El publicista y fotógrafo Carlos Duque ha estado en la comunicación política desde hace cuarenta años. Fue el creador del icónico afiche de Luis Carlos Galán en su primera campaña presidencial en 1981 que lo creció como líder político y voz renovadora dentro del partido liberal, dándole una connotación de prócer comunero.
Pero fue Duque también el creador del slogan y la imagen del Álvaro Uribe, Mano Firme, Corazón Grande con que el entonces exgobernador de Antioquia arrasó en primera vuelta en la campaña presidencial del 2002. Estos son solo dos ejemplos del sin número de campañas en que ha participado Duque, quien, con el ojo puesto en la vida nacional, analiza la actual contienda electoral y la comunicación política en tiempos de celulares y redes sociales.
Juan Manuel Ospina: Imposible no recordar el famoso afiche de Luis Carlos Galán en rojo, ese fue de Carlos Duque, el gran publicista político del país. Y arrancó siendo un fotógrafo de rostros humanos y ese fue su secreto, porque en el rostro de las personas se lee el alma humana. Carlos, con toda su experiencia en comunicación política, ¿Cómo la ves? ¿Qué tanto ha cambiado?
Carlos Duque: No somos conscientes que el mundo cambia y ahora el vértigo del cambio nos está arrollando y en los últimos veinte años con el auge de internet ha transformado los lenguajes de comunicación porque quien tiene una cuenta de Twitter es un medio, así tengo veinte seguidores. Así que ya los medios no son un periódico, una emisora, una revistas. Cada cuenta de Instagram, de Twitter es un medio de comunicación personal; algunos con10 millones de seguidores, otros 50, 200 en fin…pero lo cierto es que se ha fragmentado el mundo. Hemos ingresado en una era de mensajes individuales, donde se ha perdido la noción de comunidad y esto por supuesto ha impactado los comportamientos de la comunicación política.
He participado desde hace cuarenta años en campañas políticas, hoy no estoy en ninguna campaña. Desistí de participar en estos procesos políticos dado precisamente los lenguajes que están utilizando, las maneras como se están organizando las conversaciones políticas; los partidos han desaparecido y entonces esto que hemos tenido hasta ajora, campañas respaldadas por organizaciones políticas propias, con ideales y programas colectivos es asunto del pasado. Eso se perdió. Ahora estamos en manos de posiciones personales, otro escenario bien distinto.
JMO: Vivimos un mundo de la hiperindividualización donde cada uno es un mundo en si mismo, un comunicador, un ideólogo; cada uno desde su ángulo está buscando hacer presencia pero en un mundo atomizado. Se ha perdido la capacidad de tener grupos, de tener un proyecto colectivo; propuestas que liguen, que unan, que movilicen; propuestas que se puedan comunicar para discutirlas o compartirlas. Eso es un poco lo que estás sintiendo. No hay esa capacidad de soñar y lo que tenemos son pasiones, rabias; el uno ataca al otro, las ofensas, los calificativos, insultos. Y eso se vuelve imposible de comunicar políticamente.
C.D: La comunicación política está muy impactada aún por la era Uribista, la era del Centro Democrático. Después de veinte años los políticos no han entendido realmente lo que significó para la comunicación el discurso de Alvaro Uribe. Uribe es un gran comunicador, porque independiente de que se compartan o no sus ideas, supo construir una audiencia y entregar un discurso, una película y él tiene solo una película.
JMO: La comunicación de Uribe estaba enfocada en el tema de la seguridad y todo lo amarraba alrededor de este tema. En eso es un maestro.
C.D: Si, pero además fue Uribe dejó sembrada, durante todo este proceso, una actitud de confrontación democrática a partir de los extremos, de ángeles y demonios. De ahí no hemos salidos, y eso no permite que en Colombia haya una conversación . Desde hace veinte años, este país no conversa.
JMO: Así es, no conversa. Vivimos como en una película de vaqueros, buenos y malos, de policías y ladrones. O se hace una política organizada de partidos, o quedamos en una de caudillos. Y Álvaro Uribe ha sido un gran caudillo, así uno no comparta sus posiciones; siempre digo, critiquen a Uribe pero no lo subestimen, Uribe es un animal político y ha sido exitoso. Pero eso ha destruido el espacio político y ahora que está de salida, va dejando un gran vacío. Los caudillos no dejan herederos, dejan vacíos. Algo similar se esta viviendo en la otra orilla, con Petro. Ahí no hay racionalidad, ahí hay emocionalidad. No hay reflexión. Tarea difícil para un publicista… .
C.D: Se le ha hecho un gran daño a la democracia. Lo cierto es que en las campañas había conversación pública, debate público, se hablaba del empleo, del costo de la vida. Los partidos tenían peso, detrás de los candidatos había equipos técnicos, intelectuales y propuestas sustentadas. Ahora lo que hay es una mezcolanza tremenda. El daño ya se hizo. Ahora cuando tenemos que debatir y conversar cuales es el futuro que estamos buscando para este país no tenemos el lenguaje para hacerlo, para desarrollar esa conversación. Y eso se refleja en los que estamos viendo, en la izquierda, en la derecha, en el centro: la frase publicitaria desaparece y es reemplazada por hechos políticos que toman otro tipo de figuras.
Me explico: Petro, que está recogiendo el malestar del desgaste de la seguridad democrática, se mueve bajo una gran sombrilla que se llama Pacto Histórico, un nombre lleno de colores que suena chévere, grandilocuente , pero aún no sabemos cual es el cuento del Pacto Histórico, que hacen ahí esos aliados políticos que van llegando de un lado y otro. ¿Con quien es el pacto, con políticos o con el país? ¿Con la sociedad? Se mueven de un lado al otro, de la izquierda a la derecha. No se entiende bien
JMO: Se ve todo como un sancocho. Escuchándote se me viene una pregunta. Esa estructura de partidos políticos que conocimos, que viene de la Revolución Francesa, parecería que está rota y ante el vacío que dejan los partidos aparece esta forma caudillista, personalista que maneja emociones primarias. Ausencia de ideas en un afán por destruir y por ahí no se logra la transformación de la sociedad, que sin duda pasa por la política. Esa política que conocimos los dos es asunto del pasado, ¿se está gestando una nueva forma de hacer política?
CD: Si pusiéramos en el tablero las tres tendencias que hay ahora, una de izquierda que antes de calificaba de extrema, la derecha señalaba como castrochavista, se empezó a mover hacia el centro para aliviar esa percepción y por eso vemos como gente del liberalismo, del centro empieza a moverse hacia donde Petro, pero sin una claridad. Estamos viendo que lo importante son los votos, al costo que sea. Su promesa de Petro, es de cambio total, lo que hay toca transformarlo, hay que reformar. Un posicionamiento fácil que se enfrenta a un centro, que tiene un problema gravísimo y es que no es ni el cambio abrupto de la izquierda ni la continuidad de la derecha.
JMO: Te interrumpo. Es que en el centro es difícil el manejo de las emociones que se alimentan de rabias y de miedos. Caímos en una emocionalidad no argumentada donde el centro no tiene espacio.
C.D: Nadie esta interpretando ese centro del electorado. Eso es muy grave. La política es la capacidad de seducir y Sergio Fajardo la tendría pero no lo ha aprovechado. Lo que tiene detrás esa Coalición es una de las fortalezas que no tienen las otras campañas. Detrás de Fico veo los de siempre. Al lado de Fajardo veo una foto distinta y eso debería generar la confianza que se necesita para generar un discurso tanto emocional como racional. Tienen de que hablar y no lo están haciendo. Y lo que hay es una incertidumbre generalizada. La confianza es lo que se está en juego y lo que tenemos hoy es desconfianza de todos lados.
JMO: La política no es un ejercicio académico frio, son argumentos cubiertos de emocionalidad y eso le hace falta al centro
CD: Los dos extremos están destruyendo el centro. Tienen que recoger todos los puntos y dejarlo claro a la gente que ellos también representan el cambio. Un cambio sin violencia y lo vamos a hacer así.
JMO: Sin duda, la comunicación está fallando.
Te puede interesar:
“Petro no puede cantar victoria, hay 6 millones de colombianos que no han tomado una decisión”