La política colombiana, una guerra de tronos

La política colombiana, una guerra de tronos

'Los delfines políticos y sus familias han puesto un granito de arena para hacer de este país un lugar inequitativo, homicida e indigno'

Por: William E. Castellanos Borda
junio 30, 2016
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La política colombiana, una guerra de tronos

Fue Lenin quien dijo que “la democracia es una forma de gobierno en la que cada cuatro años se cambia de tirano”, frase precisa para describir  la pseudo-democracia que reina en Colombia, en la que el tirano -presidente-,  como si fuera la saga de guerra de tronos --pero con mayores escenas bochornosas, seres más mezquinos y mejores actores-- procede de linajes políticos que, con fundamento en el pasado de su familia, se disputan entre sí la posibilidad de gobernar los destinos de estas tierras, promocionando odios, prometiendo la seguridad; unos entregando el país a extranjeros de una forma y otros de otra.

Los delfines políticos y sus antepasados que voy a nombrar, no agotan todo el panorama de familias que día tras día han puesto su granito de arena para hacer de este país un lugar inequitativo, homicida, indigno y desconocedor de los derechos de su pueblo.

Juan Manuel Santos es un ejemplo claro para mostrar cómo ser elegido presidente proviene más de una genealogía, que de una trayectoria personal.

Veamos:

Su tío abuelo, Eduardo Santos Montejo, fue expresidente (1938 a 1942), tatarasobrino de Clímaco Reyes Calderón, también expresidente (1882) y descendiente de José Joaquín Camacho, quien fuere presidente de las provincias Unidas de la Nueva Granada  (1814 a 1821). Igualmente dentro de sus ancestros se encuentran los próceres María Antonia Santos, y Antonio Ricaurte (el héroe de San Mateo, nombrado en el himno patrio).

El vicepresidente Germán Vargas Lleras también tiene un histórico pedigree: es nieto materno del expresidente Carlos Lleras Restrepo (segundo presidente liberal del Frente Nacional entre 1966 y 1970), recordado, entre otros, por declarar el Estado de sitio en las elecciones que perdió extrañamente el candidato Gustavo Rojas Pinilla. El padre de Carlos Lleras era primo de Alberto Lleras Camargo, dos veces madantario (1945-1946 y 1958-1962)  y el personaje que firmó con Laureano Gomez  (Conservador) el pacto de Bernidorn y el pacto de Sitges, sustento teórico del eje de corrupción y clientela denominado"Frente Nacional", en que por acuerdo público los partidos tradicionales se rotaban el poder. En este período los dos primos Alberto Lleras Camargo y  Carlos Lleras Restrepo fueron mandatarios de Colombia por el partido Liberal.

La excandidata presidencial Clara López, no se queda atrás. Su padre es primo de Alfonso López Michelsen, el primer presidente liberal después del Frente Nacional (1974 a 1978), quien a su vez era hijo  del expresidente Alfonso López Pumarejo, dos veces mandatario (1934-1938 y 1942-1945). Descendientes también de Ambrosio López Pinzón, activista político colombiano, miembro fundador de la Sociedad de Artesanos, y amigo personal de los próceres Antonio Nariño y Francisco de Paula Santander. Clara López también está emparentada con el expresidente Jorge Holguín Mallarino, quien presidió la Nación dos veces: la primera de junio a agosto de 1909, supliendo la renuncia del Rafael Reyes, y la segunda de 1921 a 1922, sustituyendo la renuncia de Marco Fidel Suarez.

La casa Samper, donde proviene el expresidente Ernesto Samper Pizano, adicional a tener un gran prontuario de familiares escritores, entre ellos, el poeta Diego Fallón y el escritor Rafael Pombo, también es descendiente de Beatriz O'Donnell Anetham, hermana del Conde de La Bisbal, Enrique O´Donell. Su tatarabuelo, Teodoro Valenzuela Sarmiento, era sobrino de Crisanto Valenzuela Conde, prócer de la Independencia y presidente de las provincias Unidad de la Nueva Granada (1815). También es descendiente del político Miguel Samper Agudelo, candidato presidencial en 1898 y ministro de Hacienda en dos ocasiones. Entre sus  ancestros se encuentra el héroe patrio: Antonio Nariño.

Andrés Pastrana Arango quien ejerció el cargo de presidente entre 1998 y 2002, es hijo del expresidente Misael Pastrana Borrero, que presidió  los destinos del país de 1970 a 1974 (último presidente del Frente Nacional) cuya elección ha sido la más dudosa de la historia de Colombia.  Igualmente, es nieto materno de Carlos Arango Velez, alcalde de Bogotá en 1937 y candidato disidente del Partido Liberal a la presidencia de Colombia en las elecciones de 1942.  Es descendiente de Domingo Caicedo y Sanz de Santamaria, a quien Simón Bolivar nombró presidente del Consejo de Estado en 1829 y secretario del Interior y de Relaciones Exteriores. Para 1830 asumió la presidencia temporalmente cuando Bolívar presentó su renuncia irrevocable. Igualmente Caicedo fue nombrado vicepresidente en el periodo de Joaquín Mosquera, a quien reemplazó en varias ocasiones. Las Pastranas también son sucesores en línea oblicua del prócer de la independencia, Jorge Tadeo Lozano.

Con esta corta revisión histórica, se concluye que en este país “la tal democracia no existe” y que hasta ahora ha sido una falacia que todas las personas pueden ser elegidas para presidirlo. La historia demuestra que los ciudadanos solamente han podido escoger entre pocas familias, sin que esto determine una transformación social o política. Por esta razón, puedo pronosticar, desde ya, que en el futuro cercano se hablará de la candidatura de Martín Santos, Miguel Samper, Simón Gaviria, Paloma Valencia, entre otros. Como dicen popularmente: “que venga el diablo y escoja”.

William Ospina precisó sobre este tema: “ En Colombia se sabía quién nació para ser presidente y quién nació para ser indigente”, y es que la desigualdad promovida desde la colonia no ha desaparecido. Nuestros dirigentes, en su mayoría descendientes de españoles o criollos acaudalados, vieron en la independencia, la oportunidad de ascender al poder político del que se han aferrado por siglos, heredando el poder a sus hijos y familiares.

Esta no es una nota pesimista. Todo lo contrario, es una exhortación a que se devele las castas causantes del mayor número de desplazados del mundo y del país más desigual de América Latina. Es un llamado a desenmarañar la historia para observar que muchos de estos tronos tienen poder desde hace más de doscientos años y por ello son responsables de la desigualdad histórica de nuestras gentes. Un país con dos mares, cientos de ríos, rico en biodiversidad, en recursos minerales y con todos los pisos climáticos, es pobre solamente porque así sea pensado y planeado por su dirigencia.

Para transformar esta sociedad  debe conocerse su historia y no repetirla. Para crear un país distinto hay que escoger personas distintas, con ideologías, argumentos e ideas diferentes, en el que el tesoro público no sea un tesoro privado.

 

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