La antigua forma de recoger basura en Santa Marta era la mejor en comparación con la actual, porque la basura se recogía un día de por medio, cuando pasaba el camión recolector junto con dos o tres operarios. De ese modo, los habitantes sacaban sus bolsas con sus desperdicios del día anterior y las dejaban a las entradas de sus casas, de donde eran recogidas al instante por los operarios, quienes la embarcaban después en los camiones compactadores y estos, a su vez, se la llevaban luego al basurero.
Era una manera más limpia e higiénica, en comparación con la actual, donde se depositan los desechos domésticos en sendos contenedores colocados en los andenes peatonales y duran allí entre cuatro y seis días, no solo contaminando el ambiente, en varios casos interrumpiendo hasta el tránsito de los peatones, sino también causando a sus alrededores los malos olores anti sanitarios. En pocas palabras, en lugar de mejorar al facilitar la recolección de la basura con los contenedores, cada uno con un valor aproximado de cuatro millones de pesos, se retrocedió o se empeoró el manejo de los residuos sólidos en la ciudad.
Esta alarmante situación no solo le deja una primera impresión a los visitantes de la urbe, sobre todo en temporada turística, de que es una ciudad puerca, sino también la percepción nacional de que, si es cierto que los samarios no somos los llamados “caga playas”, al menos nos importa un pito vivir como en una cloaca. Pero no es así, porque casi el 98 por ciento de las amas de casas de la turística urbe se levanta temprano todos los días, de lunes a domingo, a barrer sus casas y frentes, para recoger las basuras en sendas bolsas y colocarlas después en esos contenedores que se han convertido en unos estorbos y promotores de la suciedad, es decir, en lo que supuestamente sería lo contrario.
Además, agréguese el otro problema de los recicladores, quienes viven de esas basuras, las cuales extraen de los contenedores, para clasificarlas o escoger lo que más necesitan con el único fin de resolver sus sustentos diarios. Sin duda, el remedio resultó peor y causó ese último y otro problema que lo agravó aún más. Por último, tras explicarles en detalle todo este vergonzante ambiente samario ocasionado por el mal servicio de la recolección de la basura en Santa Marta, no queda otra conclusión que decir la verdad: la culpa es de la inoperante empresa encargada del manejo de la misma.
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