Los gendarmes animalistas y ecologistas
Opinión

Los gendarmes animalistas y ecologistas

Ni los veganos más extremos están exentos de impactar negativamente la fauna de sus hábitats

Por:
agosto 24, 2015
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.

Andan las redes sociales encendidas con los temas de la defensa de los animales y la protección del medio ambiente.
Y, sorpréndase usted: las discusiones no se limitan a las batallas entre defensores y detractores de las causas. En no pocas ocasiones las luchas más enconadas se dan entre los mismos animalistas y ecologistas que se enrostran con encono sus diferentes niveles de compromiso y la incongruencia que eso supondría.

Defensores de los animales que atacan a otros defensores de los animales porque tienen perros de raza y no perros criollos.
Antitaurinos que atacan a otros antitaurinos porque comen carne.
Veganos que arremeten contra vegetarianos porque consumen productos lácteos.
Ictio-lacto-ovo-vegetarianos que critican a todos los anteriores porque, aunque consumen los productos que es lícito consumir, no se cercioran de que provengan de granjas orgánicas certificadas.

Y justo en medio de este duelo de sables éticos estamos los muchos imperfectos que intentamos conciliar nuestra naturaleza y nuestras debilidades con una postura que cada vez nos avergüence menos.

Por supuesto que reconozco una superioridad ética en quienes defienden a los animales y son vegetarianos, pero el hecho de que eventualmente coma carne no me inhabilita, por ejemplo, para oponerme con fiereza a la tauromaquia.

No soy un ser humano plenamente consecuente. No pregono serlo. No creo tener la capacidad de serlo. Pero reclamo mi derecho a librar dos o tres batallas éticas personales sin ser vapuleado por los privilegiados que son capaces de librarlas todas.

El reconocido naturalista argentino Claudio Bertonattiha desarrollado a lo largo de su carrera un controvertido pero sólido argumento con relación a este tema y que se resume en que consumir alimentos vegetales no evita la muerte de animales.

Respaldado en cifras confiables, estudios serios y elementales observaciones inapelables, demuestra que la agricultura y, en general, la producción de alimentos como el arroz, el trigo o el maíz, entre muchos otros, provoca un dramático impacto en la fauna de los lugares donde se practican: desde la quema directa de nidos con lanzallamas, la distribución de semillas envenenadas para proteger los cultivos de las aves o la caza directa de herbívoros silvestres, hasta la evidente y masiva destrucción de los ecosistemas vitales para cientos de especies.

Sugiere el naturalista: “Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos”.

Pero, y esa es la pregunta medular, ¿una realidad como la expuesta por Bertonatti deslegitima la postura ética de los vegetarianos? ¡Por supuesto que no! Solamente deja claro que ni siquiera los veganos más extremos están exentos de impactar negativamente la fauna de sus hábitats. Y no lo están por la sencilla razón de que pertenecen a una especie que consume los recursos naturales y que, en virtud de su número, lo hace de una forma que requiere cultivo extensivo y producción industrial. Solo evidencia, una vez más y para resumir, que en esta como en la mayoría de escenas vitales, el fotograma no es blanco y negro.

Me quito el sombrero ante la admirable postura del vegetarianismo consciente, pero renuncio a aceptar la minusvalía ética que muchos nos asignan a quienes no hemos alcanzado ese nivel de evolución.

Sigo adorando a mis dos gatas, sigo promoviendo el castigo a quienes maltraten a los animales, sigo detestando la tauromaquia y oponiéndome a ella de forma activa, sigo mirando con desconfianza a quienes desprecian a los animales, sigo siendo incapaz de dejar abandonado a un animal herido, sigo deteniéndome a jugar con los animales callejeros, y sí, aunque no me enorgullezco de ello, consumo carne de forma eventual.

¡Ah! Y como si faltara algo para ganar el desprecio de los ecologistas y animalistas extremos, solo reconozco una forma perfecta de activismo ecologista y animalista, una por completo efectiva y consecuente: la anticoncepción.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0

Sobre mi despedida de Las2Orillas

Usted lo ha dicho, don Juan

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--