Quien viera el caminar de Natasha difícilmente imaginaría que hace casi 6 meses un carro pasó sobre sus dos patas traseras. La gata lo hace con la misma elegancia de cualquier otro felino y lo que hoy es una realidad no estuvo ni entre el más optimista de los pronósticos del veterinario que trató su triple fractura de cadera. En aquél entonces, la historia de cómo dos jóvenes, Natalia D´Rache y Lorena López, se contactaron un viernes a las 11 de la noche por medio de un grupo en Facebook para rescatarla cuando estaba recién atropellada, fue publicada en #LaBogotáQueYoQuiero
Luego de casi mes y medio de recuperación, y diferentes interesados en adoptar a Shiva (Hoy Natasha), fue la propia Natalia quien decidió acogerla en su hogar. La recuperación de la gata fue un trabajo en equipo del que formaron parte las dos jóvenes y los veterinarios Néstor Muñoz y Fernanda Alarcón, quienes desde la veterinaria Komondor, en el barrio alhambra al norte de Bogotá, apoyan el trabajo hecho por varios animalistas como Natalia y Lorena. Casos como el de Natasha son pan de cada día en el lugar, más ahora que Fernanda decidió hacerse cargo de un caso donde hay más de 100 animales en un refugio, por lo tanto cualquier ayuda es bienvenida; se acepta desde comida hasta mano de obra.
La historia de Natalia DRache es tan solo una entre los muchos animalistas que hay en Bogotá. El proceso de rehabilitación de un animal callejero lleva varias fases; implica rescate, recuperación y adopción. Así, varias personas pueden estar involucradas en la rehabilitación de un solo animal. Se puede ayudar adoptando, apadrinando, donando o simplemente difundiendo información pues las redes sociales son la principal herramienta que tienen los animalistas para hacer contactos útiles en su objetivo. En Facebook hay varios grupos como salva un amigo, que sirven como plataforma para exponer diferentes casos de perros y gatos en busca de ayuda.
Después de haber contado su historia en #LaBogotáQueYoQuiero Natalia sintió un fuerte espaldarazo que la impulsó a seguir adelante rescatando animales y a buscarles un hogar. En aquella ocasión también se habló de dos perros, Florencia e Ícaro. La primera iba a ser sacrificada en Florencia, Caquetá, tras haber perdido la movilidad de sus patas traseras al parecer por un accidente cerebral. El segundo había sido rescatado en Ciudad Bolívar tras haber sido rociado con aceite caliente y padecer un severo problema de sarna avanzada. Aquí lo que pasó con ellos:
