El suicidio sigue siendo un tema tabú en el Quindío, en el 2016 la tendencia de las muertes autoinfligidas aumentó a 47 personas con respecto a años anteriores e incluso igualó las cifras del año 2010, año en que este fenómeno se presentó de forma significativa. Sin embargo, parece que esto a nadie le interesa, la comunidad se desentiende porque todavía no ha llegado este flagelo a su entorno familiar y el gobernador y los alcaldes del departamento sólo esperan que termine el año para reiniciar el conteo y esperando que bajen las estadísticas, por lo pronto se preocupan de irse por las ramas para que esto no afecte su imagen como administradores, ni se dañe la imagen del Quindío afectando en la empresa turística.
¿Qué se ha hecho?
El 16 de junio de 2016 se realizó un “debate sobre salud mental “en el Concejo de Armenia, el cual tuvo poca promoción en los medios y por lo tanto, una pobre participación por parte de la comunidad, no tuvo mucho de debate y más bién se enfocó a dar informes sobre el trabajo que se viene adelantando desde diferentes instituciones y secretarías del municipio con respecto a la prevención del suicidio. Aunque, como lo reporta la Crónica del Quindío en la edición de junio 21 de 2016, el propósito de esta reunión fue mostrar estrategias para mejorar la prevención: “Mejorar las rutas de atención, campañas de prevención y promoción, redes orientadoras en los colegios y programas que fortalezcan la economía”, aunque de esto poco vimos.
Se pudieron apreciar entonces dos posturas, una fundamentalmente tradicionalista de parte de las secretarías de Salud, Educación y de Desarrollo Económico que decían que “estamos trabajando, dejen todo en nuestras manos” mientras se seguía resaltando los altos índices de problemas mentales en el departamento. Los concejales aplaudían las intervenciones de la de grupos de investigación que escupían estadísticas, y del director de la Clínica el Prado, el cual afirmaba despectivamente “todo el que piense en el suicidio es un enfermo mental y hay que medicarlo e internarlo” y algo más preocupante “mucha gente intenta suicidarse para ser famosa en los periódicos”, pero principalmente se dedicó a despotricar contra otras formas de comprender el suicidio y a ofrecer los servicios de su clínica.
La otra postura, ignorada por la mayoría de los presentes y de la cual quiero rescatar su importancia, es la que asumió de forma más crítica el profesor Oscar Iglesias, el cual trató de resaltar la importancia de comprender el sufrimiento humano y de cómo esas personas no quieren morir, sino sólo dejar de sufrir, y habría que buscar formas de superar las problemáticas que las aquejan y de comprender su situación; al igual que el Spot realizado con niños y adolescentes del Municipio de Quimbaya en el marco del proyecto Es hora de actuar, tú decides, que pretende brindar un mensaje de prevención del consumo de sustancias psicoactivas y llamar la atención de padres de familia; recursos como estos serían de gran ayuda en el impacto a la población y al fomento de una cultura de la vida y de la comprensión.
Por otra parte, el Programa de Filosofía de la Universidad del Quindío realizó el Foro sobre suicidio: la perspectiva de la Ciencias Humanas, el cual es una iniciativa para que la academia trate de conversar con la gente del común para mostrar cómo se comprende la vida y la muerte desde otras culturas, y desde el arte, la filosofía, la antropología, la psicología, entre otras disciplinas que tratan de abrir la perspectiva sobre por qué la gente se suicida, del estigma social al que están sometidos los sobrevivientes y sus familias por parte de la sociedad.
Lo que falta
Es importante resaltar el fomento de una cultura de la salud mental que promueva desde temprana edad la necesidad de asistir al psicólogo o al psiquiatra sin que el niño o el joven se piense a sí mismo como un loco o un monstruo, como la misma concepción cultural nos ha hecho ver al enfermo mental. Las brigadas de salud que se hacen en los pueblos y en los colegios deben complementarse con asistencia psicológica que ayude y brinde la facilidad a los jóvenes a incorporarse en procesos terapéuticos. Por otra parte, debemos desdramatizar el suicidio para poder prevenirlo, porque aunque parezca contradictorio, el hecho de que se conozca más sobre este fenómeno, no sobre los casos particulares, sino sobre las causas, la prevención, los mecanismos de ayuda; no implica que más personas escojan la muerte, sino todo lo contrario.
En ese sentido, se requieren dispositivos incluso anteriores a los procesos terapéuticos como son la capacitación de profesores, padres de familia, brigadistas y funcionarios públicos que puedan reaccionar ante algún intento de suicidio mientras acude un personal más calificado. Una línea de ayuda departamental gratuita a la cual puedan acudir incluso los habitantes de veredas de los municipios alejados. Todo lo anterior, según lo dicta la ley 1616 del 21 de enero de 2013 de salud mental, sobre el derecho que tenemos de recibir atención integral y a no ser discriminados, y de hacer control sobre el cumplimiento de los procesos de prevención del suicidio.
