La teoría del paro (I)

La teoría del paro (I)

Algunas reflexiones sobre las actuales movilizaciones, basadas principalmente en la teoría crítica y social contemporánea

Por: Sebastián Santisteban
diciembre 11, 2019
Este es un espacio de expresión libre e independiente que refleja exclusivamente los puntos de vista de los autores y no compromete el pensamiento ni la opinión de Las2orillas.
La teoría del paro (I)
Foto: Nelson Cárdenas

A propósito del paro que actualmente se lleva a cabo en Colombia, desde mi posición como investigador y profesor universitario, quisiera compartir una serie de reflexiones que creo que pueden aportar a la discusión en cuanto a las causas, posibles consecuencias y horizontes deseables.

Estas reflexiones son producto de mi trabajo académico durante los últimos 9 años y de una estancia postdoctoral que actualmente estoy realizando en la Universidad de Auckland y se basan principalmente en la teoría crítica y social contemporánea.

Concretamente son dos puntos en los que quiero centrar el análisis:

1) Las razones que explican el paro y el porqué es un esfuerzo no solamente justificado, sino además útil para la transformación social.

2) Analizar desde el discurso universitario al uribismo como una posición perversa con rasgos sadomasoquistas, que busca mantener el estatus quo a pesar de la violencia, sufrimiento y explotación que impone a la totalidad de la sociedad (que, igual, los incluye a ellos)

Más que pretender llegar a conclusiones absolutas, mi interés es compartir (brevemente) unas reflexiones producto de mi trabajo de varios años que considero que pueden aportar a la discusión sobre algunos temas importantes respecto a la crisis que vive el país en la actualidad.

Las lecturas teóricas que me orientan en estas reflexiones son principalmente dos:

1. La nueva lectura marxista que gira en torno al concepto del “valor de uso”, y que Marx elabora principalmente en el Grundrisse.

2. La teoría contemporánea del psicoanálisis de orientación Lacaniana y particularmente las discusiones que surgen a partir del Seminario XVII de Lacan, El reverso del psicoanálisis.

Entonces, el primer problema: el porqué de estas manifestaciones en Colombia, y además Latinoamérica y gran parte del mundo entero (incluyendo las denominadas economías capitalistas avanzadas).

Desde una perspectiva materialista, las causas fundamentales tienen que ver principalmente con a) el aumento excesivo (y absurdo) de la inequidad en la distribución de riqueza a nivel global y b) la precarización de los trabajadores en la actualidad.

En cuanto a la inequidad ya se conocen bien las cifras y uno lo puede constatar en su día a día. El 1% de la población más rica acumula más del 45% de toda la riqueza (en esta página algunas estadísticas).

Lo anterior implica situaciones verdaderamente absurdas como, por ejemplo:

Que solamente con el capital acumulado por Sarmiento Angulo se pueda construir todo un metro para una ciudad como Bogotá de más de 8 millones de personas en su área metropolitana.

O que Elon Musk esté en la búsqueda de colonizar Marte a pesar de que en el mismo Estado en el que operan sus empresas, exista un gran número de personas viviendo en la calle, incapaces de pagar un arriendo y sin acceso a servicios básicos de salud y educación.

La razón para esto tiene que ver principalmente con la idea falsa (como se comprueba empíricamente) que los mercados son medios eficientes y racionales para la distribución de riqueza en las sociedades.

Esta es una idea que viene principalmente de los economistas políticos del S. XVIII como Smith y Steuart (si les interesa, échenle un ojo a las ideas que tenía éste último sobre los campesinos, la manipulación y la explotación, etc.)

Esto nos lleva al otro punto fundamental, que es cómo se genera o produce valor (o riqueza) en una economía. Pues, si de un lado está la distribución, del otro, necesariamente, está la producción; y cabe decir que la primera depende de la segunda.

Al respecto, tanto Ricardo como Marx (y, de hecho, algunos uribistas, al menos a nivel discursivo) correctamente dan cuenta de que lo único que genera riqueza es el trabajo.

El asunto es que en la actualidad efectivamente la gente trabaja y mucho. Aquí una nota de El Espectador acerca de un estudio reciente de la Ocde.

En este sentido, salvo los beneficios que se han ganado (justamente a partir de marchas y protestas sociales históricas) como lo son la supuesta jornada de 8 horas, el pago de vacaciones, seguridad social, abolición del trabajo infantil, etc…

… si se compara el número de horas que un asalariado en la actualidad trabaja (por ejemplo, en su celular o casa, etc.) el número no es muy distinto al de las jornadas extenuantes de la revolución industrial del S. XIX.

Es simplemente que el trabajo ha mutado de ser menos físico a uno más cognitivo, y con futbolito y cerveza los viernes en la tarde.

Pero no solamente el número de horas se mantiene estable o con muy ligeras variaciones, sino que, de igual manera, los salarios en términos reales se han mantenido estables…

… mientras que la productividad ha crecido exponencialmente por trabajador. Al respecto pueden echarle ojo a esta página.

Esto, en términos reales, implica que un trabajador en la actualidad no puede acceder, comparativamente, a más bienes de los que se podían acceder hace 100 o 50 años (a pesar de los desarrollos agigantados en los mercados globales)…

… o que, incluso, en la actualidad acceda a menos bienes, a pesar de haber incrementado exponencialmente su capacidad de generar riqueza.

La evidencia es que las generaciones un poco más jóvenes (hablamos de los nacidos de los 70 y 80 para acá), no pueden comprar una casa o sostener una familia, con la misma holgura que lo hacían generaciones anteriores (principalmente las de la posguerra hasta los 70).

Y lo anterior, incluso a pesar de haber invertido mucho más tiempo y dinero en estudios (maestrías, doctorados y todas esas mierdas)

Es decir, somos una generación que por motivos estructurales vive al ras, a pesar de trabajar igual de duro a las generaciones previas (o incluso más duro) y de ser muchos más productivos.

Al respecto vale la pena notar cómo ciertos bienes con alto poder imaginario que reflejan una supuesta “riqueza” (del tipo smartphones o ropa de marca, gimnasios de yoga, etc.) operan justamente para ocultar el hecho mismo de la precarización.

Pues ni siquiera, como lo evidencian los datos empíricos, podemos estar muy seguros de mantener un trabajo en el tiempo y mucho menos de llegar a tener una pensión.

Y el discurso que soporta y a la vez vela estas nuevas maneras de la opresión, es por supuesto, el de la creatividad y emprendimiento que supuestamente nos hace querer cambiar de trabajo cada rato y querer ser independientes...

… cuando la única realidad es que simplemente somos pobres y vulnerables, pero con tatuajes y restaurantes veganos.

Sin embargo, esto es carreta, y lo que está detrás es justamente esa precarización útil al sistema de producción capitalista que se encuentra viciado en sus formas de distribución.

Así que, si el trabajador ahora es exponencialmente más productivo, ¿a dónde se va ese exceso de riqueza que produce?

Aja, efectivamente, a los yates en Montecarlo, las mansiones en Nueva York y Hong Kong, y las cuentas de Sarmiento Ángulo. Todo eso que ya bien se sabe.

Pero, ¿teóricamente cómo se explica esto? Lo primero es que la fórmula marxista de M-C-M’ (money-commodity-money’) del capitalismo es fundamental para entenderlo.

Ya hemos dicho que lo único que verdaderamente produce valor es el trabajo.

(Imagine, por ejemplo, que usted es dueño de una mina de esmeralda o que tiene miles de millones en una cuenta, pero si no hay quien trabaje la mina o a quien poner a trabajar con ese capital, usted esencialmente no tiene nada; tiene basura)

Así que en la lógica capitalista hay que utilizar el capital para generar más capital (el M que luego se convierte en M’), pero como nada distinto al trabajo produce riqueza, entonces lo que les queda a los capitalistas es quitarles una parte del valor que producen los trabajadores.

¿Recuerdan, crecimiento exponencial de la productividad del trabajador que, no obstante, no se ve reflejada en los salarios?

Esto eventualmente genera una gran contradicción, pues para que la M se pueda convertir efectivamente en M’, alguien tiene que realizar ese capital, es decir, alguien tiene que comprar los productos o servicios producidos por las empresas capitalistas.

Y esas masas son, efectivamente, los trabajadores.

Sin embargo, como sus salarios no han crecido acorde a la productividad, y como el planeta y las mismas dinámicas demográficas no permiten que la población siga creciendo indefinidamente, entonces…

…eventualmente dicha contradicción del sistema (de venderle a los trabajadores más caro eso que ellos mismos han producido), lo hará colapsar.

Pero sobre lo esto no voy a elaborar aquí más al respecto.

Que baste decir que el crédito ha sido una manera de aplazar el colapso de esta contradicción en el tiempo, y que cada uno de nosotros ya sabe lo endeudado que anda con las cosas.

De la contradicción anterior, entonces, surgen los problemas del tipo:

Educación cada vez más cara e inaccesible (por lo cual hay que recurrir a créditos y nunca se puede parar de estudiar)…

sistemas de salud colapsados, sistemas de seguridad social, pensiones, etc. supuestamente insostenibles, infraestructura deficiente, corrupción, y un gran etc.

… y en últimas, de esto surge una vida insoportable debido a las condiciones extenuantes e inciertas de trabajo y la injusta e insuficiente remuneración…

… incluso a pesar de lo bueno que se siente la alienación de muchos productos digitales (ig, Snapchat, etc.), el fútbol como industria global, Netflix y, por supuesto, el reguetón.

Otra de las manifestaciones y dispositivos para sostener la explotación de los trabajadores es el discurso del emprendimiento y particularmente el cool que se apoya en las nuevas tecnologías. Tipo Uber, Rappi, AirBnB, etc….

De esto solo voy a mencionar que el desfalco reciente de WeWork y la salida con más de 4000 millones de su fundador a pesar de sus conductas no solamente éticamente reprochables sino decididamente fraudulentas.

La amenaza que cada vez más Facebook representa a las democracias del mundo en cabeza de aquel alienado Zuckerberg.

Y la precarización de los repartidores de nuestro querido Rappi, no son manifestaciones aisladas sino elementos estructurales de esta contradicción.

Hasta aquí, entonces, las explicaciones materiales de los conflictos y problemáticas que terminan disparando un paro como el actual en la población principalmente joven, de nuestro país.

Ahora, Lacan y el uribismo como postura sadomasoquista y cínica.

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