de darle el valor que merece a la mujer en cualquier circunstancia.
La fórmula “Du-Ra” (Duque-Ramírez) es la que llama a Colombia a la unidad, al fortalecimiento de los valores democráticos, al respeto de la Constitución, al cuidado de la familia como núcleo fundamental de la sociedad y sobre todo a garantizar en los colombianos la tranquilidad de vivir en un país respetuoso de la ley con oportunidades para todos.
Hoy Duque y Marta Lucía están en segunda vuelta, llegaron allí como producto de un encuentro democrático en los pasados comicios del 11 de marzo, donde luego de una consulta abierta nacional, Iván Duque obtuvo el mandato de ser el candidato presidencial de la alianza para reconstruir a Colombia y Marta Lucía el de ser su acompañante política en ese camino.
Luego, en más de 2 meses de campaña, el pasado 27 de mayo ganaron y pasaron a segunda vuelta, y hoy con la ayuda de Dios y de los colombianos haciendo una campaña de soluciones y no agresiones buscarán nuevamente en el mandato popular la designación como próximos gobernantes del país.
Repito, entonces, como en el título de esta columna, qué lujo es Marta Lucía para Colombia, para el futuro de todos y para seguir construyendo país.
