Los pelados a los que el ESMAD les sacó un ojo empiezan a perder la fe en Petro

Los pelados a los que el ESMAD les sacó un ojo empiezan a perder la fe en Petro

Cristian Zarate, quien perdió un ojo con el estallido de una bomba aturdidora, acompañó a Petro y como todo su grupo Mocao empiezan a perder la fe

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febrero 14, 2023
Los pelados a los que el ESMAD les sacó un ojo empiezan a perder la fe en Petro

Cristian Zarate, 28 años, trabajador social de la UniMonserrate, está desempleado desde hace dos años. Vive en el barrio Castilla, al sur occidente de Bogotá. Aunque nada ha sido fácil para él, desde el pasado 16 de diciembre de 2019 su vida dio un vuelco que lo ha llevado cuesta abajo. Animado por la fiebre que generó el estallido social contra el gobierno de Iván Duque por la Reforma Tributaria que propuso el ministro de hacienda Alberto Carrasquilla, se sumó a las manifestaciones que se exacerbaron por culpa de la brutalidad con la que el ESMAD reprimía a las protestas.

Era la segunda vez que participaba en una manifestación. En ese momento cursaba séptimo semestre en la UniMonserrate. Ese 16 de diciembre se fue a la Universidad Nacional a protestar en la entrada de la carrera 30 de la Universidad Nacional. Llevaba poco tiempo cuando vio como un agente del ESMAD disparó una bomba aturdidora. Recuerda todo como si fuera una maldita película de terror: la bomba haciendo una curva en el aire, dirigiéndose a él, como si fuera algo inexorable. Le dio de lleno en la cara. Cayó desmayado. Cuando se despertó lo estaban atendiendo de urgencia en la Clínica Méderi. Después se enteraría que unos Boy scout que se habían apostado en la Nacional para protestar contra el estado le salvaron la vida. Duró dos días hospitalizado antes de darse cuenta que él era una de las 92 personas que habían perdido un ojo por culpa de la represión desmedida del ESMAD.

Perder un ojo es una de las cosas más traumáticas que le puede pasar a una persona. Según un estudio de la Biblioteca Médica Electrónica, publicada en la revista Cero Setenta, “Primero, se revientan los párpados. El golpe los rasga, los abre por completo y deja expuesto el ojo. Segundo, se dañan las estructuras blandas del ojo. El lagrimal se daña. También el globo ocular, es decir, el ojo mismo. Así en apariencia no tenga una sola herida externa, el golpe puede afectar tanto el ojo por dentro que termina, usualmente, causando la ceguera”. Se pueden partir varios huesos lo que generaría una parálisis en la cara y una ceguera permanente.

Uno habla con Cristian y sabe lo que es la fortaleza. Nunca una queja, nunca una excusa para intentar llevar una vida normal. Nunca una disculpa para que uno pueda sentir algún tipo de pesar sobre él, sobre su suerte. Antes del 16 de diciembre del 2019 no sólo tenía trabajo en un callcenter donde ganaba mal que bien dos millones de pesos mensuales. También tenía una novia y jamás visitaba un médico. Ahora ha quedado marcado para siempre. Uno de sus pocos consuelos es pertenecer al grupo MOCAO, Movimiento en Resistencia contra las agresiones oculares del Esmad.

El 15 de noviembre del 2022, frente al Congreso de la República, lo conocí. Llevaba una pancarta. Votó por Petro y le pedía al gobierno acciones rápidas contra el ESMAD. Entre las solicitudes de este grupo aparecen el de garantías de no repetición, una ruta de atención física y sicológica para la recuperación de los afectados, un reconocimiento a las víctimas e impulsar el tema de la memoria desde el ministerio de cultura para que las agresiones queden escritas para siempre en la Historia. En ese momento había incertidumbre con el gobierno Petro. Ahora hay desilusión.

En ese momento había desconcierto porque no existían rutas de atención efectivas. Una de las integrantes de MOCAO tuvo una de las peores resoluciones que pudo suceder. Ella se llamaba Yuri Calderón. Era estudiante de enfermería y se había graduado en el 2020 a pesar de la enfermedad siquiátrica que se le había detectado. En el 2021 un agente del ESMAD le estalló el ojo. Su depresión perpetua se agudizó. La resolución que tomó fue trágica: tomó una poción de barbitúricos que terminó mortal. Su suicido fue devastador para los integrantes de MOCAO. Y además fue una de las razones para que no confiaran en Petro.

Lo otro fue que hace dos semanas un agente del ESMAD, en la Universidad Nacional, disparó contra un joven manifestante y le sacó un ojo. Las garantías de no repetición son mínimas y Cristian, como el resto de su colectivo, empieza a perder la fe.

 

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