La fórmula de éxito del senador Gallo: billete, cruces políticos turbios y la protección de César Gaviria

La fórmula de éxito del senador Gallo: billete, cruces políticos turbios y la protección de César Gaviria

Pasó de ser un anodino alcalde de Pereira a tener la segunda votación más alta de los liberales mientras la Corte lo tiene en la mira por enriquecimiento ilícito

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diciembre 11, 2022
La fórmula de éxito del senador Gallo: billete, cruces políticos turbios y la protección de César Gaviria

El 20 de Julio el senador Juan Pablo Gallo y su esposa Lina Marcela Muñetón entraban con la frente en alto por la escondida Calle del Olivo para la posesión del nuevo Congreso en El Capitolio. Sobraban los motivos para celebrar. Fueron 134.559 votos que le dieron a Gallo la segunda mejor votación del Partido Liberal y con los que dejaba atrás el trago amargo de su truncando paso en la alcaldía de Pereira de la que salió por la puerta de atrás cuando la Procuraduría lo suspendió durante tres meses antes de terminar su periodo mientras con triquiñuelas intentaba seguir mandando en Pereira a través de su amigo de infancia Carlos Alberto Maya.

Se habían conocido en el Colegio Deogracia Cardona donde Juan Pablo Gallo ganó su primera elección como alcalde juvenil con Carlos Maya, mosquetero infatigable, como su jefe de campaña. Se conocieron de niños, se graduaron en 1995 y tres años después, Juan Pablo Gallo, siempre con el consejo de Carlos Maya, se convirtió en el promotor de la Marcha Civil por el Derecho a la Vida: cien mil pereiranos salieron a la calle a protestar contra la violencia que, entre mafias, guerrillas y paras ahogaban la región. Tenían ambos menos de 18 años y ya se enfrentaban, sin titubear, a ese monstruo que es la multitud en una plaza pública. Juan Pablo Gallo no era un gran orador, y lo sabía, por eso sudaba frío y le temblaban las manos antes de subirse esa tarde a la tarima. Tenía, eso sí, carisma, simpatía para caerle bien a la gente.

Nació en Pereira con la vena política. Don Silvio, su papá, era un concejal conservador purasangre de Santa Rosa de Cabal, de donde nunca salió mientras Juan Pablo no disimulaba su ambición por salir de Buenos Aires, el humilde barrio en el que se crió.

Aprendió pronto los vericuetos de la política y avanzó rápido. Su primer puesto, director del Instituto Municipal de Tránsito en 2004 y desde allí saltó al Concejo de Pereira donde sobresalió. Pronto y por puro cálculo dejó el partido de don Silvio para buscar cobija entre los liberales, el partido históricamente ganador en Pereira. En 2008 con 3 mil votos se sentó en el Concejo y ya no paró. Cuatro años después multiplicó los votos y creyó contar con el impulso para hacerlo, por eso recordó que si quería tener éxito tenía que recurrir a quien mandaba en Pereira y ese era Cesar Gaviria, sin él no había nada que pudiera hacer. De nuevo Carlos Maya fue su tabla de salvación: se lo presentó. Tenía la confianza de ser el contador de sus negocios personales. Con el respaldo de Gaviria las cosas serían a otro precio.

A pesar de ser concejal por el partido Liberal, César Gaviria apenas conoció a Juan Pablo Gallo cuando se lanzó a la alcaldía de Pereira

En el 2015 Juan Pablo Gallo por fin conoció a César Gaviria y la química fluyó. El expresidente lo acompañó a inscribir su candidatura en la Registraduría de Pereira y después se puso los tenis para hacerle campaña, se caminaron el centro, entregaron volantes y lo presentó como un candidato nuevo con energía como “el cambio de verdad”. Sus publicistas en cabeza de Luis David Duque lo vendieron como el rebelde humilde que le quitaría el poder a los viejos barones electorales como el senador Carlos Enrique Soto del Partido de La U, quien había reinado electoralmente doce años, pero terminó destituido por corrupción.

Juan Pablo Gallo y su esposa Lina Marcelo Muñetón

Gallo consiguió otros respaldos en una reñida campaña con siete candidatos compitiendo. A través de su esposa Lina Marcela Muñetón logró que Jesús Velásquez Ospina conocido como el rey de las estaciones de gasolina, dueño de la más importante que tiene Terpel en Risaralda, en el Parque Olaya, lo apoyara financieramente. Conterráneos del pueblo de Apio, ella era su contadora de confianza. La integración fue total y aterrizó también a su campaña el controvertido senador conservador Juan Samy Merheg.

Las alianzas movieron las ruedas de su maquinaria y terminaron aplastando a los rivales políticos en la elección a la alcaldía de Pereira del 2016 a donde Juan Pablo llegó con una votación histórica de 126.700.

Una vez entronizado, se rodeó de su guardia petroriana: Carlos Maya en la secretaria de Hacienda, José Fernando Robledo como su secretario de Gobierno, Alejandro Sandoval en la secretaria de Educación y Carlos Andrés Hernández en la secretaria de Gestión Inmobiliaria. Al final terminaron peleados y ya con ninguno se habla.

Durante su periodo en la alcaldía, Juan Pablo Gallo se sacudió a sus viejos amigos para gobernar como un emperador, moviendo un presupuesto de $236.622.352.091 (ver tabla de contratos) que ejecutó a sus anchas de manera directa y con el cual logró consolidar su poder local.

La quinta mayor empresa que contrató fue Construyamos Colombia, de origen pereirano, una fundación señalada por el entonces procurador Fernando Carrillo de pertenecer a un millonario ‘cartel’ de contratación al haber manejado más de 92 mil millones de pesos a través de jugosos contratos del Programa de Alimentación Escolar (PAE). Su representante legal, Victoria Eugenia González, es cercana al desaparecido exsenador conservador Luis Humberto Gómez Gallo (q.e.p.d). Fundación Construyamos Colombia con operaciones en Caquetá, Tolima, Bogotá, Cundinamarca, Quindío y Risaralda contrató $11.349.285.605 durante la alcaldía de Gallo.

La sexta mayor contratación fue con el Consorcio DB Matecaña por valor de $ 10.944.582.390, cuyos representantes legales, José Arley Botero Cardona y Javier Eduardo Delgado son de Cartagena.

El Consorcio Mantenimiento Pereira 2017, con contratos por valor de $ 6.879.169.664, tenía como socio principal a Juan Carlos de los Ríos Pineda, quién entre 2018 y 2019, obtuvo otros 9 contratos con la Alcaldía de Pereira mediante procesos diferentes a licitación pública como son selección abreviada, contratación directa y otras formas de contratación, por cerca de mil millones de pesos.

La séptima mayor contratación que se dio durante la administración de Gallo fue con Universidad Tecnológica de Pereira por valor de $9.942.096.683, cuyo rector es Luis Fernando Gaviria Trujillo, hermano de César Gaviria. La UTP tuvo en el 2017, un pico en su contratación, en temas que al parecer no obedecen al objeto de la universidad, 39 contratos por más de 15.000 millones. Ejemplo: temas de agua, artes, inventarios, primera infancia, evaluación del desempeño, concursos para curadores. Unos contratos que no reflejan en el número de estudiantes.

Al festín de contratación se le suma que a solo tres meses de llegar a la alcaldía, sin haber recibido la reposición de votos, con una deuda de $80 millones de su campaña y sin más patrimonio que una casa hipotecada, Juan Pablo Gallo compró un lujoso apartamento de 153 metros cuadrados a precio de ganga: $400 millones en el edificio Pinamar, en el sector de Pinares, donde se convirtió en vecino de un exprocurador General de la Nación y de congresistas. La promesa que se hizo de salir del barrio popular Buenos Aires se estaba cumpliendo. Pero las cuentas no daban, aunque el apartamento aparentaba ser económico para el sector en el que estaba ubicado, el metro cuadrado costaba entre 5 y 6 millones de pesos, por lo que el apartamento le habría costado más de mil millones de pesos.

Por querer subir de estrato, Juan Pablo Gallo se ganó una investigación en Fiscalía y Procuraduría por enriquecimiento ilícito. Aunque esta última la engavetó, la penal se mantiene vigente a pesar de que argumentó en su momento que $200 millones se los prestó el Banco Davivienda y los otro 200 se los prestó don Jaime Velásquez.

Este no fue el peor de sus escándalos. En su tercer año de mandato, cuando tenía la popularidad más alta, Juan Pablo Gallo empoderó a Carlos Maya, perfilándolo como su sucesor, exaltando su excelente labor como secretario de hacienda y mostrando como un logro excepcional el devolver $22 mil millones a los contribuyentes.

La campaña que como alcalde, Juan Pablo Gallo le hizo a su amigo de infancia Carlos Maya

Juan Pablo Gallo decidido a hacer campaña a su amigo invitó a su oficina en el centro comercial Antonio Correa a los contratistas de la alcaldía para promocionarlo y mostrar su último invento: la aplicación Kontacto que había diseñado con su equipo comunicaciones para garantizar el voto de al menos 3 mil contratistas y funcionarios que debían registrar por lo menos a 30 referidos. El compromiso no era solo con Carlos Maya a la alcaldía de Pereira, también debían votar por Camilo Montoya y Joan Manuel Ríos al Concejo; Jaime Duque a la Asamblea y Diego Naranjo a la Gobernación. A uno de los invitados a la reunión, el ingeniero Luis Carlos Rúa, le sonó a chantaje la propuesta y el alcalde no contó con que el contratista llevaría a su oficina un lapicero con micrófono para grabar sus reclamos que fueron considerados por la Fiscalía como un constreñimiento al votante y que lo sacaron de inmediato de la alcaldía.

La aplicación Kontacto con la que Gallo quería garantizar los votos de sus funcionarios y contratistas a su sucesor Carlos Maya

Desde el 2 de enero de 2016 en el primer acto público de Juan Pablo Gallo hasta su suspensión, su esposa Lina María Muñetón lo acompañó en todas las juntas y consejos de gobierno. No había decisión que se tomará en la alcaldía que no pasará por la primera dama que a pesar de la salida intempestiva Gallo, no abandonó su rol y continuó moviéndose, necesitaba dejar el alumbrado encendido en la ciudad, un gasto de $2.288 millones. La intromisión de la primera dama incomodó inclusive a los secretarios más cercanos de Gallo, pero sobre todo a Carlos Andrés Hernández, el alcalde encargado.

Carlos Andrés Hernández quedó como alcalde encargado una vez Gallo es destituido por la Procuraduría

Sin importarle que había sido amigo de la infancia de su esposo, Lina María Muñetón dio orden expresa de que Carlos Andrés Hernández no usará el despacho de la alcaldía y le prohibió hasta la entrada al baño que usaba Juan Pablo Gallo. No quería que nadie, aparte de su esposo, se sintiera como en el cargo. El combo de amigos de la infancia de Juan Pablo Gallo se empezaba a disolver.

Gallo encontró en José Fernando Robledo, su amigo más leal. Desde el Deogracia Cardona,  fue su escudero, su conductor, el que le llevaba los refrigerios y hasta le cargó la maleta, más que una amistad fue una fe ciega. En el 2017 Gallo, quien ya no era el muchacho que jugaba banquitas en el barrio Buenos Aires, lo citó a su despacho. El resto son rumores de pasillo, lo único certero de esa reunión es que Robledo dejó de ser su secretario de gobierno. Un año después moriría en un accidente de tránsito, un golpe que pesó en la consciencia del alcalde.

Con la alcaldía de Pereira cubierta, Gallo se enfocó en las elecciones legislativas donde arrasó incluso en municipios que nunca visitó como Dosquebradas. A esto se le suma que dos cuotas suyas en la alcaldía se quedaron con registradurías: Alberto Mario Castaño Montoya, su secretario privado y secretario de Gestión Administrativa y Liliana Giraldo Gómez, su secretaria jurídica.

Después de la fastuosa posesión como senador, su pasado lo alcanzó. El caso de la compra de su apartamento en el edificio Pinamar pasó a manos de la Corte Suprema el 13 de septiembre de 2022. Pero no ha tenido tiempo para pensar en la investigación que se le viene.

Por estos días, creyéndose intocable, Juan Pablo Gallo solo piensa en inaugurar por lo alto su mansión en el lujoso condominio Malabar donde su esposa Lina María Muñetón, como acostumbra, se apersonó de la obra que va en viento en popa. Ahora se rodeará donde será vecino de otro pereirano ilustre: el excontralor Felipe Córdoba.

Así va el caso de Juan Pablo Gallo en la Corte Suprema:

 

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