¿Cómo encontraremos paz sin gobernantes educados y ejemplares? La base de un país libre y próspero, sin corrupción, es la educación de los pueblos. La frase aquella “los doctores acabaron con la nación” indica la mala educación de nuestros gobernantes actuales, que hoy tienen polarizado y corrompido a nuestro país, produciendo leyes y cargos, con trampas y mañas, que acaban con los poderes del estado. Da vergüenza ver y escuchar que nuestros dirigentes sean chiflados en público.
Las diferencias sociales y mala educación obligan a la gente a aceptar las dádivas; la utilización de muertos para demostrar poder electoral, es mal ejemplo, y demuestra que algunos trabajan en la exaltación personal para figurar en la historia, así los recuerden como pícaros y corruptos.
Los niños en Colombia para educarse no tienen: trasporte escolar, buena alimentación, ni salas verdaderas de computación, edificios en buenas condiciones y muchas dificultades. Algunos alcaldes conocen la situación, pero prefieren las comisiones ilegales en contratos, así las instalaciones estén en riesgo.
El deporte y la cultura de los niños se utiliza para exaltar gobernantes corruptos, o en su beneficio y no entregan a los niños lo suyo. En los municipios nunca hay dinero para estas obligaciones constitucionales.
La explotación de los niños en desfiles con bandas de guerra, calles de honor en los que se ven gobernantes corruptos, demuestran la bajeza de quienes nos dirigen, que pretenden ganar elogios inmerecidos sacrificando a los niños por horas y calor. ¿Qué dice el bienestar familiar al respecto? ¿Para esto si utilizan a los maestros?
Estas razones indican por qué los maestros son maltratados, incluso utilizados políticamente para poder tener un cargo. Así los obligan a hacer presencia en sus campañas e incluso algunos se mezclan y participan en la politiquería en los pueblos, buscando otros dineros corruptos, en lugar de estar educando.
Colombia necesita maestros bien pagos, que sean respetados y sin compromisos politiqueros. Que luchen para que el dinero de los impuestos del pueblo, se distribuyan para la educación, y no para desperdiciar en inversiones inviables y pérdidas; la educación incluso para los reinsertados, podrá lograr la verdadera paz y reconciliación, y no la basura que produce la verborrea que escuchamos hoy. Con buena y verdadera educación, los niños colombianos serán verdaderos dueños del futuro de Colombia.