La pelea por el voto indígena para lograr la Presidencia de Ecuador

La pelea por el voto indígena para lograr la Presidencia de Ecuador

Andrés Arauz, el heredero de Rafael Correa y el empresario Guillermo Lasso se juegan el desempate donde la población indígena, que está divida, puede ser la determinante

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abril 10, 2021
La pelea por el voto indígena para lograr la Presidencia de Ecuador

En la recta final por la presidencia de Ecuador, Andrés Arauz y Guillermo Lasso se juegan el desempate. Los últimos sondeos registran cortas diferencias entre los dos candidatos, después del nítido y contundente triunfo de Arauz en la primera vuelta. Y aunque el izquierdista exministro de Rafael Correa puntea en seis de diez encuestadoras sabe, al igual que su rival, el banquero guayaquileño de derecha, que el voto indígena es clave para imponerse en las elecciones del domingo 11 de abril.

Las encuestas dicen que entre 10 % y 20 % de los votantes van a votar nulo. Esa es la consigna de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie) y del candidato quechua Yaku Pérez del movimiento Pachakutik  -su brazo político- que perdió por estrecho margen la primera vuelta y quien ha pedido no votar por ninguno de sus rivales, Arauz o Lasso. Son 1,7 millones de votos, el 19,39 % del total en primera vuelta, con capacidad de inclinar la balanza.

Conseguir el apoyo de trece grupos quechuahablantes de la cordillera andina y una decena de etnias amazónicas ha significado para los candidatos desde cambiar el discurso de campaña hasta negociar el apoyo de Pérez, episodio no confirmado. Según el líder indígena, Lasso le habría ofrecido cinco ministerios mientras que Arauz le habría propuesto un alto cargo para cogobernar. Ambos salieron al paso negando las afirmaciones.

El hecho sobre el cual no hay duda es que esta campaña se volcó al oído de los indígenas. Antes de la primera vuelta, Andrés Arauz ofrecía un bono de 1.000 dólares a un millón de familias para atraer a los electores hacia la propuesta de la Unión por la Esperanza (Unes). Guillermo Lasso prometía entonces subir el salario básico de 400 a 500 dólares si la alianza del movimiento Creo y Partido Social Cristiano llegaba al palacio de Carondelet. Ahora se ha hablado medio ambiente, ecología, naturaleza y “extractivismo”.

Extractivismo es la palabra que abre la brecha con los indígenas. Ha sido de vieja data la piedra en el zapato en las relaciones con el correísmo. Tanto Arauz como Lasso apuestan a los recursos naturales como factor de desarrollo y crecimiento de la economía para combatir pobreza y desigualdad.  El movimiento indígena lo rechaza de plano y contrapone un modelo ecológico de convivencia con el medio ambiente donde el bienestar es el sumak kawsay, el buen vivir de la filosofía quechua.

 

Arauz ha querido llegar al corazón de los indígenas con importantes concesiones 

El joven economista de 36 años ha tratado de allanar el camino con concesiones importantes y ha propuesto auditoría a las concesiones mineras, reciclaje, sistemas de minería inversa que conectan con las reivindica­ciones del movimiento indígena. De Yaku Pérez ha tomado la protección de los derechos de la naturaleza, y habla se plurilinguismo y plurinacionalidad.

Arauz y Lasso no se han quedado en propuestas de salón. Las campañas  trasladaron parte de sus mítines de los grandes centros urbanos a regiones apartadas para estrechar contacto con las comunidades indígenas. En los días anteriores del inicio de la Semana Santa se encontraron hablando de medio ambiente. Arauz estuvo en Cayambe (norte) donde dijo que los problemas del medio ambiente eran planetarios y le echó la culpa del cambio climático a los países ricos. Lasso, de 65 años, visitó las provincias amazónicas. En Sucumbíos, frontera con Colombia, habló de “crear políticas públicas” para proteger a las comunidades indígenas y a la naturaleza, como publicó en Twitter. Y como los gestos hacen tanto como las palabras, en su recorrido Arauz bailó TikTok con las vendedoras de cuy y Lasso se pintó el rostro al estilo de los indígenas amazónicos y posó con collares y lanza en El Coca.

 

Lasso inició la campaña del balotaje reuniéndose con representantes indígenas

Entre el voto indígena y los ataques personales se ha movido la campaña del balotaje. En la medida que se estrechaban los porcentajes de los sondeos aumentaron los dardos que de la televisión se extendieron en la calle y en el tiempo. Arauz acusó a Lasso de “peculado bancario”. “Hace varios meses presenté la denuncia penal de que se está financiando la campaña sucia de Guillermo Lasso con recursos del Banco de Guayaquil”, aseguró en un video en redes sociales.  Lasso no se quedó atrás y convirtió en tendencia el “Andrés, no mientras otra vez” que pronunció en el debate televisado y cuyo impacto fue in crescendo cuando se comprobó que Arauz había trabajado solo dos de los 12 años en los que ha permanecido en los registros del Banco Central de Ecuador como funcionario.

En Ecuador hay un límite de diez días antes de la elección -esta vez, 1 de abril- para publicar encuestas. Y de esas hay muchas, en las que conviven las de casas transparentes y reconocidas, con otras de origen menos definido. Para decantarlas, surgió un proyecto independiente llamado Cálculo Electoral que las recoge, filtra y califica. Al cierre de la última encuesta presentada el modelo colocaba la simulación más probable en: Arauz 52,4 % Lasso 47,6 %. El ejercicio mostraba que en dos de cada tres simulaciones Arauz gana. Con un margen inferior a 5 puntos.

Pero 3 de abril saltó la liebre. El presidente de la Conaie Jaime Vargas dio su respaldo a Arauz, en un evento público en Sucumbíos. El movimiento indígena mostraba la cara de la división. Una vez más, porque su dirigencia ha transitado por la derecha, la izquierda y el correísmo. Las organizaciones más influyentes de dieron la espalda a Vargas y tres días después, el coordinador nacional del movimiento Pachakutik Marlon Santi y el excandidato presidencial Yaku Pérez anunciaron desde Quito la expulsión de Vargas de sus filas y se plantaron en el acuerdo de marzo en favor del voto nulo, “porque el movimiento indígena quiere tener un margen de maniobra con el próximo gobierno, sea de Arauz o de Lasso”. El impacto de la división solo se conocerá en las urnas que decidirán el domingo el sucesor de Lenin Moreno.  Algunos indígenas habrán votado nulo, otros por cualquiera de los dos candidatos y todos seguirán recordando que “nos sentimos "como muertos" y "hasta el día se oscureció" cuando proclamaron que Pérez quedó tercero en los comicios de febrero.

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