Los trabajos insostenibles de la Bogotá Humana

Los trabajos insostenibles de la Bogotá Humana

Los jóvenes víctimas del cálculo de Petro que hoy solo reparten propaganda política

Por: Juan Carlos Pareja *
septiembre 08, 2015
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Los trabajos insostenibles de la Bogotá Humana
Foto: tomada de internet

Desde niño tuve la sensación de inequidad. En mi casa la situación nunca fue fácil, pero siempre vi a mis papás trabajando entre semana y fines de semana para pagar lo básico y la educación  de mi hermano y mía. Crecimos en un ambiente con mucho cariño y comprendiendo el valor del trabajo. Mi papá me enseñó que el día de las votaciones era tan importante que le pintaban a todos el color de mi equipo preferido capitalino. Eran épocas donde los valores de los abuelos aún se sentían en casa y en donde se empezaba a superar la marcada diferencia entre liberales y conservadores, santafereños y Embajadores.

Acabé el colegio y la opción era buscar financiación para estudios universitarios o aplicar a universidades públicas, eran épocas en donde lo difícil era entrar a la Nacional por el nivel exigido. Gracias a convenios con el Icetex pude financiar mi carrera en una universidad privada y trabajar de mesero en restaurantes e, inclusive, descargando containers en las noches en la zona Industrial para pagar los gastos adicionales a la matrícula de universidad.

Valoré cada peso que me prestó el Icetex porque sabía que al finalizar el periodo de gracia tendría que pagar con tasas de interés altas y no podía darme el lujo de colgarme, no había quien pagara deudas. Gracias al buen desempeño académico, me gané una beca para estudiar fuera del país seis meses. Allá fue un poco más duro: el frío y la lejanía hacían imposible soportar un euro que, muy similar al de hoy, triplicaba al peso, pero con las enseñanzas de mi corta vida y un golpe de suerte conseguí un trabajo gracias a un amigo obrero ecuatoriano con quien compartía apartamento con ocho ecuatorianos hermanos más. Así estudié y trabajé, logrando regresar a mi país con algunos ahorros, dispuesto a empezar mi vida laboral.

Empecé a ganar el mínimo y al corto tiempo llegó la primera cuota del Icetex. Se llevaba el 70 % del sueldo y tuve que retomar mis cualidades de mesero los fines de semana para complementar las necesidades de gasto. En adelante la vida me ha sonreído, las oportunidades han llegado y con mucho esfuerzo he estudiado más y, aunque sigo pagando las deudas, tengo una gran satisfacción. Soy consciente que mi vida fue mucho mas fácil que para la mayoría de colombianos, pero me quedó algo muy importante de toda esta historia. La plata no se gana fácil.

Hoy me asombra ver la cantidad de jóvenes que gracias a las políticas del señor alcalde y de la Bogotá Humana reciben un "pago" para ayudarlos a salir de la vulnerabilidad. Yo digo que el mejor apoyo es empujarlos a que se esfuercen y no ser víctimas de cálculos políticos y subsidios mal fundamentados, con programas insostenibles en el tiempo. Es común ver a jóvenes uniformados repartiendo propaganda de la alcaldía, y cuando unos les pregunta qué hacen no saben responder y miran al piso con la certeza de saber que ni ellos mismos conocen para dónde van y luego de estos años en qué irán a terminar. A otros se les ve en trajes de deporte por las ciclorutas repartiendo reflectivos de la Bogotá Humana o en eventos deportivos de gancho rodeando con cordones de seguridad a las multitudes que no se saben comportar, acorralados como ganado. Eso sí, siempre se les ve muy juntos porque se les dice que la unión hace la fuerza y hay que ver qué pasa en donde no vayan a las marchas.

Si a estas personas se les dijera que van a trabajar por una cultura ciudadana, que van a hacer respetar paraderos de usuarios y conductores,  que van a parques para que los dueños de mascotas piensen en los tapetes de los demás, mirarían a los ojos y con orgullo dirían que trabajan por la ciudad, por una mejor Bogotá. Muy en el fondo, como los recicladores con los fondos de aguas de Bogotá, saben que esa plata se va a acabar y ojalá entiendan en ese momento que fueron víctimas del cálculo de Petro que hoy solo divide las clases y promulga de pobre viviendo y adorando vivir como rico, que si pudiera marcaría las casas, como sus amigos lo hacen y quién algún día justificó la toma de armas ante la falta de oportunidades e inequidad, que hoy con su política sigue promoviendo.

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