Las palabras de los los delincuentes

Las palabras de los los delincuentes

"En Colombia la jerga hace presencia en cárceles, guetos y mercados ilegales, cuyos recurrentes pueden llevar estas expresiones a los barrios"

Por: mauro andres cepeda castañeda
marzo 10, 2017
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
Las palabras de los los delincuentes

El lenguaje es una relación íntima entre miembros de núcleos sociales de origen como la familia o los clanes, a partir de sus peculiaridades antropológicas, sociológicas y filológicas se concibe la jerga como un medio para expresar desafíos, propios de conflictos relacionados a la tenencia del poder o por la amenaza de otros grupos que aspiren a la posesión de su territorio. Haciendo uso de expresiones violentas, proporcionales a la intención de incurrir en la lucha y evitar el choque frontal con sus adversarios, “asomo de primitivismo ileso a través de los siglos”, según Rafael Salillas; o en dados casos, como adaptación a los términos y definiciones que confronta, caso de la “germania”, que es aceptada como lenguaje de valientes, ladrones y rufianes, acomodados en un léxico mudado, conservando las asonancias generales, el tipo gramatical y la sintaxis. Mientras el “argot” (Francia) se asocia al "sinsangre", miserable o truhan; como Víctor Hugo los refiere, "lenguaje de los oscuros".  Asimismo Cesare Lombroso sostiene que la jerga no hace otra cosa que variar el léxico, al conservar las asonancias generales y la sintaxis,  en este sentido la jerga no estaría más emparentada con la lengua primitiva de cómo lo está una forma de vida parasitaria al huésped, y así en cada idioma en que hace presencia.

La sociedad en uso de las formas correctas del lenguaje, subestima a los usuarios de jergas como miembros aptos de la sociedad y hará apartheid social hacia con los usuarios de la jerga. Sin embargo en este escenario, entidades del sector de derecho dedicadas a la persecución del delito se familiarizan con los términos de la jerga criminal, como es el caso de la policía,  quienes parte de sus miembros son de la misma extracción social de los usuarios de la jerga; lo que no sucede con el sector clínico. La incidencia en este léxico y la ausencia de medidas pedagógicas y culturales tendientes a desarraigar estos vocabularios, provoca una generalización de la jerga en sectores de la sociedad, con mayor incidencia en el caso del uso de jerga delincuencial en medios de comunicación, a través de artistas, actores, locutores e incluso periodistas; como lo reseña Miguel Ángel Ramírez quien investiga el uso de la jerga delincuencial en medios de comunicación de México y cómo ha contribuye a la adopción de terminología delincuencial, en población mexicana.

Cesare Lombroso, estudio el “argot” como parte de estudios biológicos del delincuente y lo definió como característica exclusiva de criminales, sin embargo no es el quien descubrio el “argot”, es Eugene Francois Vidoqc en su obra Mis Memorias, publicada en 1827, quien describió por primera vez el uso de la jerga delincuencial en suburbios de Francia, dos años más tarde Víctor Hugo en su obra El último día del condenado, dispone de la referencia de Vidocq y hará decir a su protagonista “me enseñan a hablar argot, protestar bigornia, como ellos dicen. Es todo un lenguaje injerto sobre la lengua general como una especie de excrecencia repugnante, como una verruga. Algunas veces una energía singular, un pintoresco espantoso.”

En Colombia la  jerga hace presencia en cárceles, guetos y mercados ilegales, cuyos recurrentes pueden llevar estas expresiones a barrios, comunas e incluso pueblos y sectores rurales. El nutrido espectro de la jerga criminal se explica, pues las mafias no se dedican en exclusiva al narcotráfico y se relacionan con otras actividades delictivas. Esta muda del léxico, supone una aceptación del hecho criminal de fondo y en consecuencia una supuesta normalización del hecho del acto delictivo, que constituye de por si un factor de riesgo, tanto para el partícipe de la delincuencia, como para el que concurre como usuario de la jerga.  La muda del léxico puede ser por adaptaciones inconscientes, por razón de la influencia de los miembros de grupos delincuenciales y la presencia de negocios dirigidos por ellos, y llega a ser heredable, en los hijos de quienes mudan su léxico por las expresiones de la “jerga”.

Según Gabriel Tarde, es un "lenguaje" particular de una criminalidad organizada como corporación. La presencia de la jerga se da en primer plano allí donde se ha idealizado y materializado el hecho criminal ejecutado por "profesionales con mando propio" o determinados por esta corporación para la realización del crimen. De allí en adelante la jerga delincuencial se reproduce por intermedio de los círculos humanos que frecuentan los espacios adyacentes o relacionados con este núcleo criminal profesional, como son en primer término los grupos dedicados a proveer a estos mismos, por medio del comercio ilegal de personas o esclavitud "moderna", trata de blancas o proxenetismo transnacional, narcotráfico internacional, entre otras actividades delictivas. Quienes hasta este punto harán uso de este léxico, como expresiones conscientes.

Le seguirían, los grupos compuestos por delincuencia común y bandas territoriales dedicadas al microtráfico de estupefacientes, hurtos y sicariato. Alrededor de estas bandas están consumidores de estupefacientes de toda raigambre social. En estos círculos, la jerga delincuencial se usa para burlarse o por necesidad de imponerse, denigrar y empequeñecer al otro, por medio de "bromas" o expresiones que animalicen a la persona. En este escenario la jerga es un condicionante natural adaptativo que por ende se asumiría de forma inconsciente, la mayoría de veces, en especial tratándose de consumidores ocasionales de estupefacientes, quienes llegan a influir en dialogos familiares y sociales en proporcional relación a la relevancia que llegue a tener el usuario de “jerga” en el espacio socio-cultural o familiar que frecuenta y llegar incluso a heredarlo a los hijos.

Este breve compilado se define  expresiones de los usuarios de la jerga criminal, desde 1960. A partir de entrevistas dadas por sujetos que viven y vivieron al interior de guettos, tales como el cartucho y el Bronx y estuvieron temporadas en penitenciarias tales como La Modelo:

Década 60-70

Ramiro Álvarez Escobar alias “el chuzo”

60 años de edad.

Lugar de origen: Manizales.

Habitante de calle durante 30 años, periodo que abarca las décadas del 60 y del 70.

Del dialogo por el concedido, refiere una serie de expresiones usadas al interior del guetto del cartucho, por esa época.

 

Barril: Se usaba para referirse al producto de un robo.

Bazuco: Nombre que recibe el producto de la raspa de las ollas en donde se cocina la pasta base de coca.

Burra: Se usaba para referir a las mujeres en busca de placer, al interior del guetto. Generalmente consumidoras de estupefacientes.

Burro: Distribuidor autorizado de sustancia estupefaciente.

Cabra: Loco, bajo los efectos del estupefaciente.

Cerdo: Se usaba para referirse al "marrano", o sea a quien había que robar.

Chola: Adolescente, objetivo de inducción por las redes para su trata sexual.

Cholo: Adolescente dedicado al "raponazo" o "toqueteo".

Chulo: Hombre que domina a mujeres para su trata sexual.

Comer: Expresión de deseo sexual o para referirse al mismo acto.

Culebra: Designa al cobrador de una cuenta, perseguidor, enemigo.

Chicharrón: Se usaba para referir el encargo a un miembro de banda, sicarial o de cualquier otro tipo.

Embarrar: Hacer que otro pagara el delito de un miembro de la banda.

En la olla: Refería a la situación deuda jibaros o al estado inanición.

Fundido: Quien renunciaba o se fugaba de la condición de miembro de banda.

Gallo: Sujeto que cantaba la "zona" o advertía de movimientos de personas sospechosas en las esquinas del guetto.

Garra: Persona en condición de abuso de drogas.

Gato(a): Asaltante de residencias.

Mierda: Muerto u objetivo para matar.

Molido: Bazuco rendido con restos diversos, polvo de ladrillo, hueso molido o harinas.

Pato: Se usa para señalar a quien  contaba a otros asuntos de la banda.

Paila: No ser del agrado.

Perico: Base de cocaína.

Pescado: Descubierto en flagrancia en el acto de robar al interior del guetto.

Pollo: Menor de edad en situación de consumo de sustancias psicoactivas.

Polvo: Cliente de la trata sexual y usado para referirse al rato que compra un cliente.

Rata: Se identifican de esta forma entre algunos miembros de bandas y pandillas.

Sapo: Traidor, quien se une a la banda rival o hace delación con las autoridades.

Tira: Agente del gobierno de civil.

 

Tramar: Distraer para ejecutar acción delictiva sobre la persona.

Trapero: Quien retiraba o desaparecía el cadáver, producto de una acción sicarial.

Vuelta: Encargo criminal.

 

Década 80-90

39 años de edad.

Lugar de origen: Bucaramanga.

Consumidor de sustancias psicoactivas, durante estos años.

De la entrevista por el concedido, surgen una serie de expresiones usadas por los consumidores, por esa época.

Abrir: Expulsar o desterrar a algún habitante del guetto.

Amurado: Persona necesitada o entrada en ansias.

Áspero: Se usaba para adular o señalar una "liebre" o rival.

Biblia: Quien tiene mucha historia o cuenta con mucha experiencia.

Bicha: Cigarrillo de bazuco

Boleta: Soplón, imprudente.

Cagar: Expresa el incurrir en un error.

Calavera: Necio o que recurre en el error.

Carretera: Quien debe dormir en el pasillo de  las cárceles o quien permanece excluido del interior de la taquilla y debe dormir en el andén.

Cebo: Persona que incumple con algún encargo.

Chanda: Quien está al margen por estatus o clase social, entre consumidores de sustancias de lujo, como la cocaína.

Chirreado: persona perdida o en lugar equivocado. Persona bajo efectos de estupefacientes.

Chivo: Quien está amarrado o puesto bajo custodia.

Cuero: Papel para armar cigarrillo de marihuana o bazuco. O expresión que denota quedar en ridículo.

Curtido: Delator, objetivo.

Embalado: Tener asuntos pendientes con la organización.

"Dar la pata": Dar oportunidad a la agresión de un enemigo. Pata: punta sobrante de un cigarrillo de marihuana o bazuco.

Descarado(a): Que no muestra reparo o vergüenza en violar las normas del guetto.

Desechable: Alguien que ya no sirve o del que se puede prescindir.

Frito: Persona bajo efectos de estupefacientes.

Gonorrea: Sujeto despreciable.

Llevado: Quien está en lamentables condiciones.

Luka: 1000 pesos.

Niche: Forma de referirse a una persona de raza negra.

Palo: Un millón de pesos.

Paloma: Iniciadas en la prostitución, menores de edad.

Partido: Quien tiene hambre, en estado de inanición. También se refiere al hombre que adopta comportamientos homosexuales.

Pringado: Quien incurre en el odio de una prostituta, “embrujado”.

Tronco: persona con "buen billete".

Bandera: Se usa para poner en ridículo a una persona o denotar su falta de capacidad para la consecución de algún objetivo.

Papayo: Morada de los muertos.

Pelado: Persona pobre o de bajos recursos.

Picado: Desafiante. Se usa para también para denotar el orgullo en una persona.

Pluma: Quien controla la zona o da las ordenes.

Rallado(a): Denota a quien frunce el ceño o muestra desagrado.

Trabajado(a): A quien le han conspirado para hacerle algún mal.

Vaciado: Falto de medios, pobre, sin recursos económicos.

Visaje: Imprudencia.

Volteado: Persona que es obstáculo o que beneficia al enemigo.

Zombie: Denota a quien es consumidor abusivo de drogas.

Década 00-10

Pablo Andrés Amaya.

28 años

Lugar de origen: Bogotá

Consumidor de sustancias psicoactivas.

Frecuentador de la calle de la “L” o “Bronx”.

Al cacho: Desechar, desentenderse.

Apache: Lugar peligroso, estar alerta.

Atalaya: Vigilante, quien da aviso en caso de presencia de la autoridad.

Bajarse la piel: se usa para acusar  de imprudencia de alguien.

Brisa (le corre brisa): Miedo, cobardía.

Buitre: Quien merodea con intención de hacer daño a una persona, en especial a mujeres.

"Buscar la caída": Expresa la intención de hacerle mal a alguien.

Caballo: Persona de poco entendimiento.

Cascara: consumidor de sustancias químicas como el bóxer.

Cero: Quien no existe, o se pretenda que no exista.

Colgado: Persona en estado de necesidad.

Cosito: Dosis de bazuco en algunos guettos.

Coso: Dosis de bazuco en algunos guettos.

Curso: En periodo de prueba por algún miembro de la organización.

Descuartizar: Repartirse un botín entre las partes.

Dolor en el corazón: Quien muestra escrúpulos hacia algo.

Espichar: Despreciar o mostrar molestia por alguien.

"El de las gafas": Expresión usada para referir a alguien inocente o distraido de los hechos.

En rines o en una llanta: Sin dinero, ir de “goterero” o esperar que los demás le inviten la dosis.

Estartazo: Dosis de bazuco.

Filtrado: Sustancia estupefaciente saboteada o de baja calidad.

Fulero: Desagradable.

Gancho: Expendios de base de coca y bazuco para uso personal.

Guiro: Pelea.

Grasoso: Persona con dinero.

Guillado: Que no acata órdenes.

Jetear: Mostrar necesidad o sufrimiento.

Juete: Arma de fuego.

Licuadora: Quien está en estado de excitación o descontrolado.

Liga: Asociación para el crimen.

Maquinar: Pensativo, tramar algo.

Motor: Cigarrillo de marihuana o bazuco

Muro: persona alta o de férrea constitución.

Pista: Expresión de quien solicita apoyo del grupo.

Peo: Insignificante.

Pelo: Pareja sentimental o sexual.

Plátano: Persona que estorba.

Pasar por el tubo: Matar, suprimir, desaparecer.

Prestado: Aliado con un rival.

Pulmón: Arma blanca.

Rostizado: Aprovecharse de alguien, abuso de confianza.

Sopas: Se refiere a alguien con gran apetito.

Taquilla: Registro de los usuarios o concurrentes a las casas de expendio de estupefacientes.

Tartaro: Torpe, imprudente.

Trapo: Alguien en quien lavarse las manos, se asemeja al dicho de "chico expiatorio".

Triangular: Sabotear o conspirar, lisonjeando al jefe.

Tostado: Usuario abusivo de sustancias estupefacientes.

Sayayin: Sicario.

Wuampi: Ración de alimento ofrecido en cárceles y en ocasiones en las taquillas.

 

Bibliografía

Utilización de argot delictivo en los medios de comunicación masiva y su involucración en la cotidianidad de las personas no involucradas con la delincuencia organizada de México. Miguel ángel Ramírez Hernández. México d.f. 2002.

El delincuente español. El lenguaje (estudio filológico, psicológico y sociológico) con los vocabularios jergales. Rafael salillas. 2003.

Argot del hampa en el penal de menores "san pedro" de san juan de lurigancho. Paola Johana Arana vera. eLima. 2011.

PALABRAS EN  PRISIÓN:   LA JERGA  COMO EXPRESIÓN  DEL  MUNDO CARCELARIO  EN URIBANA ESTADO LARA. Yraima Camila Mogollón  Martínez. Barquisimeto. 2013.

EL ARGOT DE LOS SOLDADOS DE REEMPLAZO: ASPECTOS LEXICO-SEMÁNTICOS, LEXICOGENÉSICOS Y FRASEOLÓGICOS. Juan  Gómez Capuz. Valencia.

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