La trama y el drama en la construcción de la Farc

La trama y el drama en la construcción de la Farc

"Tendrá que ejercer una coordinación de contrapoderes para que el ejercicio de poder temporal no suscite formas de dominación que se incrusten en el partido"

Por: Consultora Pedagógica "Josue Roncancio Ruiz". Vida, Paz, Educación.
febrero 08, 2018
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La trama y el drama en la construcción de la Farc

A los moros…

La esperanza se funda en la posibilidad de transformar el mundo presente en un mundo posible que parece mejor. Cuando Tristan Bernard fue detenido con su mujer por la Gestapo, dijo a sus captores: “los tiempos del miedo han terminado. Ahora comienzan los tiempos de la esperanza (Jacob, p. 96).

Mientras pienso en la experiencia de la conciencia histórica como un estar-ahí en la historia; que nos arrastra entre la enunciación colectiva de preguntas existenciales y entre la definición de un ego a través de las acciones individuales, se escucha en el reproductor multimedia Moanin' de Charles Minguis. Track que induce en mi cuerpo la segregación de vasopresina, oxitocina, dopamina y noradrenalina, y que, me hace deliberar sobre un desequilibrio hormonal que tardará un tiempo en encontrar homeostasis. Probablemente esto me ayude a conocer el estado de mi sistema nervioso y su relación con el sistema inmunológico, así como, posiblemente me situé en la incongruencia de qué: si una canción es capaz de establecer una conexión tan íntima y despertar la sensibilidad que transporta a otras épocas. ¿Por qué el devenir del proceso de paz en Colombia no ha despertado esa sensibilidad y esa conexión íntima que nos haga aparecer ante esa conciencia histórica?

La expresión simbólica, sintomática, del acontecer de la experiencia de la conciencia histórica en Colombia, respecto al acuerdo de paz, es que la gran oposición al acuerdo viene de la gente ordinaria. El entendimiento del mundo, como lo piensa la gente y cómo piensa la gente, es modelado por las culturas. Es ahí donde aprendemos a clasificar las sensaciones y a entender el sentido de las cosas (Darnton, 2015), es ahí donde las expresiones lógicas sucumben ante las confusiones populares. La visión del mundo de la gente ordinaria en Colombia, su forma de pensar y la asignación de significados y emociones en su vida cotidiana aparecen como una “singularidad” que escapa a toda predicción y previsión de interpretaciones sociales y culturales. ¿Cómo pedir que la violencia recorra con su estela nuevamente la nación? ¿Por qué participar de los intereses minoritarios para establecer políticas públicas que ejerzan y racionalicen un control sobre la vida y sobre la muerte de comunidades que solo desean lo que no tienen?

La mentalités colombiana necesita un Abschaffen (desmonte), una crisis de identidad que situé a lo mismo y a lo otro ante sí para que se reencuentren y se reconozcan en lo que difiere. Una infidelidad, con el orden establecido de las cosas en la nación, para ubicar la necesidad de autoconocimiento y auto contemplación en la dimensión expresiva de la conducta como una nueva forma de pensar y de sentir la organización de la realidad en el pensamiento. Si se deja a un lado el arrebato y es el entendimiento el que guía el reencuentro, entre lo mismo y lo otro, la conciencia histórica devendría delimitada por la racionalidad moderna y no por la “singularidad” de la visión del mundo de la gente ordinaria. Adrián Leverkühn, en el Doktor Faustus de Thomas Mann, buscó conseguir el bien del mal, porque el mal forma parte integral del bien y estos devienen su contrario, ¿será todavía posible con la gente ordinaria de Colombia esta dialéctica de lo negativo?

“La paradoja religiosa según la cual en las últimas profundidades de la perdición reside, aunque solo sea como ligerísimo soplo, un germen de esperanza” (Mann, p. 507) evidencia que por demasiado grande que sea el pecado este puede ser perdonado. La perversión consumada de la gente ordinaria es haber auspiciado y coadyuvado el triunfo del no en el plebiscito y, conexo a esto seguir apoyando las prácticas y discursos de los políticos e industriales que buscan que la violencia se dilate en la nación. Desborda de tristeza el corazón saber que estas prácticas y estos discursos tendrán que llevarse al máximo de perversión, para que, en una provocación directa a la bondad de la paz, esta pueda demostrar que ella puede más que su contrario. Encontrar la redención por medio de la perversión es el desafío de la conciencia histórica para acontecer en el sujeto que es tibio y vacío ante la mirada vomitiva de la historia.

A una maldad ilimitada solo puede oponérsele el desafío desesperado de la salvación. La diabólica prohibición del perdón; será cargar con el sufrimiento latente de la pérdida. Este mundo, tal como es ahora, quiere morir, quiere sucumbir y lo conseguirá (Hesse, 1968). La redención consistirá en que del pecado de la gente ordinaria el mal devenga como belleza y el sufrimiento como placer. Renunciar a la gente ordinaria es una condición para la redención; es una abdicación de la experimentabilidad de la existencia como el ser que acontece en el pensar, en el devenir y en él aparecer La experiencia de la conciencia histórica acontecerá en la gente ordinaria como lo verdadero; nombre preliminar de la redención y de la reconciliación.

“La carga más pesada es por lo tanto, a la vez, la imagen de la más intensa plenitud de la vida (Kundera, p. 13). La escisión y la abdicación es el derecho a disponer de sí mismo de no reducirse a la condición de un alienado. Si fijar fronteras significa traspasarlas y vulnerarlas; la gente ordinaria tendrá que sufrir en el encuentro con la experiencia de la conciencia histórica la ilimitada bondad del perdón en la historia. “Lo esencial es la contingencia. Quiero decir que, por definición, la existencia no es la necesidad. Existir es estar ahí, simplemente; los existentes aparecen, se dejan encontrar, pero nunca es posible deducirlos” (Sartre, p. 149).

No obstante, si el entendimiento del mundo es modelado por la cultura y las relaciones sociales y, en Colombia el contexto contribuye a reforzar las conductas aceptadas y a inhibir las que resultan indeseadas, es decir, se aprueban y recompensan las imitaciones sociales satisfactorias y se reprueban y rechazan las imitaciones sociales infaustas. “No sabemos quiénes somos ni qué deseamos, pero continuamente miramos lo que otros hacen y lo copiamos…Queremos ser vistos como los otros quieren mirarnos” (Girard, 1984) ¿Qué condiciones de posibilidad existen para que de la perversión emerja la belleza?

La pedagogía de la paz no ha agotado su potencialidad y su eficiencia. Visibilizar las funciones formativas, socializadoras y políticas, de este proceso educativo es construir una mirada y una representación distinta en la gente ordinaria y en las comunidades. La adquisición y asimilación de habilidades, actitudes y aptitudes en el proceso de adaptación/integración del individuo en la sociedad se estructura en los niveles: afectivo, cognitivo y conductual. Los agentes de socialización primarios son la familia y la escuela. En el aprendizaje por medio de la repetición, la imitación, la aplicación de castigos/recompensas y de ensayos/error, el individuo va adquiriendo los hábitos y actitudes que orientan su práctica dentro de la sociedad. En la interiorización del otro; el otro es el “espejo del yo” en el que se ve reflejada una imagen social que contribuye de forma fundamental a estructurar la imagen de sí mismo que va adquiriendo un individuo en el proceso de socialización.

La pedagogía de la paz y por la paz no se estableció como una estructura fundamental en la socialización y aplicación de los acuerdos del Teatro Colón, sino, como una base informativa y de comunicación al interior las Farc-Ep y dentro del gobierno. Sin embargo, esta misma pedagogía podría cumplir una función decisiva en la formación e integración de las gentes ordinarias en su encuentro con la experiencia de la conciencia histórica. A través de los agentes y de los mecanismos de socialización la gente ordinaria puede comprenderse como un producto y edificación de su tiempo, al igual que, como un medio a través del cual la producción y distribución de valores de usos pueda encontrar lo verdadero en la cultura. Aunque las condiciones económicas y políticas formen los sujetos del deseo y del conocimiento, así, como las relaciones de satisfacción y de verdad (Foucault, 2003) las condiciones mismas de la existencia en Colombia hacen pensar que una práctica pedagógica puede ayudar a curar las heridas y redimir el bien del mal.

Ahora bien, es evidente que el establecimiento colombiano busco por medio del acuerdo de paz el desarme de las Farc-Ep, su fin no era acordar unos puntos mínimos para solucionar las condiciones concretas que posibilitaron e hicieron perdurar en el tiempo la violencia, sino, buscar la dejación; la entrega del material bélico. Los cambios sustanciales en la economía agrícola y agropecuaria, en el ejercicio político en el sistema liberal colombiano, así como, en las policías públicas sociales y culturales se desvanecieron en el aire. La oligarquía colombiana ha impedido la implementación y desfigurado el contenido del acuerdo del Teatro Colon a través de las artimañas jurídicas y políticas que todos esperaban. No obstante, este coro infernal pareciera que desde el comienzo contó con la anuencia ingenua del fenecido Secretariado Nacional ¿Por qué hacer dejación de armas si era claro que en el momento en que estas desaparecieran el acuerdo se iba a derrumbar? “Nosotros haremos un acuerdo en algún momento pero nuestras armas tienen que ser la garantía de que aquí se va a cumplir lo acordado”. (Palabras de Manuel Marulanda Vélez, citado en: Castro, p. 106).

El ahora Consejo Político Nacional de los Comunes es culpable, al igual que el establecimiento colombiano, por el estado actual de la implementación del acuerdo de Paz del Teatro Colón. Las risas angelicales del Consejo Político Nacional no solo fueron auspiciadoras del fraude, sino que, están siendo burlonas ante el proceso de lo posible, lo probable y lo necesario en la construcción del partido político. Es claro que la forma del partido, su contenido y su ideario gubernativo dependen de las necesidades de las luchas políticas. Sin embargo, ¿La correlación entre estructura y contexto solo posibilita la emergencia y consolidación de un partido electoral e institucionalizado? No será posible, probable y necesario pensar que el objetivo fundamental de la Farc es la defensa de las comunidades que entretejidas le dan una substancia a Colombia, y que como tal, el partido político tiene que confeccionar en el tejido simbólico de la gente ordinaria una conciencia histórica de destino y bien común en relación con una perspectiva de autorrealización individual.

La Farc no debe convertirse en un partido burocrático, en una organización donde algunos dirigentes usurpen la palabra y la práctica de las bases, en donde se emulen los vicios del establecimiento político liberal colombiano. Si en los documentos programáticos y en los estatutos aprobados no son claras las formas de dominación y de sumisión sociales, si no están explicitas las relaciones entre luchas políticas y tendencias de la tasa media de beneficio, sobreproducción, subconsumo y desproporción entre bienes de producción y la producción de bienes de consumo, esto no debe importar. Es el trabajo de las bases guerrilleras y del común las que van a salvar la implementación del acuerdo de paz para la terminación del conflicto armado. La categoría ontológica de trabajo en el discurso de Marx es la posibilidad de producción del ser y de la historia; es la praxis sobre la naturaleza y sobre la historia la que dirige y cambia el curso de la conciencia histórica.

Las diferencias entre la dirección política de la Farc y las bases del común; y la formación de diferentes facciones que se han consolidado al interior de la dirección política nacional requieren de un ejercicio hermenéutico, urgente, para visibilizar las condiciones que han viabilizado la emergencia de estas desviaciones y equivocaciones en la construcción del partido. No obstante, ninguna interpretación hermenéutica necesita el supuesto de que el partido renunció al carácter marxista-leninista de la organización, si es claro que, a lo que renunció fue al dogmatismo ontológico de manual del Partido Comunista Colombiano, y a la deficiente recepción de la obra de Marx, así como, a la falsificación que sufrió él en la extinta Unión Soviética (Jaramillo, 1998). El modelo leninista de militancia y organización entra en crisis ante las diferencias étnicas y de cosmovisión en Colombia.

La división del trabajo que organizó las clases sociales, la construcción nacional del siglo XIX y el contexto de industrialización que condicionaron la acción colectiva en una sociedad de masas en la que las ideas, los valores y los significados; la ideología, se centraba en el desarrollo y la autorrealización colectiva, en Colombia no aconteció. Con el declive del movimiento obrero y el establecimiento del discurso de libertad como autonomía individual basada en el logro de consumo a corto plazo, la construcción social de la protesta se relacionó con el desarrollo personal y el cambio en las formas de interacción y en la relación de estas con las reivindicaciones económicas y sociales. Sí, la afirmación de Richard Flacks (2001) en su ensayo titulado The party is over ¿Qué hacer ante la crisis de los partidos políticos? de que lo que está en crisis es un tipo concreto de movilización política: la izquierda como partido, ¿qué acontecerá en la construcción política de la Farc?

Los aspectos simbólicos y culturales; los recursos organizativos y las oportunidades para la acción colectiva de la Farc; posibilitan en este momento la emergencia y la consolidación de un partido electoral e institucionalizado. Sin embargo, si la Farc busca hilar en el tejido simbólico de la gente ordinaria una conciencia histórica de destino y bien común, en relación con una perspectiva de autorrealización individual ¿qué hacer?, ¿cómo vincular el nivel abstracto del concepto de lucha de clases, con el que se formula e interpreta la acción colectiva, con datos empíricos sobre la organización y los actores que la protagonizan?, ¿cómo mediar entre una conciencia histórica de bienestar y destino común, y las esperanzas de autorrealización individual en el trabajo, la educación y la sociedad? La Farc necesita señalar algunas divergencias políticas y culturales fundamentales en Colombia, pero, en contravía de esto, posibilitar un proceso de construcción de identidades individuales y colectivas que tejan marcos de movilización para el partido.

La acción colectiva de la Farc va a ser una participación política de defensa de los intereses comunes y de la gente ordinaria. Una práctica política de la resistencia y no de la convivencia. La Farc tendrán que hacer que la gente ordinaria asuma los problemas de la época y, conato a esto, hacer de la protesta la única forma realista de defensa civil (McAdam, 1999). Los seres humanos son proclives a la protesta, e incluso a la rebelión, contra la autoridad ilegítima. Pero solo bajo ciertas condiciones (Traugott, 2002). Para la Farc la palabra y el discurso serán el recurso/repertorio de protesta históricamente posibilitado. Las variables abarcan más espacio que las pretensiones de cambiar la realidad, pero, construir una identidad colectiva es el fundamento de la Farc para integrar la diversidad de orientaciones ideológicas y procesos sociales en la Colombia contemporánea.

La oportunidad de acción política y social de la Farc; su agenda política, de gobierno y la construcción de significados en la cultura; en el contexto nacional y en la estructura internacional de las acciones colectivas y los movimientos sociales, vendrá posibilitada por las oportunidades políticas, la estructura de movilización, la creación de marcos interpretativos y las concepciones sobre el tipo y la extensión de cambio que es posible en la sociedad colombiana. La Farc tendrá que ejercer una coordinación de contrapoderes para que el ejercicio de poder temporal no suscite formas de dominación que se incrusten en el partido. El partido Farc existirá en cuanto viabilice un mundo diferente y en cuanto se manifieste como diferente.

Bibliografía:

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Darnton, Robert. (2015). La gran matanza de gatos y otros episodios en la historia de la cultura francesa. Fondo de Cultura Económica. México.

Foucault, Michel. (2003). La verdad y las formas jurídicas. Editorial Gedisa. Barcelona, España.

Girard, René. (1984). Literatura, mimesis y antropología. Editorial Gedisa. Barcelona, España.

Gusfield et Laraña. (2001). Los nuevos movimientos sociales: de la ideología a la identidad. Centro de Investigaciones Sociológicas. España

Jaramillo Vélez, Rubén. (1998). Colombia: la modernidad postergada. Editorial Gerardo Rivas Moreno. Bogotá., Colombia.

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Kundera, Milan. (2000). La insoportable levedad del ser. Fabula Tusquets Editoriales. España.

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McAdam, Doug. (2005). Dinámica de la contienda política. Hacer Editorial. Barcelona, España

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Melucci, Alberto. (1999). Acción colectiva, vida cotidiana y democracia. El Colegio de México.

Sartre Jean-Paul (1980). La Náusea. Editorial Losada, S.A. Buenos Aires, Argentina.

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