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Durante años, Julio Iglesias recorrió el mundo entre estadios repletos y giras internacionales, viviendo en lugares como Miami, Punta Cana o Marbella. Pero ahora, a los 80 años, el cantante español ha decidido mirar hacia atrás, hacia sus raíces, comprando una impresionante mansión en Galicia, específicamente en A Peroxa, una zona rural de O Carballiño, en la provincia de Ourense. Más que una compra, parece un regreso emocional al lugar donde comenzó su historia familiar, pues es el pueblo de su padre, donde vivió en su infancia. Conozca los detalles de la nueva mansión de Julio Iglesias.
Lo que más llama la atención es la discreción con la que se manejó la compra, además del entorno que la rodea: fábricas de ataúdes, colinas boscosas y caminos rurales que poco tienen que ver con el espectáculo al que está acostumbrado. Pero el valor simbólico del lugar parece pesar más que cualquier otra cosa.
El pueblo del padre, la casa del hijo: así es la mansión de Julio Iglesias
La elección no es casual. O Carballiño no solo es una comarca pintoresca de Galicia; es también el lugar de origen de su padre, el doctor Julio Iglesias Puga. Allí pasó parte de su infancia, y allí regresó ahora el artista, décadas después. Según la revista ¡Hola!, Iglesias está especialmente interesado en pasar allí sus vacaciones, lejos del bullicio de las grandes ciudades, en un entorno más íntimo y familiar. Aunque no se ha hecho público si planea pasar largas temporadas en la propiedad, se sugiere que Galicia podría convertirse en su nuevo refugio.
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La mansión que Iglesias acaba de adquirir no tiene nada de modesta. Se extiende por unos 1.500 metros cuadrados y está equipada con todo lo que uno podría esperar de una residencia de lujo: un ascensor que conecta todos los niveles de la casa, un garaje subterráneo con capacidad para diez automóviles, un lago artificial, amplios jardines, piscina, zonas de descanso y hasta una bodega climatizada para su colección de vinos.
Sin mencionar que, a pesar del despliegue arquitectónico, la casa se integra con el paisaje natural que la rodea, como bosques y colinas verdes. Sin embargo, hay un detalle que ha llamado especialmente la atención: está rodeada por antiguas fábricas de ataúdes. Estas estructuras industriales forman parte del pasado económico de la zona. Pero lejos de espantarlo, el cantante habría acogido este dato como parte del encanto rural, con un cierto aire melancólico.

Según Canal 26, Julio Iglesias planea pasar allí las vacaciones junto a sus hijos y nietos. En tiempos en los que la privacidad es un bien escaso para las celebridades, este rincón gallego ofrece justo eso: aislamiento, naturaleza y un entorno íntimo. Con esta compra, Iglesias no solo suma una propiedad a su ya extenso portafolio, sino que revive su cariño con una tierra que nunca dejó del todo.
La isla en las Bahamas donde vive actualmente
Su retiro no ha sido forzado ni escandaloso. A diferencia de otros artistas que enfrentan sus últimos años en medio de polémicas o crisis de salud, Julio ha preferido el perfil bajo. “Tuve que elegir: o el psiquiatra o las Bahamas”, declaró en una entrevista pasada. Eligió el mar, la rutina tranquila y la distancia de los reflectores, en un intento por preservar su salud emocional y reencontrarse con una vida más simple.
Se trata de un complejo privado, con helipuerto, playa propia y un nivel de privacidad casi absoluto, posible solo gracias a su trayectoria. Allí, Iglesias mantiene una rutina ordenada: nada a diario, disfruta del paisaje y pasa el tiempo en compañía de su entorno más cercano. Este estilo de vida, más introspectivo, parece haberle devuelto la calma que perdió durante décadas de giras internacionales.

En los últimos tiempos, su salud ha sido objeto de chismes y especulaciones. Algunos medios han dicho que tiene problemas físicos serios, aunque él mismo ha salido a desmentirlos con serenidad. No está enfermo, asegura, solo cansado de la exposición constante. No hay planes de volver a los escenarios. Lo que desea ahora es vivir sin presiones, sin cámaras y sin horarios.
Sus hijos, como Miguel Iglesias, lo visitan con frecuencia. Comparten actividades, pescan, bucean y conviven en un ambiente donde ya no hay una figura central, sino un equilibrio familiar. Julio ya no canta en reuniones, pero escucha con atención. Después de haber vendido millones de discos, recorrido el mundo y ser aclamado por varias generaciones, su nuevo objetivo es otro: aceptar el paso de los años.
Además, comparte esa vida con Miranda Rijnsburger, su esposa desde hace décadas. Juntos han formado una familia y construido un hogar en el que el término “retiro” tiene más que ver con la calidad de vida que con una despedida. Miranda suele viajar a Miami o España, pero siempre regresa al lugar donde ambos han encontrado estabilidad, su casa en la isla.
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