La tormenta económica que se avecina por culpa del Gobierno Petro

La tormenta económica que se avecina por culpa del Gobierno Petro

Tres indicadores prueban que la percepción de Colombia en los mercados mundiales va de mal en peor. Los bolsillos de los colombianos empiezan a resentirse

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noviembre 01, 2022
La tormenta económica que se avecina por culpa del Gobierno Petro

La realidad que está emergiendo, no nos debería de sorprender, después de casi tres meses de iniciar el nuevo gobierno de Petro. La luna de miel con la que arrancó se está convirtiendo en la tormenta perfecta cuyo impacto hasta ahora estamos comenzando a comprender. El triunfalismo inicial del Pacto Histórico y las alianzas pegadas con babas, se comienzan a resquebrajar.

Las señales de alarma están por todas partes. Son tan evidentes que hasta los más fanáticos petristas ya comienzan a despertar: es más fácil hacer la oposición sin responsabilidad que gobernar un país tan complejo como el nuestro. Ya son cada vez más las voces que acusan a Petro de buscar destruir la economía colombiana con sus propuestas improvisadas y de espalda a la realidad mundial.

Quienes llegaron al poder el pasado 7 de agosto cometieron un primer error: subestimaron un entorno internacional que los recibió con grandes nubarrones de tormenta. La probabilidad de una resección estimada por Bloomberg en los próximos meses es del 100%. Para no sumarle los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania que siguen generado una profunda crisis energética y de alimentos en el mundo.

Envalentonados por el triunfo, pusieron por delante la ideología y botaron por la borda la prudencia que invitaba   a una lectura mucho más cuidadosa y realista de esta realidad.

Había que aprovechar el inicio del gobierno para poner en marcha la agenda de cambios profundos y en muchos frentes, planteados en la campaña. Lo importante era cumplir con las promesas hechas sin importar el costo, porque estaban seguros de poder manejar las consecuencias.

El haber arrodillado a los otros partidos en el nuevo Congreso envalentonó aún más a Petro y su grupo, pero los llevó a cometer un segundo error, cuyas consecuencias las estamos evidenciando todos los colombianos.

Una agenda tan ambiciosa de cambios, en un entorno internacional cada vez más complejo, requería de una capacidad de liderazgo muy especial que Petro nunca ha demostrado tener a lo largo de su vida política. Y ahora cuando más lo necesita esta falencia comienza a tener serias consecuencias. Liderar no es llevar al paroxismo a las masas en una plaza pública, eso es la mejor expresión del caudillismo que tanto daño a hecho en AL.

La oferta de cambio que fue el lema de la campaña de Petro no solo requiere una gran capacidad de liderazgo, sino también de gestión para integrar un equipo con experiencia, para coordinar el desarrollo creíble de la agenda de campaña, lo que ya era un inmenso reto en un país donde llegaba la izquierda al poder por primera vez. Para enfrentar la resistencia que se iba a producir, Petro y su equipo también deberían demostrar mucha coherencia entre los mensajes y el comportamiento de sus miembros para ganar credibilidad.

Después de casi tres meses, la evidencia muestra todo lo contrario. Ha predominado la improvisación, la descoordinación y los mensajes incoherentes que han obligado al Ministro de Hacienda, el único adulto del grupo, a aclarar o contradecir los tuiters de su jefe o las afirmaciones de sus colegas. Estas intervenciones de Ocampo tratando de reparar el daño, ya lo están ubicando en la lista de los enemigos internos de la agenda de Petro como el mismo mandatario lo insinuó.

En la conformación de su equipo, Petro privilegió, con muy contadas excepciones, el activismo y la lealtad ideológica, por encima de la experiencia. Los ejemplos más protuberantes son la nefasta Ministra de Minas y Energía y la sorda ministra de Salud.

En cuanto al comportamiento, la marca ha sido el irrespeto que ha mostrado Petro en el manejo de su agenda, llegando varias horas tarde a eventos importantes o cancelando su asistencia sin mayor explicación. Para no hablar del desorden y la improvisación que han mostrado hasta la fecha en la organización de las reuniones para vincular a la comunidad en el Plan de Desarrollo.

En resumen, como consecuencia de la falta de liderazgo colectivo de Petro y su equipo, y una falta absoluta de preparación. A las pocas semanas se comenzó a ver el pésimo ejemplo que están dando, aumentado cada vez más el desconcierto y la desconfianza. Las consecuencias las estamos comenzando a sufrir todos los colombianos en términos de una gran incertidumbre que está paralizando las decisiones de inversión y aumentando la percepción de riesgo país.

Para muchos petristas recalcitrantes los comentarios anteriores no tienen relevancia. Los percibirán como las críticas de quienes se ponen al cambio que propone la extrema izquierda en un país tradicionalmente muy conservador. Su percepción es válida hasta que se estrellen con la realidad de una economía descarrilada.

Hay tres indicadores muy importantes que nos deben de preocupar a petristas y no petristas. La percepción cada vez más negativa de Colombia en los mercados de capitales globales cuyo impacto lo vamos a sentir cada vez más en el empleo y el bolsillo de todos los colombianos. Su efecto es imposible de ignorar y la ideología no lo va a cambiar.

El primer indicador es el rendimiento esperados de los bonos del Tesoro de los Estados Unidos, considerados los más seguros, comparado con con el mucho más alto exigido para los bonos colombianos, cuya diferencia hoy es una de las  más grande en el mundo. Un segundo indicador es el costo de los títulos de deuda interna que han llegado a niveles impensables del 15%, el doble de hace tres meses, cuando salió elegido Petro. Esta situación hace muy costoso el uso de los TES como fuente de endeudamiento para el gobierno, razón por la cual se han suspendido su emisión en el mercado.

JP Morgan, que es el banco americano más grande, atribuye estos comportamientos negativos de los activos colombianos, a la sumatoria de tres factores: los altos niveles de desconfianza que ha generado el nuevo gobierno, una posición débil de las cuentas externas fiscales y un entorno global hostil. Sumados los tres, crean las condiciones para lo que ellos denomina “una tormenta perfecta”, aumentado significativamente la percepción del riesgo país. La semana pasada se sumó al coro internacional Bank of America.

La devaluación es el tercer indicador importante. Esta se disparó en un 25,82% desde el 19 de junio cuando fue electo Petro. De $3900 pesos por dólar hoy se llegó a los $5000 pesos. Esta subida del dólar es el resultado de una salida masiva de dólares que refleja la gran desconfianza que ha suscitado la propuesta de succionar $21 billones de pesos del sector productivo en momentos en que se avecina una depresión.

Pero también ha influido la arremetida de Petro contra el sector minero energético, donde el principal afectado ha sido Ecopetrol que ha experimentado una caída de su acción del 40 % , sumada al aumento de la incertidumbre sobre las futuras exploraciones que garantizarían la autonomía del país, la generación de divisas y los recursos fiscales de la Nación que hoy ascienden al 56% del total de los ingresos!!!

Y ahora dice el gobierno que las futuras explotaciones no están prohibidas, pero necesitan unos estudios. Parece que Petro y su equipo no conocen el sentido de la credibilidad y la responsabilidad. ¡Así no pueden pretender que se les respete y se les dé la oportunidad de gobernar!

A pesar de que el comportamiento del dólar tiene un componente internacional, las devaluaciones de países como Perú y Brasil ha sido mucho menores. En Costa Rica inclusive tuvo en estos días una revaluación como resultado de las decisiones creíbles del presidente que fue elegido en febrero. Por lo tanto, es muy difícil desconocer el efecto  de Petro en el alza de la cotización  del dólar.

La tasa de cambio es además un termómetro de cómo se ve un país en el mundo, y hoy está mirada es muy negativa en el caso colombiano. Para JP Morgan la devaluación del peso desde mediados de septiembre, ha tenido “el peor desempeño de los mercados emergentes”, acusando directamente a la retórica de Petro contra el mercado, como un factor muy importante del pésimo desempeño del peso.

La trepada del dólar es otro indicador que incide directamente en el aumento de la dinámica inflacionaria al encarecer entre el 25% y 30% de las importaciones de insumos y alimentos claves de la canasta familiar. Pero también genera un impacto psicológico de empobrecimiento, porque aleja la posibilidad de comprar productos importados. La devaluación y la inflación sumadas está afectando fuertemente el poder adquisitivo del peso.

Para no mencionar otro efecto muy grave: la devaluación encarece el costo del servicio de la deuda pública. El periodista a Mauricio Vargas, mostraba cómo este costo adicional se lleva $9 billones de los $21 billones que se piensan recaudar con la nueva reforma tributaria. Esto se llama pegarse un tiró en el pie

Estos tres indicadores ya serían muy graves de ignorar, pero parece que a Petro y sus barras bravas los tienen sin cuidado. Son inconscientes de los efectos sistémicos de sus improvisaciones motivadas por su incapacidad y ceguera ideológica.

Una característica de Petro es no reconocer sus errores y su tendencia a buscar unos culpables afuera. Por esta razón, envistió contra el  Banco de la República por la subida de la tasa de interés para combatir la inflación, por considerarla equivocada. Pero al ir en contra de la autonomía del Banco, uno de los grande aportes de la Constitución del 91 que le ha dado seriedad y estabilidad al manejo macroeconómico del país, y proponer un impuesto a la salida de capitales, le puso más gasolina al incendio que ya había fomentado, generando otro factor de incertidumbre y de desconfianza en los mercados.

Pero no fue suficiente con lo anterior. La semana pasada atacó a los Estados Unidos acusándolos de “arruinar las economías del mundo” por la subida de tasa de la Reserva Federal que está tratando de frenar la inflación en ese país. Esto disparó una respuesta inmediata del embajador gringo quien le pidió al gobierno no buscar culpables. Un enfrentamiento con los gringos cuando Colombia es el tercer país que mayor ayuda recibe de los norteamericanos, aumenta adicionalmente los niveles de turbulencia y de desconfianza en este gobierno y el futuro de la economía colombiana.

A este cóctel explosivo, se suma la discusión de la reforma tributaria. Esta se ha convertido en otro trompo de poner de Petro contra el sector empresarial, al que acusa de oponerse para defender sus privilegios y de no querer apoyar las reformas que necesita el país. Su acusación es infundada dados los esfuerzos recientes que ya han hecho las empresas, quienes cuestionan entre otras cosas y con mucha razón, el monto de la reforma propuesta dada la potencial resección para el 2023 y el desconocer el uso que se le piensa dar a estos recursos.

Y para rematar el cuadro actual, que resulta del pésimo manejo que le ha dado Petro y su equipo a los casi tres meses de trámite de su agenda de gobierno, la coalición pegada con babas comienza a mostrar sus grietas. Los políticos que se le arrodillaron, como Cesar Gaviria, no son tontos y ya han olfateando el ambiente:  comenzaron a recular en el trámite de la reforma tributaria, y seguramente lo harán en los otros frentes.

Mientras tanto, también asoman fisuras crecientes en los congresistas del Pacto Histórico como lo demostraron las grabaciones recientes publicadas por SEMANA. Una alta fuente cercana a Petro le dijo a esta revista: “No hay gobierno, no hay narrativa, no hay quién lidere y mande, tienen que rectificar en varios temas y no enrancharse en que hay enemigos”

Como resumen del cuadro anterior, no debe de extrañar los resultados de la encuesta reciente de Invamer: el nivel de aprobación del 56% registrado un mes después de posicionado Petro, esta hoy a caído al 46%, y la desaprobación subió del 20% al 40%. En la misma encuesta el nivel de pesimismo hoy llega al 64%.  El 80% de los entrevistados piensan que la economía va por mal camino, 19% más que en agosto.

Para terminar, el barco Colombia de hoy está en manos de este gobierno, y se percibe como una nave que enfrenta una tormenta perfecta, pero sin un capitán y una tripulación con la capacidad y la credibilidad para llevar a sus pasajeros a buen puerto. La falta de liderazgo de Petro, sus señales erráticas, un equipo donde prima la ideología y no la psicología qué hay que manejar en proceso complejos de cambio, está minado la CONFIANZA interna como externa en el país y que es fundamental.

PD: en un blog anterior me referí a los conceptos de la economista Mazzucato, a quien el gobierno acaba de contratar para asesorarlo. Espero que esta señora sea capaz de romper la sordera congénita de Petro y mostrarle que el Estado y el Sector Privado deben y pueden trabajar juntos para evitar que el barco Colombia naufrague buscando una agenda de cambios que son necesarios, pero no a cualquier costo. Esta es la dura lección que Boric en Chile le puede transmitir a Petro porque va por el mismo camino.

En el Reino Unido, la propuesta irresponsable de la Primer Ministra de un presupuesto rebajando los impuestos, trajo un impacto muy fuerte: la devaluación de la libra, la intervención masiva del Tesoro para proteger los fondos de pensiones, y la crisis en el mercado de bonos, porque se disparó la percepción de riesgo país lo que obligó a la renuncia de la señora Truss a las pocas semanas de haber asumido el cargo.

Si Colombia fuera una democracia parlamentaria como la inglesa, el manejo igualmente irresponsable de Petro de la reforma tributaria, su ataque al sector privado y el petrolero, que han disparado la desconfianza, una gran devaluación y en una lectura muy negativa del riesgo país, también habrían precipitado ya su renuncia. Esa válvula de escape lamentablemente no la tenemos en Colombia

 

 

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