Juan Carlos Osorio, el mariachi multifacético

Juan Carlos Osorio, el mariachi multifacético

Además de cantante también es profesor de gimnasia y un amante del paracaidismo, realiza saltos de más de 10.000 pies de altura desafiando el vacío

Por: Manuel Tiberio Bermudez
mayo 22, 2018
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Juan Carlos Osorio, el mariachi multifacético

Se llama Juan Carlos Osorio Gómez, aunque cuando con vestido de charro deleita al público con su voz de cantante lo conocen como Juan Osorio, "El Mariachi".

Llegó a los Estados Unidos hace unos 15 años, venía de Colombia en donde trabajaba como profesor de educación física en varias universidades, a la par que dedicaba buena parte de su tiempo a la música, al teatro, a la televisión, a los doblajes en cine, pasiones que siempre le han acompañado.

Estados Unidos fue el país que escogió para exorcizar el dolor que le causó la muerte de su padre, no soportaba la ausencia de quien había sido su guía y amigo, y pensó que poniendo tierra de por medio el dolor sería más llevadero. Decidió hacer una pausa a su trajín en Colombia e irse a un país en lejanía para mitigar el dolor de la pérdida de uno de los seres más queridos para él.

Hizo unas cuantas llamadas para asegurar los mínimos para su nueva residencia, y un invierno de los más fríos que ha tenido Estados Unidos le dio el recibimiento. Muy pronto supo que este no era un lugar para exorcizar las penas, por el contrario, comprendió que es una máquina que obliga a moverse a quien la vive al ritmo del trabajo sin descanso, que es el motor para quien vive en él.

De su encierro en la tristeza al encierro que empezó a vivir como consecuencia del crudo invierno, que solo le permitía ver por la ventana de su habitación caer nieve, no había mucha diferencia. La soledad era igual, solo que esta estaba signada por la nieve y el frío que le hacía parecer que le dolían más los recuerdos.

"Comprendí que vivir en los Estados Unidos no es como lo ve uno en las películas, ni lo que se piensa cuando está en Colombia. El dinero no se hace fácilmente y que la vida no es un ensueño".

No pasó mucho tiempo luego de su llegada cuando tomó la decisión de ir a un gimnasio a entrenar, con tan buena suerte que el dueño al verlo en las prácticas le contrató como instructor. “Fui afortunado en ese aspecto, ya que mucho es lo que sufren algunos inmigrantes para conseguir trabajo decente al llegar a este país. Es el mismo que hoy tengo luego de estos años y en el que pienso que me voy a pensionar”.

Canta desde niño, y por eso en el colegio, sus profesores lo invitaban a participar en todos los actos que organizaban. Conformó un trío: “Luz de luna” que les dio alguna popularidad en Bogotá donde residía en ese momento. Posteriormente conoció al maestro Carlos Orozco, quien tenía el Mariachi “Águilas de México” en donde se desempeñó como voz líder una temporada.

A su llegada a los Estados Unidos retomó esa faceta de cantante y en alguna reunión del Club Colombia, que tiene sede en Dover, para una fiesta patria interpretó algunas canciones y se llevó la sorpresa de que muchos de los asistentes le pidieron tarjeta para contratarle para algunos trabajos. No tenía pensado en explotar esa actividad, pero la respuesta de la gente a su presentación hizo que decidiera retomar el canto para el público que así lo solicitara.

Comenzaron a llegar contratos para dar serenatas y muy pronto fue un artista solicitado en lo que se denomina el área triestatal, que comprende New Jersey, New York y Connecticut, bajo el nombre de Juan Osorio, “El Mariachi”. Hoy su presencia artística lo ha llevado a muchos escenarios, en donde recibe los más elogiosos comentarios y gran reconocimiento a su calidad interpretativa.

“Lo que más me desconcierta es que la gente que me escucha cantar no cree que soy colombiano y piensan que soy mexicano. A lo que yo les respondo: 'soy el más mexicano de los colombianos'. Por eso luzco el vestido de charro con mucho respeto y con orgullo por representar con ese traje algo de nuestra cultura latinoamericana aquí en los Estados Unidos”.

Tiene varias grabaciones que han sido muy bien acogidas entre el público que gusta de su voz. “Últimamente hice una grabación en la que incluyó algunas canciones compuestas por mí y que las recojo en CD que he llamado “al estilo de Juan Osorio, El Mariachi”, trabajo que ha recibido muy buenas críticas y ha sido comentado favorablemente por la gente que sigue mi trayectoria artística”.

Hay otra faceta en la vida de este colombiano que es su pasión por los deportes extremos entre los que destaca el paracaidismo.

“Lo único que encontré después de la gimnasia, en la que participé con buenos logros, para seguir dando saltos en el aire, fue el paracaidismo que había comenzado en el ejército, donde fui lancero, una especialidad militar que es de las más exigentes en el ejército colombiano”.

Hace unos 20 años que realiza saltos en paracaídas, y a hoy más de 400 dan cuenta de su pasión por las alturas, por emular las aves en un ejercicio intrépido en el que la adrenalina es un placer más que suma a su vida.

Son muchos los lugares en donde ha realizado saltos y algunos más arriesgados que otros. “Uno de los saltos que más deseaba hacer era luego de una nevada y ese ha sido uno de los más bellos cuando uno sale a la puerta del avión y ve el mundo abajo blanco y retador. Otro salto que es para mí inolvidable es uno que realice en Cuautla, México, con un paisaje espectacular. He hecho exhibiciones aterrizando en estadios, en escuelas, es decir, todos los saltos tienen un encanto especial ya que ninguno es parecido anterior".

Pero Juan Carlos Osorio es también un empresario que hace patria en el exterior y que como muchos otros compatriotas busca abrirse camino en el mundo del comercio porque como buen colombiano le gusta el “rebusque”, el arriesgue, el probar cosas nueva y pensando ello decidió ensayar con un negocio de agencia de envíos a Latinoamérica, “Yo envío”, ubicada en la calle principal de Dover, New Jersey. Es otro el probar en este país, es buscar mejorar en todos los aspectos y tener siempre un plan B para cuando algo falle, dice, como justificando todas las actividades que realiza.

Le pone triste no tener a su madre viviendo con él, asunto que resuelve con visitas que ella realiza una o dos veces al año para llenarse de abrazos y amor maternal. Y para alegrar su mundo está la música, esa que él hace y la que escucha para regocijo propio y canciones que marcaron su vida como En un rincón del alma, un tema que para él es de las que más le llega cuando la escucha. Mientras que para compartir un buen tequila, Javier Solís es su compañero en noches de bohemia.

Trascender, dejar un legado, hacer camino al andar, es su motivación diaria y para ello, el mundo de la música, su pasión por las diferentes expresiones del arte serán las que le permitan cumplir su sueño. “Yo solo quiero ser seguir siendo un ser humano que es feliz y que deje una buen recuerdo a mi partida”.

Juan Carlos sigue luchando en los Estados Unidos. Su mundo está marcado por la nostalgia de la patria dejada en sur, pero con las expectativas de seguir viviendo nuevas experiencias en esta tierra que le ha acogido y en la cual ha logrado hacer una nueva vida digna y feliz para él y su familia.

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