Las atrocidades del conflicto armado. Una mirada desde la infancia

Las atrocidades del conflicto armado. Una mirada desde la infancia

De 1999 a hoy, 5193 niños se han desvinculado de algún grupo u organización al margen de la ley. Las cifras de desaparición forzada y víctimas de minas impactan

Por: Sandra Paola Erazo López
agosto 16, 2022
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Las atrocidades del conflicto armado. Una mirada desde la infancia
Foto: Wikimedia

El conflicto armado ha sido un problema social que desde los años sesenta viene afectando a la población civil, en especial a aquellas familias que tienen sus hogares en zonas rurales, los grupos armados no solo atentan contra los bienes públicos y privados sino también contra todo tipo de personas sin importar su credo, raza, edad o ideología. Un alto porcentaje de quienes sufren este flagelo son niños, seres indefensos que nacen en un ambiente de miedo, zozobra y desolación, seres que en muchas ocasiones quedan huérfanos a muy temprana edad, generando temores, miedo y en muchos de ellos traumas por las experiencias vividas a su corta edad. Esta problemática deja expuesta una situación crítica que afecta la infancia de nuestro país y arrebata de manera radical su sano desarrollo sin dejar opción alguna, muchas víctimas de este conflicto son despojados de sus predios y se ven forzados a salir desplazados con el único propósito de salvaguardar sus vidas.

Según el instituto colombiano de bienestar familiar:

Desde 1999 a hoy: 5.193 niños y niñas se han desvinculado de algún grupo u organización al margen de la ley.

Desde 1985 a diciembre de 2013: 2.300 han sufrido la desaparición forzada de alguno de sus padres.

Desde 1985 a diciembre de 2013: 1.200 niños fueron víctimas de minas.

Por otra parte, la coordinación de asuntos humanitarios de la ONU (OCHA) sustenta que en 2021 se recrudeció el conflicto interno en Colombia, dejando alrededor de 73.900 personas desplazadas, lo que significa un aumento del 181% comparado con el año 2020.

Estas estadísticas muestran esa cruda realidad que ha dejado en las familias y en especial en los niños secuelas emocionales, donde los grupos armados han destruido las vidas y sueños de gente trabajadora que ha luchado por un mejor porvenir tanto para ellos, como sus familias y la comunidad en general. Lo que para estos pequeños puede ser una vida llena de alegría se convierte en el temor a la desaparición forzada e incluso a la muerte de sus progenitores, lo cual deja huellas y vacíos en los recuerdos de estos pequeños que tienen una infancia fuera del campo donde crearon sus recuerdos iniciales.

Estos miedos en los niños crecen día a día, creando una zozobra de lo que posiblemente no se recuerda y lo que aún se encuentra en la mente de estos pequeños. La infancia se convierte en un abismo lleno de recuerdos inconclusos, de añoranzas sobre sitios, espacios de tiempo y lugar que crean muchos vacíos, como por ejemplo el no saber muchas veces cuales son las raíces de las familias que han tenido que huir de la violencia, guerra y destrucción que ha dejado a su paso el conflicto armado donde de cierta manera se vive una lucha interna frente al temor de lo vivido y lo que sé quisiera tener, este pasado muestra cómo se sufre desde niño y se crece en un país, donde se ha tenido que dejar una vida por conflictos en los que se está en el medio y que de una u otra manera no es un actor directo y termina siendo la víctima en medio de una violencia de la cual no debería jugar ningún papel.

No obstante, estas emociones afloran en todo momento de la vida de aquellos personajes que han tenido que vivir el horror de toda la violencia que genera el conflicto armado, en algunos infantes escondiendo y haciendo una negación de aquellas cosas que pasaron y las cuales no quieren volver a revivir y en otros creando nuevos sucesos para su vida, estableciendo en algunos actores fortalezas de afrontamiento frente a los traumas o secuelas emocionales que se han vivido. Aunque estas heridas siempre estarán de una u otra manera pueden ser mitigadas a través de fortalecer a otras personas que hayan pasado por estas mismas situaciones, creando así un nuevo tejido social en la infancia, sin dejar a un lado que la pérdida de un familiar, padre, madre, abuelo, hijos, etcétera.

No se reemplazará, pero se pueden llegar a generar resiliencias en los menores que los ayuden a crecer sin tener esas marcas emociones que pueden llegar atormentar su vida, creando una esperanza para un futuro cercano, lo traumas pueden ser vistos desde dos aristas, aquel pequeño que vivirá por toda la vida en un mundo de miedo y aquel que podrá sobrellevar estas experiencias negativas sin hacer una negación y pretender que esta situación no sucedió.

Es claro cómo se puede mostrar estas angustias y temores por medio de esos pequeños cuentos o fábulas que al llevarlos a la realidad, toman como base los niños para hacer expresar de una u otra manera estos sucesos de miedos y el dolor que trae consigo este conflicto que no tiene fin, dejando apagar la voz de los pequeños que no entienden aun lo que sucede y que puede dejar inseguridades y traumas, y al llegar a su etapa adulta lo suelen experimentar dificultades emocionales, familiares y personales, cuando no se encuentran unos mecanismo de afrontamiento adecuados para pasar esa página de vida, esto se puede convertir en una sombra lúgubre a la cual se le debe dar luz para poder cerrar estos asuntos que trae consigo las vivencias del conflicto armado.

De acuerdo a la constitución política de Colombia en el artículo 44, donde se encuentran estipulados los derechos de los niños, Evidentemente se ven vulnerados, perdiendo el esfuerzo que el infante adquirió después de ser en la antigüedad tratado como un objeto sin derecho alguno, justamente esto muestra que la violencia y la guerra se convierte para los adultos en un acto natural, con el cual el niño se debe de enfrentar sin saber si quiera y sin un porqué.

Es por esto, que los instantes de angustia y el posible desplazamiento de las familias y niños son producto de la exacerbación del conflicto armado que abre brechas más grandes y genera así otras consecuencias como el desprecio, la humillación y la tristeza de salir huyendo de sectores sitiados en el país. El miedo se convierte en una emoción paralizante de poder disfrutar libremente de la vida y de las nuevas experiencias que trae el día a día, creando una sensación de impotencia en el niño y sus familias, sintiendo la desprotección de un país y un gobierno negligente y que se hace ajeno a la realidad de la desigualdad social que crea estos grupos armados.

La violencia, el conflicto y todo lo que genera la guerra, crea estas consecuencias negativas que se convierten en esos terrores nocturnos que pueden revivir en las noches los infantes, esa sensación de abandono, el dolor de la pérdida de un ser querido, el enfrentamiento a todo aquello desconocido, puede terminar en inseguridades que arrebatan la inocencia y pone al niño en una posición de tratar de entender una realidad triste y desoladora algunos lugares de nuestro país.

Como conclusión esta guerra nos muestra una niñez frágil e inocente que busca cambios significativos en medio de una incertidumbre que impacta sus vidas y que alzan su voz frente al dolor y la impotencia de las consecuencias emocionales que deja marcadas las vidas de los niños en un país que no muestra solidaridad a la etapa más vulnerable del ser humano, una realidad palpable, triste y difícil de una nación donde se teme que pasara al otro día de la vida.

Todo esto se ha narrado desde el cuento Los agujeros negros, de la escritora Yolanda Reyes.

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