Le mataron su esposo, dijeron que era ella: el dolor que arrastra Aida Quilcué, la líder de la Minga

Le mataron su esposo, dijeron que era ella: el dolor que arrastra Aida Quilcué, la líder de la Minga

En un retén militar mataron al esposo de la primera mujer Consejera Mayor del CRIC. El Estado le acaba de pedir perdón. Ella es del equipo que negocia con el gobierno

Por:
abril 05, 2019
Le mataron su esposo, dijeron que era ella: el dolor que arrastra Aida Quilcué, la líder de la Minga

Aida Quilcué le habló frente a frente a Uribe en el resguardo la María en Piendamó, cuando su popularidad estaba por los aires.  Era el 2 de noviembre del 2008. Había sido elegida –por más de 30.000 compañeros- como la primera mujer que ocupaba el cargo de Consejera mayor del Consejo Regional Indígena del Cauca.

En momentos de la dura Seguridad Democrática, Aida como todos los lideres temía por su vida. Le pidió a su compañero Edwin Legarda,  también indígena, que la acompañara conduciéndole el carro. Era la manera de sentirse protegida en medio de las tensiones en la región. Había pasado un poco más de un mes de su encuentro con el Presidente, asumiendo la voz de la minga, cuando una bala le confirmo sus temores: su compañero había sido asesinado entrando al reguardo de Totoro. Ella no iba con él.

A Edwin lo había conocido en 1994, en medio de una desgracia. El 6 de julio de ese año un terremoto sacudió el suroccidente del país. Una avalancha producida por el desbordamiento del río Paez mató a más 1.000 personas. La mayoría de las víctimas pertenecían a los 15 grupos Nasa que vivían cerca al río. Aida fue una de las miles personas que tuvo que salir del resguardo de Vitoncó por el desastre natural. El caserio donde vivía había desaparecido. En la larga marcha de desplazados, mientras caminaba con sus nueve hermanos, conoció a Edwin, dos años menor que ella. Cuando llegaron al lugar donde se refugiaron, después de cuatro días de camino, ya estaban enamorados.

Tenía 22 años y la conciencia absoluta de no querer formar una familia. Se creía avocada a las luchas sociales por eso desde los 16 trabajaba como promotora de salud de su resguardo. Sin embargo el amor a Edwin le torció los planes. En 1996 ya había nacido Mayerly Alejandra Legarda Quilcué, su única hija. Hasta que Aida fue elegida Consejera Mayor, en marzo del 2007,  la familia vivía de un pequeño negocio de harina de plátano que atendía el propio Edwin. Sus principales clientes eran las escuelas de la zona. Cuando Aida resultó elegida Edwin decidió cambiar de profesión y se dedicó ser el chofer del grupo que lideraba su esposa. En otras palabras solo vivía para proteger a Aida, la mujer que había llegado a ese puesto privilegiado haciendo hasta 10 grado de bachillerato. Su universidad fue escuchar a los viejos sabios de su resguardo. Ahí entendió todo lo que necesitaba saber sobre los problemas de su gente.

El amor nunca se exteriorizaba. El amor era un pacto interno e inmutable entre los dos. No se traducía en besos o abrazos sino en sonrisas cómplices, en un silencio que solo los dos entendían. Era casi telepatía. Les gustaba bailar y lo hacían en silencio e intensamente. Se escapaban de la guardia indígena para gozar. Cuando Aida tenía que viajar fuera del país no había llanto no escenas. Se bañaban siguiendo ritos de medicina tradicional. Así alejaban los malos espíritus y cualquier tipo de tristeza. El propio Edwin era el que la llevaba y la recogía en el aeropuerto. En su cargo conoció más de 10 paises y llegó a estar máximo 15 días lejos de casa. En ese momento Edwin se ponía el delantal  y nunca le tembló el pulso para reemplazar en la cotidianidad de su hogar a Aida.

Pero un balazo acabó con esa historia de amor. A Edwin lo sepultó en silencio en el resguardo indígena de Tierradentro y, una vez la tierra cayó sobre su cuerpo, emprendió su cruzada por la verdad. Al dolor de perder al amor de su vida se sumaban los rumores que llegaron a señalarla a ella como la responsable de esa muerte.

La batalla por la verdad duró diez años. El 9 de abril del 2018, después de ser condenados por la muerte de su esposo un sargento viceprimero, un cabo tercero y cuatro soldados del batallón José Hilario López de Popayan, el entonces viceministro de Defensa Anibal Fernandez de Soto le pidió perdón en nombre del Estado Colombiano. Aida pidió que la comisión de la verdad retomara el caso.

A sus 48 años su voz es de las que más se ha escuchado durante la minga indígena que desde el 11 de marzo paraliza el suroccidente del país. Ahora, como consejera de derechos humanos de la Organización Indígena de Colombia y miembro de la comisión política de la minga indígena encargada de dialogar con el gobierno, ha sabido mantener una posición inquebrantable en defensa de su pueblo.

Sigue a Las2orillas.co en Google News
-.
0
Así puede visitar unas pirámides como las de Egipto pero en Colombia por $25 mil

Así puede visitar unas pirámides como las de Egipto pero en Colombia por $25 mil

Estos son todos los electrodomésticos que puede conseguir en D1 desde $135 mil

Estos son todos los electrodomésticos que puede conseguir en D1 desde $135 mil

Los comentarios son realizados por los usuarios del portal y no representan la opinión ni el pensamiento de Las2Orillas.CO
Lo invitamos a leer y a debatir de forma respetuosa.
-
comments powered by Disqus
--Publicidad--