Desde que Yo Me Llamo se estrenó en 2011 Ernesto Calzadilla era su presentador. La chispa del venezolano lo había convertido en una insignia del programa. Sin embargo, para 2019 las cosas cambiaron. El actor reconoció que las razones por las cuáles no continuó fueron económicas. El canal quería pagarle menos de lo que le había pagado en años anteriores. Por lo tanto, junto a su manager Luis Bascarán, tomó la decisión de no aceptar. Según dijo Calzadilla, había alguien que no lo quería en el programa y se salió con la suya. Cabe preguntar si Juan Esteban Sampedro, Gerente de Entretenimiento de Caracol, quien tiene el poder de elegir presentadores para todos los formatos de entretenimiento del canal, tiene algo que ver con su salida.
En todo caso cambiar a Ernesto Calzadilla por Carlos Calero es una muy desacertada decisión. El cuestionado excónsul de Colombia en San Francisco tiene una imagen bastante deteriorada. El polémico nombramiento, que afortunadamente fue tumbado por una demanda que interpuso un ciudadano, fue un caso bastante representativo del clientelismo que es tan común en la diplomacia colombiana. Por simple influencia política Carlos Calero estuvo un año en San Francisco ganando un sueldo de casi 30 millones de pesos mensuales.
No es posible que ahora tengamos a este hombre en la televisión en pleno horario prime time sonriendo como si nada hubiera pasado. Aparte de que la imagen suya en los comerciales de Ricostilla todavía nos resulta insoportable. Sin embargo, Colombia es un país que olvida fácil, un país donde el chiste chabacán y la risa fácil borran cualquier escándalo de clientelismo o corrupción. El estreno de esta temporada le valió 16 puntos de rating a Caracol. Será ver al imitador de Ricardo Arjona mientras a Amparo Grisales se le eriza la piel. No podemos hacer más.
