Ningún bloqueo debería existir, pero los que se producen se originan por razones distintas. Desde editoriales de grandes periódicos y de algunos generadores de opinión, que incluso no son de izquierda, se acepta que “el bloqueo que ha mantenido Estados Unidos contra Cuba es repudiable y que es una política criminal” (Cuba se sacude contra la dictadura y La prueba ácida cubana). Y sin duda es criminal, porque los bloqueos económicos aplastan cualquier país y atentan directamente contra los derechos humanos de sus habitantes. Entonces, si eso es razonable, también hay que aceptar que Estados Unidos se ha comportado como una dictadura, pues ha impuesto a rajatabla un bloqueo contra Cuba que es rechazado por voces de distintas ideologías.
El gobierno colombiano históricamente, no solo el de Duque, no ha pedido que se levante el bloqueo económico sobre Cuba o Venezuela; al contrario, aplaude, justifica que se afecten los derechos humanos de esos millones de personas, pero rechaza cualquier bloqueo, así sea de una avenida, en nuestro país y lo ataca de manera violenta. Los bloqueos de acá desabastecen un poco algunas ciudades, eso es inaceptable, y se levantan después de unos días. Los bloqueos contra Cuba y Venezuela desabastecen drásticamente todo un país, eso también es condenable, y permanecen durante décadas. Los bloqueos de acá no buscan en verdad derrocar ningún gobierno, ni tomarse las instituciones y el territorio para ponerlos al servicio de grande corporaciones, de mafias, que se toman la riqueza del país; se hacen por demandas urbanas y rurales.
De hecho, los bloqueos de Cuba y Venezuela buscan derrocar esos gobiernos, para que suban otros gobiernos que se tomen las instituciones y ponerlas al servicio de grandes corporaciones, de mafias, que exprimen la riqueza de esos países. Por ejemplo, si las motivaciones del asesinato del presidente Jovenel Moïse, de Haití, son ciertas, todo indica que es para montar un gobierno que ponga las instituciones al servicio de grandes corporaciones que le han puesto el ojo a la riqueza de los recursos naturales de Haití, que incluye la energía hidroeléctrica. No les importa las condiciones de vida, ni la vida misma de sus habitantes.
Si los bloqueos económicos son una excusa para que las dictaduras supuestamente tapen sus fracasos, pues lo primero que se debería hacer es levantarlos, que esos países salgan de esa asfixia económica y que se note ese fracaso en el manejo autónomo de su economía. Lo anterior para que en consecuencia, y con mayor razón, el pueblo decida levantarse contra tal o cual dictadura.
Todas las dictaduras en cualquier parte del mundo deberían caer y convertirse realmente en naciones democráticas que pongan el Estado al servicio de todos los ciudadanos, y no solo sirvan para poderosos grupos económicos y poderosas multinacionales que succionan las riquezas de esos territorios. Porque si se desmontan las dictaduras para que accedan gobiernos mafiosos al poder, que ponen al Estado al servicio de esas otras mafias que los ponen allí, comprando de una u otra forma la voluntad del pueblo (el voto) y cometiendo fraudes electorales, pues estamos frente a otras dictaduras con maquillajes de democracia. Porque la diferencia entre una democracia mafiosa y una dictadura es que en la primera se gastan un dinero comprando votos masivos o paquetes electorales y en la segunda se ahorran esa platica.
