Los mercaderes de la educación: capítulo Bucaramanga

Los mercaderes de la educación: capítulo Bucaramanga

Por: Phobos, José Rubio Martínez
enero 07, 2014
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Yo sé, tú sabes, él sabe, ella sabe, nosotros sabemos, vosotros sabéis, ellos saben que la educación en Colombia es a nuestros días un negocio de mercaderes que comercian con el porvenir de nuestra nación, que usufructúan las condiciones de posibilidad de una sociedad medianamente digna para llenarse los bolsillos. Se trata de lo que parece ser una política de Estado: abandonar el sector educativo a la deriva de la mercantilización.

Mírese con cuidado el caso de Bucaramanga, una ciudad en la que de acuerdo con el informe de control político de octubre de este año de la Secretaría de Educación, entre el 2012 y el 2013 disminuyó la matrícula en instituciones oficiales a la vez que aumentó en las privadas y en la cual, además, el número de personas inscritas en instituciones con las rentables metodologías flexibles también creció, en especial con la metodología CLEI (Programa nacional de alfabetización y educación para Jóvenes y Adultos), cuyo crecimiento es permanente y cada vez mayor, como se evidencia al hacer una comparación con informes de años pasados. Esta última la cursan no solo personas mayores de edad que abandonaron estudios por distintas razones o líderes comunales o madres cabeza de familia, sino jóvenes que desertan de programas con calendario completo porque con los CLEI de los colegios semestralizados es más rápido graduarse, aunque nada o muy poco se aprenda (y con ello se ponga en completa duda un proyecto educativo nacional), pues lo importante es pagar en el colegio de garaje al que se llegue para poder graduarse y recibir un cartón que muchas veces acredita a alguien egresado de allí como Bachiller Académico, como si hubiese cursado estudios con la misma intensidad que cualquier otro en un colegio de calendario completo. Así, se pasa por alto cualquier criterio académico y se mueven los engranajes de las maquinarias de los mercaderes de la educación.

Hay instituciones que no solo cobran su respectiva matrícula y mensualidad, también exigen presentación y pago de exámenes que nunca son revisados, se apilan en un rincón porque su fin no es mejorar el proceso educativo a partir de los hallazgos que se hagan mediante dichos instrumentos, solo buscan continuar despojando a las gentes de su dinero, por no mencionar otros requisitos que poco a poco se imponen a quienes allí estudian y que padecen quienes allí son esclavizados, docentes que llegan a devengar mucho menos de un salario mínimo por todo un mes de trabajo que finalmente no importa (si se lo pagan, y si lo hacen a tiempo) pues aprueba quien pague al colegio, a ello se le suma la carga de trabajo extra no remunerado en el diseño de todo lo que a los mercaderes de la educación se les venga a la cabeza para ampliar sus réditos. Todo esto es, cómo no, consecuencia directa de los controles y políticas de denuncia ineficientes del Ministerio de Educación Nacional y sus representantes departamentales y locales, y porqué no decirlo, de la ausencia de una política educativa seria.

Ahora, esta maquinaria de hacer riqueza a costa de la educación de nuestros ciudadanos es más eficiente que los controles de la Secretaría de Educación de Bucaramanga y de Santander pues con frecuencia se suele hacer mención de la existencia de instituciones de garaje que funcionan sin tener un PEI y llevan no días, sino años operando de esa manera, incluso es posible hallar manuales de convivencia, si los hay, tomados de internet. No siendo poco con esto, se llega a la vergonzosa situación de encontrar información en la cual instituciones como las que se indican han recibido la máxima distinción al mérito por parte del Consejo de Bucaramanga, quienes lo sustentan, como se lee a grandes rasgos en una de las proposiciones del Consejo, diciendo que aportan a la tan mentada educación en valores, en familia y sociedad. Buscando un poco más se puede llegar a encontrar los nombres de los mercaderes y, vaya sorpresa, en medio de todo lo que se mueve, hasta prospectos de señores feudales con sedes de este rentable negocio en todo el país se encuentra uno, y con ellos sus fotografías en las secciones de farándula de los principales diarios de distintas ciudades.

Bastante tinta se ha derramado y se seguirá derramando acerca de este tema, correrán ríos y con ellos océanos de razones hasta que los poderosos se vean obligados a prestar la debida atención, hasta que las secretarías de educación hagan eficientes sus controles y su veeduría que hasta ahora, como se ve, son muy cuestionables, más en una cartera que, siguiendo el capítulo Bucaramanga, parece cambiar de encargado con demasiada frecuencia en menos de dos años como para que se siga considerando algo normal.

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