¿La lectura al fin está tomando el lugar que se merece en Colombia?

¿La lectura al fin está tomando el lugar que se merece en Colombia?

Aunque las cifras no son del todo alentadoras, hay hechos que dan un poco de esperanza

Por: Fabian A. Fonseca C.
julio 16, 2019
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¿La lectura al fin está tomando el lugar que se merece en Colombia?
Foto: Pixabay

Por curiosidad durante el fin semana estuve en la inauguración de una librería en un centro comercial en Bogotá. Cabe destacar que para promocionar la misma iba estar como invitado un escritor muy relevante por este tiempo en Colombia, autor del famoso y renombrado libro Satanás y Akelarre, su más reciente obra. Estoy hablando del escritor Mario Mendoza.

Durante mi visita, y a pesar de que no pude entrar a la librería por la cantidad de personas aglomeradas que hacían fila ya que querían admirar a su autor de cabecera o comprar un libro, pude precisamente notar un pequeño ejemplo de esa afortunada tendencia que seguramente ustedes y yo deseamos que se convierta en una costumbre y necesidad básica para cualquier ciudadano en Colombia, no solo de jóvenes, sino de todos aquellos que ven en la lectura un medio para engrandecer la razón y la conciencia que tanto escasean en nuestro país.

La aglomeración y fila de jóvenes y adultos en un solo lugar intentando ver, comprar o curiosear el mundo literario puede ser ingenuamente un equívoco argumento para la afirmación de que el país cada vez más está leyendo. No obstante, más allá de que pueda ser una muestra paupérrima de esta tesis o afirmación, cabe compartir aquellos ejemplos que engrandecen y generan entusiasmo, y así evitar que personas como yo solo opinen y comenten de esos lastres comunes que carcomen históricamente al país, y que de seguro ya muchos están cansados de escuchar y ver, gracias a que nos acostumbramos tanto a los problemas que ya optamos por ignorar la realidad.

No solo por ejemplos pequeños pero loables, como el citado anteriormente del cual fui un afortunado espectador (digo afortunado porque ver personas ansiosas, alegres, expectantes y motivadas en un solo lugar por un autógrafo de su escritor favorito vale la pena una y mil veces), sino también por hechos como que a la feria del libro de Bogotá este año asistieron más de 600.000 personas y se aumentó la venta de libros en un 10% al año anterior (donde los libros más vendidos fueron de escritores colombianos, entre otros datos), puedo decir que los colombianos están viendo como una necesidad el hecho de leer. Esto es valioso en un país donde es imperiosamente justo y necesario educarnos, ya que a unos pocos presurosamente no les conviene. Qué más que educarnos con la lectura, esa que engrandece el alma y alimenta la razón.

Sin duda los colombianos cada vez estamos leyendo más. Según el dato más reciente de la Cámara Colombiana del Libro (2019), se sitúa que un colombiano en promedio lee alrededor y aproximadamente 2,7 libros por año. Ese dato no se parece ni por las curvas al de hace veinte años, donde leíamos medio libro por año. Es claro que no se puede obviar que falta mucho para ser un país educado, lector, en comparación a otros países del hemisferio o del planeta, pero vamos avanzando.

Por ejemplo, es cierto que Bogotá es la penúltima ciudad del mundo con menor número de bibliotecas públicas para sus habitantes, con tan solo 0.3 por cada 100 mil personas, según un informe de la red de bibliotecas públicas de Estados unidos (2019). También, que según la encuesta nacional de lectura (2019), al 28,3 % de los colombianos no le gusta leer. Así mismo, que tan solo existe una librería por cada 113.000 habitantes aproximadamente (2019) o que somos el país del mundo donde es más costoso comprar un libro gracias al aumento del IVA del 18% del gobierno de turno. Esto sin olvidar el difícil acceso que tienen los pueblos y departamentos más pobres y desprotegidos a la lectura, a quienes se les niega la posibilidad de llegar a tener un libro y por ende, educarse.

A pesar de todo, seguiré invirtiendo mi tiempo no solo para fastidiar a los que se acostumbraron pasivamente a desconocer o tratar de ocultar al el país de los complejos, como lo es Colombia, sino que también trataré de mostrar aquellos avances que son dignos de dar palabras. Procuraré, eso sí, no descuidar aquella realidad que nos sigue apenando como pueblo y tratar de opinar humildemente, sin desconocer la positivos que podemos llegar hacer.

"No importa la marca de ropa, ni el celular que uses, sino los libros que has leído y como te han marcado", Mario Mendoza.

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