La mujer de las basuras

La mujer de las basuras

Una llamada de madrugada en medio de la crisis que tiene al alcalde contra las cuerdas en la Procuraduria, fue el despegue del plan de choque Basura Cero. Gladys Zarate dio varias claves.

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junio 11, 2013
La mujer de las basuras

Una llamada en la madrugada del 18 de diciembre, cuando Bogota amanecía inundada de basuras fue el despegue del plan de choque. Desde entonces  Grace Zarate arrancó a capitanear el barco que quiere echar a andar el Plan Basura Cero en el intento del  alcalde Petro por cambiar el  esquema privado de recolección de basuras.

Fue como si esta mujer de escasos de 1,50 de estatura se hubiera preparado toda la vida para ese día. Llevaba cuatro décadas de formación en el tema del reciclaje de basuras. Nacida en Bogotá, de padre santandereano y madre ecuatoriana, creció en una familia sindicalista, comprometida con causas sociales. Alli, en el álbum familiar esta ella de seis años y de la mano de su padre frente a un carro repleto de frazadas y ropa de segunda mano en un lote de invasión en Ciudad Bolívar, donde nacería el barrio La Estrella. Subían cada fin de semana a esas zonas, llevándole a los pobres lo que ya no le servia a los ricos.

Antonio Zarate, su padre, llegó a Bogotá en la década de los cincuenta. Su liderazgo como sindicalista comenzó diez años después organizando los vendedores de útiles y libros para evitar ser desalojados de  la Avenida Jiménez,  cuando  militaba en el MRL, la disidencia liberal que fundó Alfonso López Michelsen.  Fueron trasladados al parque de los Mártires de donde fueron nuevamente expulsado en procesos de recuperación del espacio público. De la salida que Antonio lideró con el gobierno distrital resultó el  San Andresito de San José, vecino de la plaza España y la reorganización de los comerciantes en la plaza de San Victorino.

Grace se relacionó con su padre a través de los libros de segunda que el vendía: Dostoievski, Tolstói, Shakespeare, Rulfo, Maquiavelo y Trotsky…primero los leían y luego los conversaban. Compartió con ella su formación  marxista y Grace conserva esas primeras ediciones de El manifiesto del Partido Comunista  escrito por Marx y Engels.

reciclaje

Estrenó su rebeldía en los colegios La Presentación, Claretiano de Bosa hasta graduarse en La Merced donde lideró un paro estudiantil para frenar los maltratos físicos y verbales a de  una maestra con el que lograron la suspensión de la profesora y el respaldo de todas las estudiantes. No dudó en contradecir la voluntad de su padre y matricularse en biología en la Universidad Nacional y no en Derecho como el quería. El castigo fue cinco años de silencio que Grace no compensó con el ambiente univesitarios donde muchos d elos lides de la época terminaron el M19 y el ELN pero donde se topó con profesores de la talla de Jaime Pardo Leal, Eduardo Umaña Mendoza y Salomón Kalmanovitz y las lecturas de Camilo Torres y Orlando Fals Borda. Nada le detuvo su rebelión juvenil y la ruptura familiar la llevó a trabajar de mesera, mensajera, repartidora de volantes y hasta encuestadora en la campaña de  Andrés Pastrana para la Alaldía de Bogotá. Su habilidad para escribir e investigar la llevó a descubrir otra forma de rebusque: la elaborar de tesis de grado. Y por ese camino en 1988 se ganó significativos 700 mil pesos por indagar la manera como la prensa latinoamericana había cubierto la caída de Salvador Allende.

Recibió su primera importante retribución laboral cuando le pagaron 700 mil pesos por indagar cómo la prensa latinoamericana había cubierto la caída de Salvador Allende. Mas de un profesional de distintas profesiones logró su titulo universitario por cuenta de las tesis de Grace, un oficio que concluyó con su grado de bióloga en 1992. Pero fue una tesis la que le marcó su rumbo de cara al manejo del medio ambiente, cuyas repercusiones marcaron su sensibilidad hacia el tema medio ambiental, relacionado con las basuras. Uno de sus clientes estudiantes la invitó a trabajar como  investigadora de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos (ANUC). Viajó al Choco donde conoció el daño forestal causado por una multinacional maderera. Su rebeldía tomó un nuevo propósito: enfrentar la devastación de la naturaleza por del hombre.  De la mano de su amiga y compañera Jenny Moreno fundó en un viejo garaje Geosigma

LTDA, una empresa de consultoría y proyectos de investigación que tomó vida con un proyecto de evaluación forestal en Los Mártires, casualmente el barrio donde su papá, quien falleció al poco tiempo, era recordado como líder sindical.

El siguiente trabajo, un diagnostico sobre un diagnostico sobre el manejo de residuos en la localidad de Teusaquillo, el trazó el rumbo que la tiene ahora liderando el Programa Basura Cero, un esfuerzo crucial para la administración de Gustavo Petro.  En la calle Grace descubrió la existencia de los residuos aprovechables y orgánicos.

Una investigación tras otra la enfrentaba a las montañas de basura y energía desperdiciada. Todo un mundo que era necesario articular:  operadores de servicios públicos, familias recolectoras, bodegueros, mafias, industrias monopolizadoras, dinámicas ciudadanas, creación de cultura. Fue allí donde se topó con una mujer que llevaba años viviendo de los deshechos: Nohora Padilla, quien se conviriò en una experta que dirige hoy la Asociación de Recicladores de Bogotá, es miembro de la Asociación de Recicladores de Colombia y la única colombiana que forma parte de la Organización Mundial de Recicladores. Fue su guía para entender el complejo mundo de los residuos.

El primer esfuerzo de tecnificación del sector se da en el Distrito en 1999 en la Alcladía de y Grace participa en éste. Realizan un diagnóstico inicial de manejo y  proponen  la dignificación del trabajo del reciclaje. Dejar de llamar indigentes a los recolectores para llamarlos recicladores de oficio; diferenciar entre los comercializadores formales y los bodegueros informales que mezclan la labor con el microtráfico de drogas. Grace participa también en la reubicación de los habitantes del del Cartucho y elaboró con Geosigma el proyecto del Parque Industrial de Reciclaje, que se quedó en el papel.

Con Antanas Mockus llegó a finales del 2002 el propósito de educar, en su idea de cultura ciudadana, de educar a los bogotanos en el manejo de basuras de donde nació la idea que busca ahora retomar el alcalde Petro de separar los residuos en bolsas negras para para los orgánicos y blancas para los aprovechables. El retiro sorprsivo de Mockus interrumpió el proceso que tampoco reactivaron sus sucesores Luis Eduardo Garzón y Samuel Moreno.

Ese  18 de diciembre, en plena emergencia, Grace desempolvó el estudio de los tiempos de Mockus. No había que empezar de ceros. Sin embargo los asesores de Petro han hecho caso omiso de los avances con lo que Grace ha podido confirmar que el Alcalde es  bien intencionado pero esta mal rodeado, donde campea la inexperiencia y deficiente preparación de muchos funcionarios. Pero si hay algo que los une es la convicción de la necesidad de integrar a los  recicladores en el servicio de aseo de la ciudad porque de lo contario resulta inútil separar los residuos en las bolsas cuando se juntan en el carro compactador. Una tarea colosal en la que los principales enemigos son los operadores de aseo.

La voz embelesadora de Grace junto a los giros sincronizados de sus manos, van haciendo el mapeo de una carrera por la basura. Los recicladores tienen que adelantarse una horas a los operarios privados de aseo para recolectar los residuos aprovechables. En el 90% de los casos les toca meter medio cuerpo a los tarros de basura, desamarrar bolsas, separar y volver a amarrar para que los vigilantes no los espanten a gritos y bolillazos.

La gente  no separa la basura porque no hay  cultura del reciclaje. Un negocio que Mueve una cifras millonarias. En residuos aprovechables -cartón, vidrio, plástico y hierro- Se recogen en promedio 1500 toneladas al día que representan 120 millones de pesos diarios, más de 40 mil millones de pesos al año, de acuerdo a las tarifas impuestas por quienes monopolizan el negocio.

Mientras tanto en una agradable oficina del barrio Galerías, atiborrada de libros, estudios y diagnósticos, Grace sigue su camino por demostrar que en Bogotá todos los días se entierran millones de pesos en Doña Juana, el relleno sanitario que no tiene más de seis años de vida. Pero como de letras no solo vive el poeta, ella sigue ofreciendo consultorías a empresas como Pepsi, Frito Lay, Wiego y Kation, compañías que se han dado cuenta que reciclar es hacer riqueza.

Por @PachoEscobar

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