Una de las mayores críticas que han recibido las empresas fabricantes de vehículos eléctricos en los últimos años ha sido el uso que se les da a sus baterías una vez ya no son prácticas para poner a andar los carros. Si bien ese tipo de movilidad es mucho más sostenible y amigable con el medio ambiente que la basada en derivados del petróleo, lo cierto es que muchos de los componentes utilizados en la fabricación de las baterías son tóxicos y dependiendo de dónde y cómo se desechen pueden tener afectaciones graves para los ecosistemas.
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Conscientes de eso, Volvo, la gran fabricante sueca, decidió que las baterías pueden tener una segunda vida después de que termina su uso con los carros y encontró que pueden funcionar para dotar de energía eléctrica a pequeñas comunidades. Ya hicieron su primera prueba piloto en Colombia y todo como parte de su iniciativa 'Reto Ilumina Colombia'.
Las beneficiadas de la primera donación de una batería de parte de Volvo en el país terminaron siendo las mujeres cabeza de hogar que conforman la ecoaldea Nashira, la cual está ubicada en el municipio de Palmira en el Valle del Cauca, la capital agrícola de Colombia.
Si bien la capacidad de generación no alcanza para abastecer a todas, sí que funciona para poner a andar su gran cocina comunitaria
Para ello, Volvo contó con el respaldo de la empresa paisa BATx, una startup dedicada a reciclar baterías eléctricas, la cual se encargó de reportenciar la batería en cuestión para darle una segunda vida y de Dynamo Projects, que se dedica a estructurar proyectos de generación de energía limpia.
Aunque su sede está ubicada en Gotemburgo, actualmente Volvo es propiedad de la compañía china Zhejiang Geely Holding Group, un dato no menor teniendo en cuenta que el gigante asiático es el país que más fuerte le está apostando a las energías renovables en el mundo, siendo líderes en la producción de paneles solares, turbinas eólicas y, evidentemente, vehículos eléctricos, esto último a través de empresas como BYD.
Ahora, el objetivo de Volvo es replicar la experiencia de Palmira en otras zonas de Colombia donando más baterías y apoyando a más comunidades.