La desastrosa dirigencia del Deportivo Cali

La desastrosa dirigencia del Deportivo Cali

"Aunque duela, nos acostumbró a seguir unos colores sin que se perciba el goce deportivo. Pierda o gane, del Cali hasta la muerte, que de eso no quede duda"

Por: Jamal Said
febrero 04, 2021
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La desastrosa dirigencia del Deportivo Cali
Foto: Twitter @AsoDeporCali

Atrás quedaron las décadas en las que el Deportivo Cali humillaba —con bastantes argumentos futbolísticos— a su eterno rival patio, cuando colocó por primera vez el nombre del país en una final de la Copa Libertadores de América. Eran años que antecedieron al narcofútbol, por lo tanto era posible decir que no importaba tanto la chequera, sino simplemente el desarrollo del juego vistoso que siempre le caracterizó. Tenía una dirigencia de lujo, orientada por don Alex Gorayeb y unos hombres emprendedores que ayudaron a forjar el empresariado vallecaucano. Todo ese legado se mantiene, pero sin resultados deportivos y con unos directivos que priorizan más el negocio que la gloria que nunca nos faltó.

Aunque duela, hincha caleño, esta dirigencia nos acostumbró a seguir unos colores sin que se perciba el goce deportivo. Pierda o gane, del Cali hasta la muerte, que de eso no quede duda. Pero todo espíritu mediocre tarde o temprano será cuestionado, así que se condena todos los malos manejos a los que ha sido sometido el club. No se puede aceptar lo que año tras año es algo palpable: las frustraciones de una mala campaña. Es que no se puede aceptar que algunos jugadores crean que este es un equipo para escampar y ganarse algunos pesos, cuando meses atrás hicieron 15 o 20 goles con divisas que no les paga lo que acá se ganan. Se rechaza que los directivos permitan que todo esto pase, y que sean pasivos a la hora de exigir respeto por la camiseta y por la misma hinchada.

Nadie olvida, hincha caleño, la final en la que Jefferson Duque votó un penal y lloró por hacerle un gol a Nacional. Si eso hubiese pasado en Boca Juniors o en River Plate, lo más seguro es que ese jugador no volvería a vestir la casaca de ningún club grande de la Argentina. Sin embargo, en el Cali el poco profesionalismo de Duque lo aplaudieron y se perdió una final que con Gorayeb o Arias se hubiese peleado a muerte. Podría colocar más ejemplos, como lo que se comió Marco Pérez contra el Chicó, pero mi intención no es condenar preferencialmente la mediocridad de los jugadores, sino reprochar rotundamente la poca preocupación de la dirigencia verde y blanca, que únicamente se desvive por vender jugadores y tapar así sus malos resultados. Ese no es el Cali que conocieron mis padres: de local y de visitante siempre dábamos ejemplo.

Por estos días se está esperando la venta de Palavecino, la novela de la temporada. Una vez se vaya el argentino, Caicedo y su combo se harán a unos dólares y listo el pollo. Ellos celebrarán con un buen escocés, mientras el verdadero hincha sufrirá los desastres de un equipo que ya no pisa la pelota y le rinde culto a Arboleda, Benítez y Scotta. Con esta gente, que de perversa opaca la gloria de viejas tardes, no se llega a ningún Pereira. Son un desastre de directivos, pues les falta la inventiva necesaria para sacar adelante el equipo y colocarlo a brillar, como pasó en dos ocasiones, en todos los rincones de Sudamérica.

La ñapa. Se sabe que el maestro Arboleda no trabajará más en el Cali, según Marco Caicedo, porque ya está pensionado y porque no hay plata para pagarle. Digamos que a este excelente exponente del buen fútbol no le va a faltar el sustento, pero lo que si es cierto es que a las viejas glorias (Caicedo, Escobar, el Ñato Torres, el mismo Umaña, en fin, los que sudaron la camiseta) en el Cali no se les da el trato que merecen. Qué mal están dirigentes: River Plate honró hasta el último momento a Amadeo Carrizo, su mítico arquero. Boca Juniors tiene a Rattin, Marzolini, Rojas, Mouzo y a Maradona en un pedestal. Muchachos, aprendan que ya ídolos no quedan.

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